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La Realidad Económica Mexicana


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2011  •  4.881 Palabras (20 Páginas)  •  743 Visitas

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LA POLÍTICA ESPAÑOLA RESPECTO A LA COLONIA

La política Española de la Nueva España estuvo sujeta a los decretos y reglamentaciones que emita la metrópoli. El carácter mercantilista de tales decretos y reglamentaciones se reflejo en el desarrollo de la economía.

Las medidas de política tomadas por España en los siglos XVI y XVII fueron de dos órdenes: las destinadas a evitar los envíos de oro y plata a otros países, y las adoptadas para lograr un saldo comercial favorable de la metrópoli respecto a las colonias. El mercantilismo español se distinguió por el interés que puso a la acumulación de oro y plata.

Los españoles vieron en América la posibilidad de poseer oro y plata y mediante estos metales, atesorar riquezas. De ahí la unilateralidad del esfuerzo productivo y el control de la producción para lograr el proveedor único fuera la metrópoli. Este hecho en sí era perjudicial al desenvolvimiento económico de las colonias, que no podían aplicar sus recursos y esfuerzos a líneas de actividad más productivas ni aprovechar economía de escala mediante la especialización.

La proscripción de inmigrantes extranjeros con un avance tecnológico mayor que el español retraso el desarrollo de cualquier campo de actividad que no fuera el de minería.

LA ACTIVIDAD ECONÓMICA DURANTE EL VIRREINATO

La mayor parte de la población de la Nueva España, constituida por indígenas dedicados al cultivo de las tierras comunales y a las artesanías, únicamente producía para su subsistencia y no le dejaba posibilidad de participar en l incipiente del mercado.

El comercio exterior, propicio el crecimiento d un solo puerto para comunicarse y comerciar con la península, mientras que otros de menos importancia quedaron sin posibilidad d progreso. El comercio interior también experimento las consecuencias de esta política, pues, además de sufrir la acción restrictiva de las alcabalas, no obtuvo el estimulo suficiente para s expansión. En general, la situación económica se caracterizaba por que las unidades de l producción y de consumo eran casi autosuficientes y autárquicas.

Agricultura La desventaja en el mercado de los agricultores frente a los comerciantes, la falta de caminos para encontrar destino a los excedentes, así como las fluctuaciones de precios (la escases se producía por que la oferta de los productos agrícolas estaba en función del precio de la cosecha anterior, fijado por comerciantes) constituían los males que aquejaban a la agricultura mexicana.

MineríaEl continuo crecimiento de la producción de oro y plata reflejo a principios del siglo XIX la plena expansión de este sector. El aumento en la demandas de plata para usos monetarios de Oriente y América Latina, pro sobe todo en Europa, fue uno de los factores que explican el crecimiento del sector. La falta de capitales significo un serio obstáculo sobre todo para la pequeña minería; para satisfacer esta carencia se organizo el Tribunal de Minería.

Manufacturas La política mercantilista española tuvo una gran influencia en el raquítico desarrollo industrial de la Nueva España. La oferta de bienes manufacturados correspondió en su mayor parte a las importaciones de España; sin embargo, la necesidad de satisfacer la demanda de algunos bienes de consumo manufacturados propicio el surgimiento de las industrias local.

Los establecimientos en donde se desarrollaban tales actividades eran pequeños talleres e que los trabajadores se organizaban en gremios según su oficio o especialidad, aunque hubo casos en que dichos talleres al agrupar operarios bajo la presencia del patrón, tenían las características de verdaderas empresas capitalistas.

Los problemas financieros de los pequeños talleres, sobre todo de artesanías, se debieron, a que estando integrados al consumo urbano, quedaron sujetos a las condiciones de financiamiento, suministro de materias primas y distribución de los productos acabados de unos cuantos comerciantes, dueños de cuantiosos recursos, imponían en la ciudad. A principios del siglo XIX, José María Quiroz estimaba que el valor anual de la producción manufacturera de la Nueva España acedia a 72 millones de pesos, es decir, un equivalente a 80% de la producción agrícola, contabilizando los insumos agrícolas para la industria.

EL COMERCIO EXTERIOR El comercio exterior de un país puede ser utilizado con un indicador d su situación económica. En el caso de países colonizado, a política está regulada por la metrópoli en función de desarrollo económico de esta. La política mercantilista impuesto en la Nueva España consistió en restricciones a los productos comerciales mediante legislaciones proteccionistas, lo cual se reflejo sobre todo en las dos situaciones o grado0s de dependencia que se mantuvieron a lo largo de la Colonia.

N la primera, llamada periodo del sistema de flotas (1561 – 1778), la existencia de solo un puerto comercial, Veracruz en la colonia y Cádiz Sevilla en España, provoco una situación de dependencia fundamental, es decir, todo el comercio estaba controlado por la metrópoli. En la segunda se abolió el sistema de flotas, y estableció un sistema libre comercio como resultado de la aparición, en 1778, las ordenanzas del comercio libre, el cual se prolongo hasta el inicio de movimiento insurgente.

Comercio interior Desde principios de época colonia, las principales ciudades novohispanas empezaron a tener dificultades con el abastecimiento d granos principalmente maíz y trigo.

El mayor intento de regulación del abasto en la época colonial fue la creación de “pósito” y la “alhóndiga”, ambas instituciones copia de las de existentes en Europa. El propósito s dedico a proporcionar maíz y trigo bajo precio n época y de escasez o carestía; era una institución de beneficencia para auxiliar a las clases económicamente débiles; sus funciones fueron de servicio social, almacén regulador de precios y prestamista de granos y dinero, sobre todo a los agricultores.

Finanzas públicas En concordancia con las ideas de la ilustración que prevalecían en Europa, en la Nueva España se inicio una nueva forma de la organización en los ingresos y los gastos del Estado, esto es, una incipiente política fiscal.

Se pretendía crear un aparato fiscal ordenando, así como dar autonomía política y administrativa a la cuestión hacendaria y fiscal. Los resultados de estas medidas se vieron al final del siglo XVIII cuando se encontraba ya organizada a la Hacienda Pública.

Los gastos del estado constituidos principalmente por gastos perpetuosos o de mantenimiento, administración y defensa del reino; gastos temporales o afectaciones transitorias por disposición soberana y gastos particulares, a los que se encontraban sometidos de manera permanente

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