Las Letras
Enviado por gcamposs1994 • 7 de Abril de 2014 • 640 Palabras (3 Páginas) • 275 Visitas
SI NO DETENEMOS AL FLAGELO DE LA CORRUPCION EL PERU COLAPSARA
Así de simple queridos compatriotas. Lo que viene ocurriendo en el país con la corrupción adquiere ya formas y dimensiones alarmantes. No me cabe la menor duda que estamos implementando en el país una especie de subcultura de la corrupción.
Protagonistas o cómplices de la corrupción por nuestra notoria tolerancia cotidiana con la misma, la mayoría de los ciudadanos, en todos los niveles socioeconómicos, de una u otra forma, permitimos el acrecentamiento de dicho flagelo que nos azota inclemente día tras día. Ya no nos llama la atención nada. Ninguna denuncia nos indigna, todo lo llevamos a la humorada, a la burla, al chiste con frecuencia procaz. Todo nos parece normal. Los corruptos, principalmente cuando se trata de notorios personajes de la vida pública, nos tratan como si fuéramos débiles mentales y no nos diéramos cuenta de sus escandalosos y muchas veces grotescos y hasta torpes latrocinios. Esto resulta tan indignante, que alguna vez socarronamente he manifestado, que habría que empezar a castigar a dichos infractores, primero por brutos y después por corruptos. Se pretenden justificar las tropelías con fantasiosos y ridículos argumentos. Y no sólo eso, sino que además “engalanan” con frecuencia y con el mayor desparpajo, las páginas sociales de importantes periódicos y revistas locales. A veces da la impresión que habría que delinquir para tener figuración en los mismos.
Se miente con la mayor facilidad y cuando hay dudas respecto a la certeza de las opiniones vertidas, se recurre al recurso de calificarlas como “mentiras piadosas”. De esta manera, pretendemos maquillar la susodicha falacia. De haberle tocado vivir nuestra penosa realidad a Carlo Collodi, el periodista florentino creador del célebre personaje Pinocho, tal vez se hubiera animado a escribir, ya no una novela sino una gran serie.
Además, algunos compatriotas sufren de lo que podríamos denominar “amnesia voluntaria”, que por supuesto no hace referencia al estado patológico, sino que es una forma más de mentir. Recordamos sólo lo que nos conviene. Lo que no nos favorece, no lo queremos ni nombrar.
Evidentemente no somos los inventores de la corrupción, ni es el Perú el único país flagelado por este mal pues fácilmente podemos apreciar que la crisis de valores morales y éticos es mundial. Lo que ocurre es que si no frenamos la corrupción en el Perú y todavía estamos a tiempo de hacerlo, nos precipitaremos inevitablemente al abismo. Nuestra sociedad debe ser consciente que la corrupción conduce a la desintegración moral, social y económica del Estado. La corrupción significa el empobrecimiento de los sectores económicos más pobres pues los condena a vivir en el subdesarrollo. Entendamos bien, que no puede
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