Las instituciones romanas

        Las instituciones romanas

El Senado romano: fue la institución más famosa de todas las de Roma. También llamado consejo de ancianos. Fue fundado durante la monarquía y en su principio constaba de 300 miembros y llego a ser el gran consejo ejecutivo de la republica romana. Solo podía obstentar la vestidura de senador quienes hubieran ejercido, por lo menos, uno de los cinco cargos altos del estado: la cuestura, la edilidad, la pretura, la censura o el consulado. La dignidad era indispensable. La elección de un senador debía ser autorizada por el voto popular. Entre sus poderes consistía en intervenir en la legislación, ya que debía aprobar previamente las proposiciones de ley que se remetían a las dos asambleas populares. El senado nombraba los gobernadores de las provincias, en las guerras vigilaba las marchas de las operaciones y nombraba y destituía a los generales. La administración de la hacienda y todos los asuntos religiosos eran exclusivamente de su incumbencia

Comitia Curiata: entre las instituciones políticas romanas figuraron tres asambleas legislativas diferentes, llamadas todas Comitia (junta). La Comitia Curata fue la más antigua y era una asamblea exclusivamente patricia, que elegía rey, dictaba leyes y decidía en todos los casos que afectaban los ciudadanos.

Comitia Centuriata: esta asamblea, constituida también durante el periodo monárquico, tenía entre sus componentes a patricios y plebeyos que votaban juntos y cuya distribución se basaba en la riqueza que poseían. Esta asamblea tenía entre sus facultades la de dictar y derogar leyes, podía declarar la guerra o firmar la paz y decidir en casos de alta traición. Esta asamblea fue remplazada por la Comitia Tributa.

La Comitia Tributa o asamblea basada en la división del pueblo en tribus locales, llego a constituir una asamblea meramente plebeya que votaba por tribus y no por individuos. Con el correr del tiempo se ampliaron sus poderes llegando a desechar toda legislación iniciado por el senado.

Cargos públicos

Cónsules: el cargo de cónsul tenía sus precedentes en el tránsito de la monarquía a la república. Al abolirse la monarquía el poder real fue confiado a dos cónsules que se desempeñaban por un lapso de un año. Eran los más altos dignatarios del estado y ejercían su poder tanto en lo civil como en lo militar. Convocaban al senado, presidian sus deliberaciones y ejecutaban sus decretos cuando sus cargos expiraban eran nombrados proponsules o gobernadores de una provincia

Censores: fueron también en número de dos. Su cargo era el más alto del estado. Se los elegía entre los exconsules. Funciones duraban cinco años y ejercían una general y arbitraria autoridad sobre los ciudadanos, cuya conducta moral vigilaban, pudiendo expulsar los senadores del Senado, a los caballeros de su orden y a los ciudadanos de su tribu. Por encargo del senado administraba la Acienda Publica, arrendando la recaudación de los tributos llamados publicanos, invirtiendo las rentas en la construcción de edificios públicos, caminos, acueductos y otras obras. Otra de sus funciones era la confección del censo.

Pretores: al principio no hubo más de uno y su función fue de actuar como juez en los litigios promovidos entre ciudadanos romanos, era llamado pretor urbano; en 246 se nombró pretor peregrino que se encargó de resolver los litigios entre extranjeros. Al ensancharse los dominios de Roma se nombraron cuatro más que actuaban como gobernadores en Sicilia y Cerdeña y en las dos provincias que primera mente estuvo dividida España.

Ediles curules: ejercían una misión de policía urbana, tenían a su cargo el cuidado de los edificios públicos, la distribución de las aguas, etc.

Cuestores: eran los encargados de efectuar los pagos del estado. Al principio fueron dos pero más tarde aumentó dicho número y cada gobernador reclamó los servicios de un puesto. Los primeros cuatro de estos altos funcionarios se denominaron Magistrados Curules.

Clases Sociales

Desde los primeros tiempos de su historia la organización del estado romano descansó sobre una base militar, entonces sus ciudadanos eran tratados como miembros de un ejército, en el que debían prestar servicios en tiempo de guerra. Conforme la población fue aumentando, se dividió a los ciudadanos en dos clases: los patricios y los plebeyos.

Los patricios eran descendientes de los primitivos pobladores de la ciudad formada por la unión de latinos, sabinos y etruscos. Los plebeyos provenían de la primitiva población conquistada de los otros latinos sometidos, de los hijos ilegítimos y de los extranjeros.

Los patricios eran, al principio, los únicos admitidos en el senado y monopolizaban los altos cargos del estado, las más altas jerarquías sacerdotales, la posesión de los terrenos públicos.

Los plebeyos eran personalmente libres, pero carecían de influencia política y pesaba sobre ellos el servicio forzoso de las armas.

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