La Guerra Cristera.

LA GUERRA CRISTERA

La Guerra Cristera también llamada Guerra de los Cristeros o Cristiada consistió en un conflicto armado entre el gobierno mexicano y la iglesia católica entre los años de 1926 y 1929.

ANTECEDENTES

Una vez concluida la Guerra de Reforma en 1859, la lucha que enfrentó a los liberales y a los conservadores, los gobernantes en México como Benito Juárez separaron la Iglesia del Estado, lo cual consistió en quitarle a la Iglesia el control que tenía sobre los matrimonios, el registro de la población, los hospitales y lugares de beneficencia para pasar a ser administrados por el gobierno. También se estableció la libertad de culto lo cual consistía en dejar de reconocer a la Iglesia Católica como la única religión oficial y permitida en México dando la libertad de profesar otras religiones. Los presidentes liberales también le quitaron a la iglesia tierras y edificios que no se utilizaban.

Durante el gobierno de Porfirio Díaz de 1876 a 1910, el presidente intentó hacer las paces con la iglesia permitiéndole acumular nuevamente muchas propiedades.

Sin embargo, durante la Revolución Mexicana que derrocó a Porfirio Díaz, se estableció una nueva Constitución Política en 1910 que retomó las ideas de los liberales y prohibió a la iglesia poseer bienes raíces, hacer misas y actos religiosos fuera de los templos y otros edificios religiosos, además de poner un límite a la cantidad de iglesias y sacerdotes. La Constitución también le negó a todos los sacerdotes, obispos y monjas el derecho a votar y crear o dirigir escuelas primarias.

Durante la presidencia de Álvaro Obregón, se expulsó a muchos sacerdotes del país por realizar actos religiosos fuera de los edificios de la iglesia y se cerraron también decenas de conventos.

Ante estos hechos la Iglesia católica decidió oponerse activamente al gobierno.

Plutarco Elías Calles llegó a la presidencia en 1924. Este presidente fue abiertamente anticatólico y las restricciones a la Iglesia católica aumentaron durante su gobierno. Calles pensaba que un católico no podía ser un buen mexicano ya que la Iglesia católica dependía del Vaticano en Roma y los católicos eran más leales a Roma que a México. Por lo tanto, decidió crear una iglesia nacional separada del control del Vaticano y el Papa. Esta nueva Iglesia se llamó Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM) y profesaba el mismo culto que los católicos romanos pero sin reconocer la autoridad de Roma. El gobierno intentó arrebatarle varios templos a la Iglesia Católica para dárselos a la ICAM, pero muchos pobladores impidieron que esto ocurriera. Muchos sacerdotes que se opusieron al gobierno comenzaron a ser encarcelados.

Calles también estableció una ley, llamada la Ley Calles. Éste decreto establecía que:

• La cantidad de sacerdotes posibles se reducía a uno por cada seis mil habitantes, impidiendo que más ciudadanos pudieran convertirse en sacerdotes si lo querían.

• La necesidad de una licencia expedida por el congreso de la unión para que los sacerdotes pudieran oficiar las misas. Ello provocaba que ningún sacerdote pudiera hacer una misa como antes lo hacía sin tener que realizar éste trámite.

• Registrarse en el gobierno municipal donde el sacerdote ofrecería la misa. Ello para tener control e información exacta de donde se estaban oficiando los cultos religiosos.

Algunos gobernantes de los estados llevaron la Ley Calles aún más lejos, expulsando del país a los sacerdotes que no eran mexicanos y obligando a casarse a los sacerdotes si querían oficiar misa, como el gobernador de Tabasco Tomás Garrido Canabal.

Los sacerdotes se opusieron a la Ley Calles y se agruparon en la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa en 1925. El gobierno declaró ilegal a la Liga y este tuvo que actuar en secreto. La Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa se organizó para poder hacer misas dentro de las casas y juntó dos millones de firmas para derogar la Ley Calles, pero el gobierno no hizo caso. La Liga entonces convocó a la población para que dejara de pagar impuestos ocasionando grandes pérdidas económicas para el Estado.

El Vaticano autorizó a los sacerdotes poder oficiar el culto en cualquier lugar e incluso sin vestimenta clerical, ya que el gobierno también prohibió que los sacerdotes utilizaran sotanas fuera de las iglesias.

El gobierno también quiso quitarle el control de los edificios de la Iglesia a los sacerdotes para que estos fueran cuidados y controlados por los ciudadanos que vivían alrededor de los templos. Los obispos excomulgaron a los pobladores que intentaron hacer caso en ello al gobierno. Pero nada de lo que hizo la Iglesia hizo cambiar las políticas anticlericales del gobierno por lo que muchos católicos comenzaron a organizarse para levantarse en armas.

DESARROLLO

En enero de 1927 muchos campesinos se armaron y crearon guerrillas, pequeños ejércitos de pobladores que combatieron a la policía y al ejército que no les permitían oficiar las misas e intentaban quitarles los templos a la Iglesia Católica. Estas guerrillas se nombraron a ellos mismos como los cristeros. El lema y principal grito de batalla de los Cristeros fue “¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!”

Las batallas entre los Cristeros y el Ejército fueron principalmente en Jalisco, Zacatecas, Guanajuato y Michoacán. Pero ninguno de los bandos llegó a lograr la victoria total y la cantidad de muertos se multiplicó.

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