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La Guerra Cristera


Enviado por   •  8 de Julio de 2023  •  Resumen  •  1.666 Palabras (7 Páginas)  •  81 Visitas

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Universidad Autónoma de Querétaro

  FCPYS

Presenta:

Figueroa Vázquez Jorge Daniel

 Orozco Soto Evelyn Fernanda

 Ramos Rosales Romina

 Sánchez Arzate Juan Javier


Actividad 6: La Guerra Cristera

Formación Social Mexicana

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales


 

 

23 de marzo del 2022

Introducción

La Guerra Cristera, como bien sabemos, es un periodo de la historia mexicana que duró tres años, de 1926 a 1929, un periodo donde gobernaba el presidente Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo de la Revolución, primero desde la silla presidencial y después detrás de ella. Pero este conflicto no es únicamente en este periodo, sino que tiene una gran historia por detrás y también en los años posteriores, incluso hasta la actualidad. Es así que para analizarlo correctamente, es importante también mencionar aspectos del panorama internacional, así como los múltiples bandos de la misma sociedad mexicana y su forma de actuar ante dicho conflicto.

En este ensayo, revisaremos las formas de actuación por parte del gobierno mexicano hacia las distintas facciones del movimiento cristero, desde la aplicación de los artículos de la Constitución de 1917, hasta su posición ante el Vaticano, considerando también los actores principales de cada movimiento, como la Liga Nacional para la Defensa de las Libertades Religiosas y las múltiples confederaciones y sindicatos. Para concluir, agregamos algunos párrafos en donde mencionamos las distintas perspectivas del conflicto y así poder posicionarnos con una perspectiva crítica en cómo habría sido si nos hubiera tocado vivir en ese periodo histórico.

Actuación del Estado frente a la institución eclesiástica y el Vaticano

Actuación del Estado frente a los combatientes

Actuación del Estado frente al pueblo.

En primera instancia, es importante identificar la noción de sociedad que se tenía en aquel entonces, de esa forma, será más sencillo comprender las acciones guiadas por la tradición aristotélico-tomista que se llevaron a cabo.

La siguiente cita, ejemplifica de forma más clara la noción de sociedad impuesta por el catolicismo mexicano:

De acuerdo con Guerra (2007), la noción de sociedad para el catolicismo mexicano del último tercio del siglo XIX hasta el periodo de entreguerras del siglo XX se inspiraba en la tradición aristotélico–tomista, en donde la sociedad era considerada como una agrupación natural, resultado no de un contrato social, sino de la noble capacidad humana de comunicación.

En obediencia a esto, los hombres, se reunían en grupos para que después, se fueran unificando en un grupo más universal y comprensivo, en el cual, se movían ampliamente obedeciendo a la ley de una soberana armonía.

La siguiente cita, ejemplifica mejor lo que significaban las familias dentro de la sociedad, pues constituían un municipio, y la multitud de municipios forman la unidad nacional, es decir, el Estado:

El grupo fundamental era la familia, las familias se agrupaban en clases y cada clase se consagraba a una función. Además de estas asociaciones de carácter natural había otras de carácter voluntario, constituidas por las personas que practicaban una misma industria u oficio. Todos los grupos ordenados en sus clases y todas las clases jerárquicamente ordenadas entre sí, formaban la sociedad, "asociación ancha en la que todas las otras se mueven con anchura". (Guerra, 2007)

Una vez que se reconocen dichos conceptos, es posible identificar que la base de la sociedad civil, eran los grupos intermedios y que, sobre las unidades nacionales estaba la unidad de las naciones católicas con sus príncipes cristianos agrupados en el seno de la Iglesia. Por ello, aunque era inminente la influencia religiosa sobre la población; los acercamientos Iglesia–Estado pasaron por tiempos y ritmos distintos.

De acuerdo con Guerra (2007), poco a poco se fueron estableciendo relaciones entre las relaciones del catolicismo con el liberalismo. De ahí, que en el caso mexicano se encuentre a una jerarquía eclesiástica que se niega a pactar con el Estado, sin dejar de lado que, la generación de liberales que accedió al poder en 1855 experimentó la pérdida de casi la mitad del territorio nacional frente a los Estados Unidos, tras la guerra mexicano–estadounidense (1846–1848).

Creían que si no se estimulaba el crecimiento económico y la estabilidad política, la existencia de México como país estaba en riesgo. Para ello se propusieron como programa "reemplazar lo que consideraban los pilares inestables del viejo orden colonial: la Iglesia, el ejército, los caciques regionales y los pueblos comunales por una “estructura moderna". Comenzaron por debilitar la posición de la Iglesia con un movimiento que los historiadores han bautizado como de "Reforma liberal" que pasó por diversas etapas, determinadas por el vigor de la resistencia. (Guerra, 2007)

De este modo, referente a Porfirio Díaz, él no aplicó con rigor las Leyes de Reforma, por lo que resultó sencillo llegar a un modus vivendi con la Iglesia, pues estrechó vínculos personales con los obispos y toleró muchas de las actividades del clero que infringían las leyes, por lo que,  a la Iglesia le resultó sencillo seguir  acumulando riquezas procedentes de inversiones privadas y donaciones de sus fieles sin que el gobierno intentara detener dichas acciones.

Asimismo, cabe resaltar la famosa “Ley Calles” en donde su objetivo principal era limitar la

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