La Hegemonia
Enviado por margeli • 23 de Agosto de 2011 • 959 Palabras (4 Páginas) • 1.416 Visitas
¿Qué es la hegemonía?
Antonio gramsci
Intelectual y activista político italiano, fundador del Partido Comunista (Ales, Cerdeña, 1891 - Roma, 1937).
Por Julio A. Louis Profesor
La hegemonía no debería desacreditarse como 'mala palabra' o término 'odioso'. El uso incorrecto que se haya hecho o haga del concepto, no cuestiona su contenido. Convengamos en la necesidad de conocer y debatir acerca de su significado.
En el proceso evolutivo de la especie humana, y aun de otras especies, siempre ha habido jefes y subordinados, dirigentes y dirigidos. Podrá gustar o disgustar, pero los hechos, hechos son. La evolución de las sociedades prehistóricas muestra una primera diferencia social: la del trabajador intelectual (requiere mayor preparación y es quien ejercerá más poder) y el trabajador manual (de aprendizaje más breve). Con el devenir del tiempo, esa diferencia ¬aún subsistiendo¬ abre camino a otra entre clases sociales, en torno de la posesión o no posesión de los medios de producir y de cambiar la riqueza. Partir de los hechos es el requisito previo para averiguar cómo se dirige con más eficacia y cómo se preparan los dirigentes. En eso consiste gran parte de la política.
Para prevalecer sobre otros, una clase, un país, una etnia, un partido, una iglesia, etcétera, necesita dos instrumentos: la coerción y la capacidad de convencer, de penetrar con las ideas y valores del sujeto dominante a los dominados. La coerción reside en los aparatos políticos, militares, jurídicos, administrativos del Estado. La capacidad de convicción -eso es la hegemonía¬ reside en parte también en el Estado, principalmente a través de la educación, pero además en lo que Gramsci denomina 'la sociedad civil', o sea una red de organismos tales como instituciones culturales, partidos, sindicatos, cooperativas, iglesias, medios de comunicación, etcétera. Por consiguiente, la cuestión de la hegemonía se relaciona estrechamente con la cuestión del poder. De ese modo, trabajar por la revolución, ante todo y por sobre todo en nuestro tiempo, es batalla de ideas, convencer a las mayorías explotadas y oprimidas para que se formen y lleven adelante los programas que las expresan, sin lo que el acto de 'tomar el poder' o conquistarlo (mediante la coerción) es una empresa inútil. No hay hegemonía de una clase u otra categoría social sin que ella apareje la conquista del poder; y no hay poder que valga, si no se afirma en el convencimiento mayoritario de las bondades propuestas por sus detentadores. De allí la reacción virulenta de la burguesía cuando un Estado popular reglamenta y pauta las directrices de los medios de comunicación, actualmente los principales vehículos de hegemonía, trasmisores de la ideología alienante del gran capital trasnacional dirigida a las grandes mayorías. También debería sacar rápidas conclusiones nuestro querido Pepe con la experiencia de la elección de candidato a la Intendencia: dar la voz de mando (la del poder) sin convencer (carecer de hegemonía) obliga a retroceder. "La estructura del FA es grandiosa", ha dicho Pepe. Recuérdalo siempre.
El concepto de hegemonía fue
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