MAY
Enviado por maya3510 • 6 de Noviembre de 2014 • Informe • 530 Palabras (3 Páginas) • 167 Visitas
Con el surgimiento de la Inquisición, la verdad pasó a establecerse por interrogación oinquisitio. Con este instrumento utilizado de manera violenta, el Papa masacró rápidamente algunos herejes (albigenses, cátaros, etc). Ta mbién se juntó con los franceses para fritar a los templarios y repartirse sus riquezas. Pero pronto la Inquisición se quedó sin trabajo y sin enemigos, porque los había matado a todos. Para justificar su brutal poder punitivo, necesitaba un enemigo con más aguante y de mejor calidad: así fue como apeló a Satán, que en hebreo significa justamente “enemigo”.
El poder de Satán y sus muchachos fue muy estudiado por los encargados de la Inquisición, que fueron los dominicos, también conocidos como perros del Señor (canes del Dominus). Éstos fueron los primeros criminólogos, como estudiosos de la etiologia u origen del mal. Casi ningún criminólogo acepta este origen porque no es una buena partida de nacimiento; prefieren considerarse herederos del Iluminismo o incluso del siglo XIX.
Los inquisidores no se atenían a la culpa sino al grado de peligro de las brujas y Satán, que ponía en riesgo a la humanidad. Para los demonólogos había una emergencia gravísima y nada debía obstaculizar la represión preventiva. Aquí surgió una cuestión que hasta hoy no se solucionó: ¿la pena se fija por la culpa o por la peligrosidad? Los penalistas siguen discutiendo la incoherencia con parches mientras los jueces deciden lo que les parece.
Los demonólogos elaboraron un discurso muy bien armado para liberar a su poder punitivo de todo límite, en función de una emergencia desatada y sus muchachos. Aunque parezca mentira, la estructura demonológica se mantiene hasta el presente: a lo largo de los siglos, se la volvió a alimentar con datos de nuevas emergencias, creíbles según pautas culturales de cada momento.
Se dejó de creer en Satán y sus muchachos pero se creyeron en otras cosas que hoy tampoco son creíbles. Y hoy se sigue alimentando la estructura con datos que son creíbles pero que mañana serán tan increíbles como Satán.
Desde la Inquisición hasta hoy se sucedieron los discursos con idéntica estructura: se alega una emergencia como una amenaza extraordinaria que pone en riesgo a la humanidad, a casi toda la humanidad, a la nación, al mundo occidental…, y el miedo a la emergencia se usa para eliminar cualquier obstáculo al poder punitivo que se presenta como la única solución de neutralización. Todo el que quiera oponerse u objetar ese poder es también un enemigo, un cómplice o un idiota útil.
El poder punitivo no se dedica a eliminar el peligro de la emergencia, sino a verticalizar más el poder social. La emergencia es sólo el elemento discursivo legitimante de su desenfreno. Esto se verifica a lo largo de unos ochocientos años de sucesivas emergencias, algunas de las cuales implicaban cierto peligro real: Satán está
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