La Independencia De México Y La Inquisición

Breve ensayo sobre la Independencia y la Inquisición en México

Por: Alma Rosa Medina Roberto

La Santa Inquisición, surgió en Europa, como un mecanismo de control por parte de la Iglesia Católica con el que aseguraba su continuidad y la adhesión absoluta a las verdades irrefutables que sus representantes proclamaban, todo ello durante la denominada época del oscurantismo o época medieval.

A finales del siglo XV, se establece como un Tribunal que opera en diferentes países como Italia, Francia, Portugal y España, y por ende en los países gobernados por este último, como fue el caso de la Nueva España de América.

En México, la Santa Inquisición se extiende desde 1571 hasta 1736, extinguiéndose definitivamente en 1820, año en que el movimiento de Independencia alcanza su consumación.

Aunque no se habla mucho al respecto, se reconoce que tuvo un papel determinante en la forma como se sucedieron muchos de los hechos durante el movimiento independentista, ya que según se proclamaba, su propósito principal era el de lograr la unidad religiosa, sin embargo se tenía sus propósitos ocultos y tergiversados que eran los de debilitar la oposición política local, acabar con la minoría judeoconversa, confiscar los bienes de aquellos que resultaban molestos o peligrosos a los ojos del gobierno español, a quienes con juicio, o sin él, se acusaba de herejes, asegurando por un lado el financiamiento de sus movimientos y por el otro lado la relación irrestricta y preferente con dicho gobierno.

Ciertamente mucho tendrían que ver estos hechos aberrantes propugnados por la “Santa Inquisición”, para que desde sus entrañas, es decir desde los cuadros de sacerdotales de la misma Iglesia Católica surgieran los principales próceres independentistas como lo fuera el cura Hidalgo de Dolores, iniciador del movimiento, así como el llamado siervo de la nación José María Morelos y Pavón, entre muchos otros religiosos criollos, mestizos y aún peninsulares que convencidos de la causa y de las injusticias que se cometían vía religiosa y gubernamental, no dudaron en tomar las armas y alentar al pueblo mexicano para abrirse a nuevos horizontes de independencia.

Es así que, al consumarse la Independencia, en 1821, después de haberse cobrado la vida de muchos de estos iniciadores, se consuma también la saga de hechos sangrientos de la Inquisición, quedando sólo como un punto negro en la historia de México y de la propia Iglesia Católica, que tuvo que resarcir con creces y no con pocas dificultades, los errores cometidos en esta etapa y en muchas otras más a lo largo y ancho del tiempo y de su territorialidad.

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