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La Guerra Cristera


Enviado por   •  20 de Marzo de 2014  •  1.656 Palabras (7 Páginas)  •  242 Visitas

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Guerra cristera

El conflicto entre la Iglesia y el Estado esta muy relacionada con la Cristiada, pues es lo que la antecede. Éste conflicto europeo viene desde los tiempos de Felipe el hermoso, en los inicios del césareo-papismo.

En México, el Estado posrevolucionario consideró a la Iglesia católica como enemiga, hasta 1940. A excepción de Emiliano Zapata, casi todos los revolucionarios eran anticlericales, y consideraban qe la Iglesia no debía intervenir en los asuntos del Estado y por lo tanto debía carecer de poder político o económico. Aquí tenemos la colaboración temporal del Partido Católico Nacional (PCN) con la dictadura de Huerta. La aprobación de la Iglesia del golpe de Estado contra Madero, afirmó que ésta institución era una fuerza conservadora y contrarrevolucionaria y era necesario limitarla.

La Constitución de 1917 incluyó en sus artículos, varios que limitaban el poder del clero.

Durante el gobierno de Obregón iniciaron serios problemas:

Hubo actos de violencia contra la Iglesia católica, especialmente en 1921. Una bomba explotó en las puertas de la casa del arzobispo de México, José Mora y del Río. Una semana después de que la Catedral de México fue decorada con una bandera roja y negra y las campana tocadas por los responsables, en la Catedral de Morelia pasó algo similar. En Michoacán una reunión de protesta fue embestida por “socialistas”, el saldo fue de cincuenta muertos. Quizá el acto más fuerte de este año fue una bomba que estalló debajo del altar de la Virgen de Guadalupe en la Basílica. Como protesta cerraron las tiendas por cinco horas en señal de duelo.

En 1922, René Capistrán Garza creó la Asociación Católica de la Juventud Mexicana, quienes se enfrentaron con los “rojos” el 1° de mayo de 1922. Durante la pelea, Capistrán fue herido y se destruyó una reproducción de la Guadalupana.

Durante la presidencia de Calles se dio lugar la guerra cristera. Ésta tuvo apoyo del clero, quienes estaban en descontento con varios artículos de la constitución, como son: el 3° que se refiere a la educación; el 24 que prohíbe los actos religiosos fuera de los templos; el 27 que impide que la Iglesia adquiera, posea o administre bienes raíces y el 130 que no reconoce personalidad jurídica a las Iglesias y deja fuera de lo social y político a los ministros de cultos.

La Iglesia apoyó la formación de grupos protestantes, en especial a la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). El episcopado tuvo el apoyo de Benedicto XV y protestó en contra de las medidas gubernamentales; se reclutaron obreros católicos para enfrentar a los socialistas; la ACJM creció y se creó la organización de Damas Católicas.

El gobierno de Calles, a través de la CROM, impulso un movimiento para crear la Iglesia Nacional Mexicana, independiente de Roma. En enero de 1926, la Iglesia emitió una carta contra la Ley Calles, a través del arzobispo José Mora y del Río, suspendiendo los servicios religiosos a los sacerdotes. Debido a esto el gobierno dispuso que los ayuntamientos controlaran los templos, dándoles así otro uso. En marzo de 1925 se fundó la Liga Nacional de Defensa de la Libertad Religiosa, la cual fue considerada como extralegal y sediciosa por la Secretaría de Gobernación, ya que ésta demandaba “contrarrestar la actitud del gobierno surgido de la Revolución” y la “reforma” de los artículos que delimitaban a la Iglesia. Se aprobó la ley que minimizaba el número de sacerdotes y exigía su registro así como la autorización oficial para ejercer; también se reformó el Código Penal imponiendo castigo a los infractores.

La Iglesia consideró como agresivas estas medidas y reaccionó con varias acciones como intensificando su propaganda, desarrollando y disciplinando su organización, lanzó una campaña para reunir fondos y con ayuda del Comité Episcopal, la ACJM y la Damas Católicas, convoco un “bloqueo económico y social” que iniciaría el 31 de octubre de 1926.

El gobierno de Calles contestó aplicando las nuevas leyes.

El movimiento armado dio comienzo el 15 de agosto de 1926 en Valparaíso, Zacatecas, con el saqueo y toma del Palacio Municipal. Ante el fracaso del boicot, la Liga apoyó ese movimiento creando el Comité de Guerra, apoyado por el episcopado. Esto quería decir que la Liga tomaba el mando de la lucha armada. Se nombró a René Capistrán Garza como jefe del movimiento y pasó mucho tiempo en E.U. buscando apoyo del episcopado norteamericano, del Departamento de Estado y otros sectores sociales. Por ordenes de la Liga el 1° de enero de 1927 se generalizó la lucha armada, con levantamientos en Aguascalientes, Coahuila, Colima, D.F., Durango, Edo. Mex., Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Sn. Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas.

En octubre de 1928 fue nombrado el general Enrique Gorostieta primer jefe del Ejército Nacional Libertador, quien dio a conocer los objetivos de la guerra: desconocimiento de los poderes federales y locales, restablecimiento de la Constitución de 1857 sin las Leyes de Reforma, protección a las propiedades rurales y distribución de tierras sólo

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