Latinoamérica: unidad bolivariana o integración panamericana
Enviado por naayeeliiuux • 9 de Mayo de 2013 • Tutorial • 7.147 Palabras (29 Páginas) • 252 Visitas
LATINOAMÉRICA: UNIDAD BOLIVARIANA O INTEGRACIÓN PANAMERICANA
Introducción
El siguiente trabajo es el resumen del resultado de una investigación que a lo largo de dos años fue llevado a cabo por un equipo compuesto por cinco investigadoras del Archivo Histórico del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores. La investigación tenía como propósito desvelar la actuación de Venezuela ante la política exterior de los Estados Unidos en el proceso que se llamó “El Panamericanismo”. Para ello se hizo el arqueo documental y sobre lo hallado y con base en la bibliografía encontrada al respecto, se hizo un análisis que nos llevó a las conclusiones que aquí se presentan. Todo ello fue presentado en los dos tomos que componen “Venezuela y las Conferencias Panamericanas”, publicación del año 2011, que en 2.000 páginas presenta una selección documental y un trabajo por cada una de las Conferencias de que se ocupó la investigación.
En el siglo XIX, la América hispana desarrolló una persistente mentalidad unionista que se tradujo en la proposición de proyectos diversos de unión, liga y confederación que fracasaron (Congreso de Panamá 1826; Congreso Americano de Lima 1847-1848; Tratado Continental 1856; Tratado de Confederación y Alianza 1856; Congreso Americano de Lima 1864-1865; Congreso Americano de Panamá 1881; los diversos intentos unionistas de Centroamérica) . Sin embargo, los proyectos de unión estaban sustentados por sentimientos de pertenencia y de identidad, el sentirse de una comunidad geográfica, histórica y cultural, la vecindad, la realidad indígena, la conquista, la colonización, el mestizaje, la tradición europea, la emancipación simultánea. El sentido del “nosotros” era una idea que implicaba parentesco y comunión que nunca se extinguirían.
Con ese antecedente, en 1882, el Secretario de Estado de Estados Unidos, James Blaine, proponía una conferencia americana en la que se invitaría a los demás países del continente. Con su remoción ese plan quedaba sin llevar a cabo y encontraba su contraparte en una tendencia pro-hispánica en gestación en algunos sectores del continente americano, cuando en 1884 España invitaba a la creación de la Unión Iberoamericana , en estrategia para contrarrestar el creciente influjo que los Estados Unidos venían ejerciendo sobre América Latina. Pero en 1888 los gobiernos americanos recibían una invitación a la Conferencia Internacional Americana en Washington.
Así, el Panamericanismo al igual que el Panhispanismo, resultaron de la manera en cómo se concebía la integración regional; pero veremos que la asistencia de la mayoría de los países del continente a la Conferencia Internacional Americana de 1889 significaría un paso en favor del panamericanismo como estrategia de coalición. En gran medida la débil conciencia sobre la identidad latinoamericana y las potencialidades de sus pueblos hizo seguir, casi a ciegas, resoluciones o convenios que iban en contra de la idiosincrasia de nuestra región. Mientras en las conciencias se conceptualizara al pueblo como masas sin cultura o a los pobladores originarios como bárbaros se sentiría la necesidad de buscar el progreso a través de elementos foráneos; y qué mejor que la democracia liberal defendida por el panamericanismo.
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Con la representación de 17 países, se iniciaron en Washington las sesiones de la Conferencia el 2 de octubre de 1889 y culminaron el 19 de abril de 1890. En la primera sesión se designó como presidente a James Blaine, Secretario de Estado de los Estados Unidos y se aprobó la agenda: 1) La paz y la prosperidad; 2) Unión aduanera y fomento del comercio; 3) Comunicaciones; 4) Sistemas de mediciones uniformes; 5) Moneda común; 6) Arbitraje.
José Martí, conocedor de la política estadounidense, vislumbró los verdaderos objetivos de la convocatoria y se dedicó a combatirla:
“Jamás hubo en América, de la independencia acá, asunto que requiera más sensatez, ni obligue a más vigilancia, ni pida examen más claro y minucioso, que el convite que los Estados Unidos potentes, repletos de productos invendibles, y determinado a extender sus dominios en América, hacen a las naciones americanas de menos poder, ligadas por el comercio libre y útil con los pueblos europeos, para ajustar una liga contra Europa, y cerrar tratos con el resto del Mundo. De la tiranía de España supo salvarse la América española; y ahora, después de ver con ojos judiciales los antecedentes, causas y factores del convite, urge decir porque es la verdad, que ha llegado para la América española la hora de declarar su segunda independencia”.
La Conferencia, de acuerdo a su convocatoria , sólo podía hacer sugerencias y recomendaciones a los países representados, sin carácter obligante. Sin embargo, las largas sesiones de debates y discusiones, implicaban un compromiso por parte de los gobiernos signatarios. La mayoría de las recomendaciones buscaban facilitar el flujo comercial, por lo que la mayoría de medidas aprobadas iban en función de la estandarización de los procedimientos.
Se conformó la “Unión Internacional de las Repúblicas Americanas” que se dedicaría a compilar y distribuir los datos sobre el comercio continental y quedaría bajo la tutoría del Departamento de Estado estadounidense, que ejercería la presidencia y nombraría a los directivos. Los representantes de las naciones latinoamericanas serían los jefes de las misiones diplomáticas de cada país en Washington, por lo que cualquier decisión contraria a las propuestas estadounidenses, podía resultar en incidente diplomático.
Otras recomendaciones aprobadas se referían: a la eliminación del principio de Conquista del Derecho público americano, aunque los delegados de EE.UU. sólo accedieron a su firma, si se suspendía por un plazo de 20 años ; a la creación de un Banco Internacional Americano; y al uso de una moneda única en todos los países. Pero los temas más controversiales fueron: la Unión Aduanera; el Arbitraje; y las reclamaciones e intervenciones diplomáticas por perjuicios causados a los extranjeros. La Unión Aduanera era una gran zona de libre comercio que obedecía a las necesidades de expansión comercial de los Estados Unidos. Con el Arbitraje, EE.UU. pretendía un tribunal de arbitraje permanente y compulsorio, en el que su país, que supuestamente mantenía excelentes relaciones con las demás naciones del continente, fuese el encargado de hacer cumplir sus disposiciones (pretendían aprobarse a este respecto un Tratado y no una recomendación). Y en el tema de las reclamaciones diplomáticas, aún cuando la delegación estadounidense reclamó su obligación a defender sus nacionales en cualquier lugar y con los medios que considerasen necesarios, los latinoamericanos insistieron
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