La Reforma Laboral
Enviado por jesuspiam • 28 de Febrero de 2014 • Tutorial • 5.234 Palabras (21 Páginas) • 249 Visitas
LA REFORMA LABORAL
Óscar Alzaga*
Como se sabe, el derecho del trabajo es una rama joven del derecho, que toma tal
carácter hasta el inicio del siglo XX: “nace de una costilla del derecho privado”,
nos dice Romagnoli, y agrega: “hasta mediados del siglo XX fue una disciplina
accesoria también en la organización universitaria del saber jurídico”. Es, “desde
luego, una categoría cultural fruto del sistema capitalista industrial”.
Hasta hace poco se le reconoció como un campo jurídico autónomo, cuyo fin
es paliar las desigualdades sociales en un universo naturalmente desigual: capital
y trabajo. En México, en la UNAM, hasta los años setenta, la materia laboral fue
opcional en la Facultad de Derecho. En los tribunales superiores de amparo
difícilmente se encuentra un magistrado o juez que tenga especialidad en derecho
laboral. No obstante, se ha ido abriendo espacios propios y ahora tiene mayor
vigencia y prestigio internacional el artículo 123 de la Constitución de 1917. Estas
dos consideraciones sirven de marco al tema que trataremos: la reforma laboral.
Porque se habla mucho de que las leyes laborales, en particular las de México, son
viejas y se les atribuyen caracteres desconocidos, a partir de que surge la moda de
la reforma laboral en el gobierno de Salinas de Gortari.
Antecedentes de la reforma laboral
Durante los años setenta, se produjeron varios fenómenos socioeconómicos de
alcance internacional que repercutieron en el ámbito laboral, entre otros:
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La crisis petrolera y el alza internacional de los precios del energético.
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La difusión del paradigma de productividad de la empresa Toyota que reemplaza
el modelo de producción en cadena, taylorista, con su secuela de modalidades
(“justo a tiempo”, círculos de calidad, etcétera).
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El fin del Estado de bienestar que lleva a la apertura de las economías locales y
una sucesión de cambios respeto al nuevo papel del Estado, que cede su papel
regulador y social a las “libres leyes del mercado”.
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El autor es Director de Conciliadores de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del
Distrito Federal y miembro de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD).
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Deviene a finales de los años ochenta un mundo unipolar, cuya cabeza en Estados
Unidos crece más que el cuerpo, hasta imponerse a todos los socios, recientemente
en la ONU, en el caso de Iraq.
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El desempleo y el empleo precario en la economía informal se va instaurando como
un problema estructural cotidiano, acentuado en los países del tercer mundo.
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A tales políticas se les denomina neoliberales, porque retoman del modelo liberal
del siglo XIX el carácter salvaje del capitalismo, ahora como sistema único.
En ese marco surgen las primeras ideas de la reforma laboral; en torno al debate
de la flexibilidad las relaciones laborales primero y después para intentar la
flexibilidad de la legislación, junto con la fiebre por desregular cuanta norma se
oponga a las “libres leyes del mercado”. Así, el camino para la reforma laboral fue
despejado.
También surgen nuevos eufemismos y verdades absolutas: las necesidades de
modernizar los países y sus economías, ponerlas “al día” en el concierto interna-
cional, la adaptación a las nuevas tecnologías, la supresión de rigideces que limitan
el desarrollo, etcétera. De pronto, el Estado de Bienestar se desmorona y con él los
derechos sociales. Las leyes del mercado de la oferta y la demanda cobran un
protagonismo único en el escenario mundial.
En México ha llegado a afirmarse que por la falta de reformas a la ley laboral
no llegan las inversiones extranjeras y ni siquiera las nacionales.
Tal y como lo señala el jurista argentino Héctor Omar García: “se impuso un
debate, en el cual los supuestos ‘nuevos postulados’ se instituyeron como presu-
puestos incuestionables, desde los que era imprescindible partir o que debían ser
tenidos en cuenta como base de toda discusión y todo diseño de política pública o
proyecto de reforma jurídica”. Para cumplir con la “histórica necesidad capitalista
de dividir el trabajo para abaratarlo y controlarlo se planteó discursivamente”.
Con la pretensión de imponer la idea de que maximizar la rentabilidad no se
lleva bien con los límites impuestos por las garantías jurídicas, por el carácter tutelar
de las normas laborales, se requirió flexibilizar su aplicación e integrar, en la nueva
configuración de la empresa, la colaboración del trabajador en todo el proceso
productivo y aun posterior al proceso.
La idea de la flexibilidad, afirma el jurista uruguayo Oscar Ermida, se identifica
con “la eliminación, disminución, aflojamiento o readaptación de la protección
laboral clásica, con la finalidad –real o presunta– de aumentar la inversión, el
empleo o la competitividad de la empresa”, a lo que suele asociarse “la posibilidad
de cambiar, aun en prejuicio de los trabajadores, las normas que regulen el trabajo”.
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México: Hacia una reforma integral del Estado...
Las reformas laborales en Latinoamérica
El precursor de las reformas en nuestra región latinoamericana fue la dictadura de
Pinochet: de un plumazo borró la legislación laboral y la seguridad social chilenas.
Su restauración se hizo siguiendo los lineamientos precursores de la política
neoliberal en los años ochenta y, tan exitoso resultó, cuando menos en la seguridad
social, que tal modelo se exportó a los demás países de la región.
Se reconoce, sin embargo, que la primer reforma laboral integral en la región
se da en Colombia en 1990, con la Ley 50 que, al decir del abogado colombiano
Benjamín Ochoa, resultó un verdadero desmontaje de derechos, porque establece:
“liberarse de los contenidos necesarios impuestos por el ordenamiento jurídico.
Tratándose de una liberación muy singular: despoja los instrumentos tutelares del
derecho y los beneficios del trabajo, para sustraerlos por otros de tipo flexible, más
acordes con las necesidades del capital”.
En casi todas esas reformas encontramos una constante: centran su atención en
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