La Gestion Al Estilo Disney
Enviado por Mdaniel88 • 27 de Noviembre de 2014 • 2.766 Palabras (12 Páginas) • 377 Visitas
LA GESTIÓN AL ESTILO DISNEY
(DEUSTO)
ANÁLISIS DE LA OBRA
1.- INTRODUCCIÓN
¿Cómo consiguió la empresa de walt Disney calar en los cimientos más profundos de nuestra sociedad? ¿Cómo logro construir un patrimonio que ha llegado hasta nuestros días, cuando hace más de 30 años de fallecimiento de su mítico fundador? ¿Sobre qué solidos pilares edifico Walt Disney su leyenda?
Este libro desvela los secretos del éxito de Disney, un éxito que no surgió de la pulsión creativa que dio luz a los personajes como pinocho o Dumbo, sino de los frutos de un proceso minuciosamente estudiado y planificado para gestionar la innovación y la creatividad gracias a una estructura de principios cumplidos a pies juntillas
El método Disney rompe con los moldes intelectuales preconcebidos y permite a las empresas explorar más allá de los límites de la gestión tradicional. Los principios y las técnicas que sustentan dicha estructura, tal y como el propio Walt Disney la diseño, pueden aplicarse a empresas de todo el mundo
2.- BIOGRAFIA DEL AUTOR
WALT DISNEY
Walter Elías Disney nació en Chicago el domingo 5 de diciembre de 1901. Fue el cuarto de cinco hijos: tres varones y una niña. Su padre, Elías Disney era hijo de inmigrantes irlandeses; y su madre, Flora Call era de origen alemán.
La infancia del pequeño Walter transcurrió entre grandes apuros económicos y bajo la severidad de su padre, que pese a su profesión probó suerte en toda clase de negocios sin que nunca consiguiera mejorar su precaria economía. En 1906, cuando Walter tenía cinco años, Elías decidió empezar una nueva vida en una granja cerca de Marceline (Missouri). En un paraje de ensueño como aquel, fue donde el pequeño Walter, que creció muy unido a su madre y a su hermano Roy, ocho años mayor que él, descubrió las maravillas de la naturaleza y despertó su amor hacia los animales. Ambos aspectos serían muy influyentes en sus películas de dibujos animados.
En la escuela de Benton, el pequeño Disney conoció a Walter Pfeiffer, un compañero de su clase. Fue la familia Pfeiffer, muy aficionada a la cultura, quien lo introdujo -como espectador- en el mundo del vaudeville y del cine. Después de ver una película, los dos amigos solían representar delante de esta familia los chistes y las canciones que acababan de presenciar. Este aspecto de actor juvenil sería importante en la posterior carrera de Disney a la hora de representar, ante sus dibujantes, el argumento de los cortos de animación.
Pero, nuevamente, la familia Disney cambió de residencia, regresando a la ciudad de Chicago en 1917. Walter trabajaba con su padre en la fábrica de mermelada, como auxiliar de servicios, por sólo siete dólares a la semana. Además, en el verano de 1918 empezó a ganar dinero extra clasificando la correspondencia en la oficina de Correos, y allí conoció a su amigo Rusell Maas, con el que se inscribió como voluntario en la Cruz Roja Americana. Como para todos los chicos jóvenes, la Guerra en Europa no sólo suponía peligro y aventura, sino sobre todo una oportunidad de escapar de la casa paterna e independizarse. Aunque estuvo destinado en Francia y Alemania, llegó a Europa una semana después de que el armisticio se hubiera firmado, cuando ya la guerra había terminado.
Una vez licenciado en el Cuerpo de Ambulancia, Walter se fue a vivir con Roy y buscó empleo como dibujante. En octubre de 1919 encontró trabajo como aprendiz en una agencia de publicidad, la Pesmen-Rubin Comercial Art Studio, regentada por Louis Presmen y Hill Rubin. Allí, realizaba bocetos a lápiz que luego pasaba a otros dibujantes encargados de darles la tinta definitiva y de limpiarlos. Su primer trabajo fue crear unos bocetos para anuncios y membretes de cartas para empresas distribuidoras de equipos agrícolas; asimismo también ideó carteles para el programa semanal del Teatro Newman. Uno de los dibujantes de la empresa, Ubbe Iwwerks que estaba excepcionalmente dotado para el dibujo, se hizo amigo de Walt. Cuando a las pocas semanas, los dos se quedaron sin trabajo, montaron su propia compañía, la Iwerks-Disney Comercial Artists. Ubbe se encargaba de los dibujos y los letreros, mientras que Walter era el caricaturista y el responsable de buscar posibles compradores. Poco después se unieron con la Kansas City Film Ad Company; básicamente, la Film Ad producía películas de anuncios de unos minutos de duración para los cines. Rápidamente, Walt se hizo amigo de Jimmy Lowerre, el principal camarógrafo de la empresa, que le enseñó a fotografiar las cartulinas.
Inquieto e innovador por naturaleza, Walt Disney pidió prestada una vieja cámara de cuatro por cuatro, cuadrada de caoba, y con una pequeña manivela, que había en la oficina, montó un modestísimo estudio en el garaje de su casa en el que, con la ayuda de Iwerks y trabajando durante las noches, produjo sus primeras películas de dibujos animados; como algo totalmente novedoso, hicieron que el público viera una mano dibujando a los personajes.”…Saqué una foto de mi mano con la pluma y refotografié aquella fotografía hasta que en la pantalla daba la sensación de que era mi mano trazando el dibujo…” El film tuvo mucha aceptación y rápidamente consiguieron nuevos encargos. Al principio, Disney ideaba la historia y luego convencía a los escritores publicitarios de la Film Ad para que escribieran el texto del anuncio. Todo con un gran sentido del humor. Por entonces, Walt Disney, que todavía no había cumplido los 21 años, ya ganaba sesenta dólares semanales y se pudo comprar su propia cámara.
El 23 de mayo de 1922, Walt dejó su puesto en la Ad Films y convenció a Iwerks y a otros pequeños empresarios para crear una compañía a la que llamaron Laugh-O-Gram Films. Con una producción basada en cuentos tradicionales como “El gato con botas”, “Caperucita Roja” o “La Cenicienta”, hicieron seis cortos de siete minutos cada uno a los que llamaron genéricamente Laugh-O-Gram, diferenciándolos así de los que hacían para los cines Newman. El paso siguiente era encontrar a un distribuidor que les colocara a la serie de cortos en Nueva York, así se firmó un contrato de distribución con William R. Kelley.
La nueva empresa de Walt Disney empezaba a marchar bien cuando la quiebra de su principal cliente, la Pictorial Club, le arrastró también a ellos a la bancarrota. Al no tener dinero, tuvo que dejar que sus dibujantes se fueran y disolver nuevamente la recién nacida empresa de cortos animados. Un día, un dentista llamado Thomas B. McCrum llegó hasta el estudio con el encargo de hacer una película publicitaria que promoviera la salud dental. Por aquel entonces, Walt, sin dinero para poder pagar su alojamiento, vivía en el propio estudio. Este nuevo encargo despertó
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