Lic. En Historia
Enviado por Anabeb19 • 3 de Marzo de 2015 • 2.651 Palabras (11 Páginas) • 183 Visitas
El movimiento revolucionario mexicano como acontecimiento regional y la participación de las masas campesinas
La Revolución un movimiento de ¿masas o de líderes?
a) El dominio de las Elites en la Revolución Mexicana
El movimiento de la Revolución Mexicana de 1910, significó la caída definitiva del sistema político que había funcionado en el país, durante más de 30 años, si bien es cierto que el porfiriato le ofreció al país una estabilidad económica y un grado de desarrollo nunca antes visto.
Mediante alianzas estratégicas con caciques regionales dóciles, y la eliminación de los que no lo eran, Porfirio Díaz había extendido el poder central a regiones que anteriormente estaban fuera de la mano del gobierno, además la extensión de las líneas de ferrocarril abrió mercados lucrativos para los minerales y productos tropicales comerciales.
Sin embargo, a principios de siglo XX el régimen entró en una crisis que no pudo resolver. Desde 1905 en adelante el auge de la exportación vacilo a medida que los precios se derrumbaron, tendencia que produjo un grave desequilibrio externo de la economía nacional. En 1908 las restricciones del crédito bancario afectaron a todos los sectores de la actividad económica.
Además de la propaganda que se esforzaba en cimentar la idea de que el régimen se apoyaba fundamentalmente en la figura de Díaz, sin su control y sin la manipulación de los favores del poder, se terminaría con las alianzas sobre las cuales estaba sostenido el estado mexicano. Ya desde 1892 se señalaba la necesidad de encontrar un mecanismo para ayudar al país a superar la crisis que se provocaría con la partida de don Porfirio de la presidencia.
Con el éxito económico se habían creado nuevos grupos empresariales, intelectuales, profesionales y obreros de la industria, pero estos grupos económicos y sociales que recientemente habían adquirido importancia, compartían con las elites regionales, una falta de representación de los beneficios de las oportunidades que brindaban las obras publicas y los altos puestos en el gobierno.
El régimen se encargaba de excluir a estos llamados nuevos ricos que eran comerciantes e industriales, profesionales e intelectuales, que habían acumulado sus riquezas en el desarrollo económico previo al inicio del siglo XX. La misma situación vivían las elites regionales respecto al poder político o representación en la política nacional. La crisis fiscal reducía el negocio de los contratos de obras públicas a unos cuantos privilegiados.
El llamado ‘‘Apóstol de la Democracia’’, Francisco I. Madero, pertenecía a estas elites regionales, ignoradas por el régimen. Su actividad política había comenzado dese 1904, cuando había apoyado a los candidatos de las elites regionales en contra de quienes tenían el respaldo del régimen porfiriano; incluso un tiempo otorgó fondos a Flores Magón, hasta que descubrió el radicalismo de éste.
Durante su intensa actividad política previa a la del año de 1910, Madero desarrolló diversas relaciones, con miembros importantes de las elites regionales descontentas. Tomó en cuenta las preocupaciones de los hacendados, rancheros, industriales y comerciantes, organizo diversos mítines semipúblicos, a los que también asistían obreros y artesanos, en las ciudades de: Mazatlán, Hermosillo, Tampico, Monterrey, Campeche y Mérida, ampliando así, el ya sólido respaldo con el que contaba en los estados de Coahuila y Chihuahua.
Para las elecciones de 1910, el candidato del partido antirreeleccionista a gobernador por el Estado de Chihuahua, Abraham Gonzales, lo nombro candidato presidencial de su partido. Luego de esto junto a su vicepresidente Francisco Vázquez Gomes, se dedicó a realizar una campaña de bajo perfil, para así evitar un conflicto con el gobierno y los extranjeros, y porque además no pretendían que un gobierno activista perjudicara la economía de la libre empresa, las prerrogativas de los propietarios privados y terminar con el equilibrio existente entre las clases sociales.
Madero había adoptado una posición anti-dictatorial, moderadamente nacionalista, al asegurar que el pueblo de México, ‘‘no deseaba paz, sino libertad’’. A pesar de estas políticas de nacionalismo moderado y el poco interés ante un cambio social, el régimen lo considero un enorme riesgo para la burocracia, las elites metropolitanas, y lo extranjeros.
Este temor provocó, la detención del mismo Madero. Con este hecho su imagen mejoró, y se le veía en forma heroica. Luego de las elecciones de ese año, se le liberó con la condición de que permaneciera en San Luis Potosí; al cabo de unos meses escapó a los Estados Unidos, donde ya mantenía importante relaciones con banqueros del estado de Texas.
Madero publico entonces su llamado a la revolución, El Plan de San Luis Potosí, dicho plan convocaba a dar inicio a un movimiento armado el 20 de noviembre, Madero había creado una organización revolucionaria con una infraestructura rudimentaria, a través de cual deberían ocurrir levantamientos coordinados en todo el país, con insurrecciones a cargo de las elites locales; esto debía ocurrir en la región central ( Puebla, Pachuca, Ciudad de México), posteriormente penetrar por el norte de México y dirigir la rebelión desde Coahuila y Chihuahua. El liderazgo de estas revoluciones supuestamente debería estar sobre personajes de estatura local, y de las elites enemistadas con el antiguo gobierno.
Sin embargo los ricos miembros del partido anti reeleccionista no lograron la aceptación popular como líderes de una revolución violenta, se requería la incorporación de las clases populares, para que el movimiento siguiera a flote. Madero tomó medidas para garantizar tanto el apoyo del campesinado y la clase obrera industrial, brindo incentivos en el campo, y en las industrias les dijo a los obreros que podían organizarse de la forma que quisieran siempre y cuando fuera bajo un gobierno justo y honesto, esta medida de la organización de sindicatos le trajo gran popularidad entre la clase obrera.
El apoyo a Madero se hizo palpable en todo el territorio. En el estado de Morelos, en Anenecuilco, el miembro ejidal, y peón Emiliano Zapata, decidió realizar una revolución independiente de acuerdo con Madero. En el norte Pascual Orozco y Francisco Villa, declararon su total apoyo a Madero.
Pero ¿qué pensaba Madero de las clases populares? ¿En verdad hizo una revolución por el pueblo, o con intereses clasistas? .Es verdad que las clases populares nunca tuvieron un verdadero protagonismo, fueron tan solo un instrumento de entre los que en verdad encabezaban la revolución.
‘‘Se debe de resaltar que ni Madero, si su autoritario sucesor Venustiano Carranza,
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