La ciudad perdida. Patrimonio industrial

Recensión Objetiva

« La ciudad perdida. Patrimonio industrial » es una obra que forma parte de la colección de libros que fueron publicadas por el Diario Sur de Málaga, los cuales nos muestran La Historia del Arte de Málaga desde diferentes puntos de vista. En este caso, la obra nos sumerge ante el desconocido patrimonio industrial del cual goza extensamente la capital malagueña desde siglos atrás, concretamente desde la Revolución industrial con la que experimentamos un antes y un después en todos los sentidos, desde la evolución del mundo industrial, creación maquina de vapor,  hasta el patrimonio que nos han dejado las industrias, en este caso malagueñas, un mundo desconocido por muchos.

Este tomo ha sido escrito por el Profesor Dr. D. Francisco José Rodríguez Marín, del que sabemos que es doctor en historia por la UMA y que tiene un premio extraordinario de doctorado gracias a la tesis doctoral sobre la Málaga conventual, la cual presento en el año 2001. Entre una notable carrera cabe destacar su participación y compromiso hacia varias asociaciones ligadas con el patrimonio.

El autor nos ha dividido el libro en breves capítulos, partiendo de la base del patrimonio preindustrial para luego adentrarse en el industrial en Málaga y más tarde y con más brevedad en las regiones malagueñas tales como, La Axarquia o Antequera.

Nos ligamos fácilmente al patrimonio industrial, ya que a pesar de ser un gran ignorado entre la mayoría de los turistas y no tener mucha información sobre él, el profesor hace una ligera toma de contacto en la introducción en la que nos relata que es y como ha llegado a catalogarse como herencia popular.

En los próximos capítulos, son plasmados los inmuebles y arquitectura de carácter fabril que han sido nombradas patrimonio industrial. Málaga es una de las ciudades más artificiosas de España, concretamente la segunda después de Barcelona en el año 1960, celebérrima por la siderurgia, metalurgia, el textil y los vinos, Málaga prosperaba notablemente en el campo económico de la industria.

Desde Bodegas como Bodegas Mata o Bodegas Barceló al Mercado de mayoristas o La Fabrica de Tabaco, primera nave dedicada al tratamiento de cigarros.

Aunque el primer bien industrial nombrado en Málaga fue la chimenea de la Malagueta, en 1980. Fue a partir de este momento en el que las chimeneas malagueñas pasaran a tomar un papel primordial en la historia de la industria de la capital ya que las veían como un distintivo consolidado de lo que había sido el auge industrial en Málaga.

Pasa a ser de arcaico a objeto de encanto.

Las chimeneas sin lugar a duda, toman un importante papel en el libro y fuera de él. De entre todas cabe recalcar La Chimenea de la calle Serna que es la de mayor antigüedad (siglo XIX) de entre las catorce chimeneas exhibidas en el libro. Aunque la más conocida por los malagueños es la Torre Mónica.

Un reflejo de lo que rodea al patrimonio industrial queda recogido en los museos como el Museo del Vino de Málaga, cuyo continente es el palacio de Biedmas; o el Museo de Artes y Costumbres populares, cuya colección nos muestra el modo de vida de los malagueños del pasado, tal y como nos cita el autor en el capitulo.

Por último y con concisión, hago referencia a las comarcas nombradas y a su característico patrimonio; haciendo reseña a la Axarquía nos adentramos en un mundo dulce de azúcar y vinos del que hoy solo nos queda el recuerdo de mano de los ingenios azucareros como, el ingenio de San Rafael en Torrox.

La comarca de Antequera se representa por el cultivo del cereal, el cultivo de olivos, la energía hidráulica y la fabricación de azúcar de remolacha, entre la rica variedad con la que contaba la comarca ha llegado hasta nuestros días patrimonio industrial como la rueda hidráulica de la fabrica textil o la azucarera de remolacha de san José.

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