La Generación Del 42: El Rol De Lastarria En La Formación De La Identidad Colectiva En El Siglo XIX A Través De El Mendigo

Introducción

La obra “El Mendigo” escrita por José Victorino Lastarria el año 1842 nos abre la posibilidad de reflexionar sobre lo que la historiografía nacional ha conocido como “la generación del 42’ ” y también sobre uno de los personajes más importantes dentro del grupo literario como lo fue J.V. Lastarria. En la discusión de los múltiples problemas que surgen de la lectura de la historia novelada de Lastarria hemos querido problematizar sobre las ideas y los horizontes que se plantearon a mediados del siglo XIX este grupo de liberales, ¿cuáles fueron sus ideales? ¿Cómo estas ideas se acoplaron a la sociedad?, es decir, ¿Cómo a través de las particularidades que significa entender la realidad desde la perspectiva liberal, interpretaron los fenómenos sociales?

Sobre estas y más preguntas que surgieron durante el proceso de discusión hemos formulado algunas primeras aproximaciones para destrabar las incipientes interrogantes que nos formulamos. Nos parece que a lo largo de la vida intelectual del autor se puede ya apreciar una perspectiva sobre la importancia que éste le asignó a las tareas intelectuales en la conformación de una identidad colectiva que se caracterizó por su lógica liberal y también, y en oposición, por el desprecio por lo hispano.

En el sentido de lo anterior, este trabajo que pretende en sentido general, aportar a la comprensión general de uno de los grandes problemas históricos del siglo XIX como lo es la construcción de un sentimiento nacional desde la perspectiva del estudio de uno de los personajes más influyentes del periodo. Ahora bien, en términos de lo que serian los objetivos específicos, este trabajo considera que es necesario tener, en primer lugar, un conocimiento general sobre Lastarria, de manera de develar algunos aspectos de su vida que puedan ser importantes a la hora de entender su producción literaria. En segundo lugar, es necesario encontrar algunas pistas sobre la relación que tenía el personaje con la sociedad, enfocándonos en encontrar espacios que le permitieron a Lastarria instalarse dentro de grupos intelectuales. Por último nos interesa comprender las características del pensamiento liberal para así responder a la pregunta sobre cómo se interpretaron los fenómenos sociales por parte de estos liberales.

Los objetivos recién descritos también son los que le dan forma al trabajo, pues éste, en su desarrollo, se compone de tres apartados que buscan de manera conjunta sustentar la hipótesis propuesta anteriormente, y de manera particular concretar cada uno de los objetivos arriba planteados. El primer apartado “La generación del 42’, sus ideales” busca dar luces sobre las características del grupo donde se instaló todo el pensamiento critico liberal. En “Lastarria, su contexto y su relación con la generación del 42’” se intenta mostrar los nexos que unian a estos grupos teniendo siempre en consideración a Lastarria como personaje central de nuestro relato. Por último se pretende demostrar que los discursos liberales tuvieron un efecto y son un factor a considerar a la hora de pensar en los grandes problemas de la historia nacional, como lo es la conformación de una identidad nacional.

La Generación del 42’, sus ideales:

La generación de 1842 fue un movimiento de un grupo de importantes personajes del ámbito literario, social y político chileno. Este grupo de jóvenes liberales tuvieron su formación influenciada por el venezolano Andrés Bello. Fundan la sociedad literaria con el fin de divulgar sus ideales liberales y a la vez promover o publicitar una literatura con identidad nacional y una independencia en el plano de la literatura y de la cultura, donde esta última sea una creación nacional que permita liberarse de las huellas que dejo la época colonial y con esta el oscurantismo. También ponían énfasis en el rechazo por los modelos extranjeros, por lo cual fomentaban la originalidad de los nacionales.

Este grupo, en el que participaba el autor de “El Mendigo” se ubica en el periodo en que comenzó a desarrollarse en Chile la necesidad por parte de la sociedad civil de construir un sentimiento nacional que una a toda la nación. La intención de formar una identidad nacional estuvo cruzada por una serie de ideales que se desprenden del espíritu del liberalismo que los intelectuales chilenos importaron desde Europa. A partir de las consignas de la revolución de 1789 y de la pauta del espíritu científico y los adelantos tecnológicos, en Chile se constituyo un horizonte que marcó las líneas de hacia dónde debía dirigirse la república.

A partir de las ideas que desde la Revolución Francesa se hicieron muy populares dentro de gran parte de los republicanos chilenos y que le dieron una fisionomía y un ideario al grupo de los pipiolos para alcanzar luego a hacer el partido liberal, es que se constituyo, desde el punto de vista político, un ideal liberal que fue recogido por el grupo literario del 42’. Éste se caracterizó por desarrollar un pensamiento que se centraba en los conceptos de libertad e igualdad, además de generar un juicio anti-hispano.

En el sentido de lo cultural lo hispano jugó un rol fundamental en la conformación de un discurso que promocionaba los valores del progreso y la modernidad. Lo hispano fue relacionado con lo tradicional, lo supersticioso, la tiranía y otro cumulo de adjetivos que se referían a lo colonial como una época de oscurantismo que se oponía radicalmente al ideario de la generación del 42’. Es importante entrar en el problema del significado del binomio moderno/tradicional, pues si bien éstos pueden tomar un carácter relativo en el sentido que al comparar dos tiempos históricos es común que estos sean ordenados en función de este binomio. Independiente de lo relativo que puede ser denominar moderno o tradicional a las formas de una sociedad en determinado tiempo histórico, pareciera ser que durante el presente de los personajes que conformaron la sociedad literaria encabezada por Lastarria ellos entendían de una manera bien definida los márgenes del concepto moderno y también de su oposición. La modernidad entendida para estos personajes, en tanto concepto, sirvió para comprender los ideales y los modos del liberalismo político, económico y cultural, mientras que lo tradicional hizo referencia a todo aquello que se oponía al ideario liberal.

La generación del 42’ se consideró a sí misma impulsora de una forma de independencia distinta a la política que ya se había conseguido por la vía militar, ellos consideraban que el país no sería realmente libre, sino desarrollaba su soberanía desde lo cultural. En ese sentido los liberales desarrollaron con ahínco el esfuerzo por –utilizando la expresión rescatada por Vila- “llenar el vacío que dejaron

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