La Seduccion De Las Palabras

TESIS 1

Persuasión y seducción

Todas las palabras tienen poder de persuasión y de disuasión, nacen en un argumento inteligente que se dirige a otra inteligencia para que esta lo interprete. Cualquier intento de persuasión provoca resistencia en cambio la seducción de las palabras parte de un intelecto pero no se dirige a la zona racional de quien recibe el enunciado si no a sus emociones. Sitúa en una posición de ventaja al emisor pues conoce de la esencia de los términos que emplea. La seducción no necesita de lógica, busca lo expresivo. Las palabras denotan por que significan en cambio connotan por que se contaminan. La seducción parte de las connotaciones. El diccionario de 1739 definía a seducción como “engañar con arte y maña, persuadir suavemente al mal” por esto la seducción no se entendía como algo positivo, pero aquí no se entendía por ejemplo como la seducción que puede ejercer un paisaje, a la seducción se la identificaba como pecado, después se la entiende ya como “embargar o cautivar el animo”. La seducción de las palabras no es una investigación intelectual sobre el léxico si no una mera intuición del hablante.

TESIS 2

Los sonidos seductores.

El sonido no es solo el contorno de las palabras, representa la fachada que vemos en ellas antes de sus habitaciones. La voz nos da el tacto de las frases y con sus sensaciones vivimos la parte mas irracional del lenguaje por que su registro nos permitiría incluso prescindir de los significados. Ahí reside su poder de seducción el lenguaje constituye en primer lugar un hecho sensorial que recibimos con el oído o con la vista la primera impresión de lo que escuchamos nos llega con los golpes de voz y en ese momento el cerebro humano descodifica fonéticamente una clave que luego lo permite adentrarse en las ideas. Se ha comprobado que a la mente humana le basta simplemente unas silabas para comprender la palabra entera. El cerebro humano analiza el sonido de cada letra con una facilidad irracional. Descodifica con celeridad por ejemplo “be” de la palabra “bato” la capacidad sonora de la parte del cerebro que percibe el sonido del lenguaje, parece por tanto superior a nosotros mismos. La poesía acudió siempre a los sonidos seductores conocedora de este valor inmenso de las sensaciones, los poetas demostraron antes que los psicolingüistas que todas las palabras suenan en nuestros oídos, aunque leamos en silencio. La lectura de un texto va a compañada de una articulación interior, una vez que sabemos leer, no solo vemos las palabras con sus letras, también las escuchamos con sus sonidos.

Con los sonidos nos llegan los colores de los fonemas y todo cuanto nos sugieren por ejemplo:

• La vocal u es tal vez el azul, conlleva a oscuro.

• La vocal a se muestra blanca, alma clara

• La vocal i es tal vez el amarillo

• La vocal o lleva a valores de negro

• La vocal e parece en cambio una letra menos coloreada sugiere los marrones y tonos pardos.

Los sonidos nos pueden evocar además tamaños

• La letra i, se ha apropiado del mensaje de lo pequeño como: mínimo diminuto.

• L a y la o en cambio se encargan de los aumentativos: amplio.

• La j o g cuando adquiere esa misión fonética, y la ch; se instalan en palabras de desprecio por ejemplo pendejadas, casucha.

• Las erres tienen connotación de energía, reactivar, resucitar.

• Las eses evocan la suavidad como: suave, terso, sabroso.

• La ñ invita a pensar en la insistencia: empeño.

Los fonemas de muchas palabras forman parte de los elementos de seducción

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