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La Ruta De La Amistad


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  2.284 Palabras (10 Páginas)  •  294 Visitas

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El recuerdo cultural de los Juegos Olímpicos de 1968.

Si algo distinguió a las olimpiadas de 1968, fue su carácter cultural su amplio sentido creativo. Además de las 2 semanas de la contienda deportiva, se propuso un año de olimpiadas culturales. Uno de los proyectos más destacados y simbólicos de esta primera olimpiada cultural fue “La Ruta de la Amistad”, el corredor escultórico más grande del mundo. En el se encuentran dispuestas 19 esculturas realizadas en concreto, con alturas que van desde los 7 a los 22 metros de altura.

Vivir en la ciudad de México es tan difícil, como imaginarla diferente. Estas esculturas hoy casi imperceptibles, son restos de una utopía artística que nació en 1968, cuando México se sentía en la cumbre de su apogeo modernizador, creía en el progreso y crecía.

La población se esparcía en los inmensos cinturones de enserie, las unidades habitacionales anónimas, y el archipiélago de lujosas zonas residenciales. Para muchos la economía iba sobre ruedas, y se expandía el uso de un automóvil. Hubo entonces quien soñó con poner el arte al servicio de la vida y de la ciudad, fue Mathias Goeritz artista alemán que llegó a México en 1949 para quedarse. Muestra de ese sueño son las torres de Satélite, obra de la cual fue coautor con Luis Barragán.

En 1968 con motivo de las olimpiadas, Goeritz pudo materializar a gran escala el concepto de las Torres de Satélite, para lograrlo contó con el apoyo del arquitecto Pedro Ramírez Vazquez, presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos.

Si México no era el país número 1 en deportes, no dudaba que podía serlo en el plano cultural. La ciudad se vistió con mil y un imagines de arte contemporaneo, y los motivos de la paz remplazaron a la publicidad habitual.

El proyecto mayor de la olimpiada cultural fue de Goeritz, el conjunto de piezas urbanas monumentales abstractas más ambicioso del siglo XX en todo el mundo, para ser vistas desde la velocidad de algún automóvil, y no ya en la calma de un jardín, o un museo

La ruta escultorica, fruto del trabajo de 19 artistas de 14 países, nació como símbolo de amistad entre los pueblos, ofrecía formas y colores cambiantes en un entorno de visibilidad óptima, Goeritz las imaginó, no como galeria de esculturas al aire libre, si no como núcleo generador de un desarrollo urbano armonioso de las zonas de Periférico sur .

Conflictos

Conforme los años han pasado, la Ruta de la Amistad, ha tenido que afrontar varias agresiones, a éstas se le suma la siembra de árboles, alrededor de cada una de las esculturas. Razón por la que se creó un Patronato destinado a proteger, preservar y difundir ese trabajo artístico. Así, el Patronato Ruta de la Amistad diseñó un proyecto a través del cual invita a instituciones privadas y públicas a participar donando recursos para la restauración y conservación de las piezas por medio de un fideicomiso creado ex profeso para este fin.

Las esculturas

Se divide en estaciones, la primera es Señales, de Ángela Gurría, se encuentra ubicada en la glorieta de San Jerónimo, ésta es la Estación número 1, y representa a México.

Con 18 metros de altura, “Señales” es una escultura de dos “cuernos” en forma de media luna, uno es negro y el otro blanco, haciendo alusión a que estas eran las primeras olimpiadas donde países africanos participaban en conjunto.

Fue restaurada en 1988 por la Familia Cossío, la escultura se encuentra cerca de la bandera monumental.

Pero lamentablemente, no se sabe el futuro de ésta escultura , más que nada por la construcción del segundo piso del periférico.

Segunda estación “El Ancla” de Willi Gutmann, representando a Suiza.

Mide 7.50 metros, la escultura tiene forma de un gran disco, pero ya cerca del suelo, otro disco más pequeño lo interrumpe y se inserta en el mayor. Fue pintada de color morado y verde, pero actualmente sobresale por ser de color azul que el autor adjudicó en 1997.

Fue restaurada por la Asociación de Empresarios Suizos en México, desde entonces Roche Bobols la protege.

Tercera estación “Las Tres Gracias” de Miroslav Chlupac, pertenece a Checoslovaquia.

Éstas son tres columnas que se encuentran una de lado a lado de otra, la del centro con un borde ondulante y color rosa, al igual que una que otra que se encuentra a su costado, en cambio, la que se encuentra más separada es color violeta.

Las tres gracias, de Checoslovaquia se encuentra en peligro por la construcción del segundo piso de Periférico Sur y por el constante crecimiento urbano. Desde 2007 La figura está resguardada por la Empresa Deportiva Adidas quien protege esta obra e impulsa su nueva ubicación para dejar atrás el paso del segundo piso de cuota sobre Periférico sur.

Las Tres Gracias será albergada por un jardín botánico del pedregal dentro de un conjunto de ocho esculturas de la Ruta de la Amistad en el trébol de Insurgentes y Periférico sur en víspera de su protección.

Cuarta estación “Esferas” de Kioshi Takahashi, en representación de Japón.

La escultura del artista japonés que lleva por título Esferas, consta de dos gigantes “pelotas” blancas a las cuales les ha sido eliminada a cada una de ellas, dos cuartas partes de sus cuerpos. Al recorrer la escultura por vehículo a alta velocidad, da el aspecto de dos esferas completas. Esta escultura fue restaurada y conservada en el año 2003 por Inmobiliaria SARE.

Kioshi Takahashi, después de su participación en la Ruta de la Amistad se fue a vivir a Jalapa, Veracruz.

Quinta estación “El Sol Bípedo” de Pierre Székeli, representa a Francia.

La escultura, tiene 13 metros de altura. En esta pieza predominan el uso de formas indefinidas. En palabras de Székely, “El tiempo pasa son poder hacer nada al respecto. Mis esculturas son signos de la humanidad atemporales cuya única razón de existir, es brindar placer”.

A partir de un primer intento de restauración en el 2000, Székely decidió cambiar el color terracota del 68, por un amarillo concentrado.

Hoy, esta escultura es restaurada gracias al apoyo de TV Azteca.

Sexta estación “Torre de los Vientos” de Gonzalo Fonseca, pertenece a Uruguay.

A diferencia de las demás esculturas que forman la Ruta de la Amistad, la Torre de los Vientos, es una escultura habitable que comprende la idea del espectador activo, en cuanto a la recreación del movimiento dentro del espacio.

En su interior, se encuentra un espacio que está ocupada por elementos geométricos.

Al exterior, innumerables objetos

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