Mi Opinión.

LOS GLOSADORES

Fundada por el erudito Irnerio de Bolonia a fines del siglo XI; al mismo Irnerio se le debe el descubrimiento de un manuscrito del Digesto en una biblioteca de Pisa. La copia de ese manuscrito (Codex S) la llevó a Bolonia Irnerio, donde comenzó a examinar El Digesto, primero filológicamente, y después con criterio de jurista, hasta dominar la grandiosa obra. Ésta escuela trabajo directamente sobre los textos del Digesto, explicándolos, aclarándolos e interpretando su contenido mediante notas marginales o interlineados llamados Glossa (breves observaciones exegéticas) de donde les viene el nombre de glosadores. Aplicación del método exegético en el estudio del Corpus iuris y debido al cultivo y difusión del derecho romano, fue el centro cultural de mayor prestigio de su época.

LOS HUMANISTAS

Los humanistas consideraron al Corpus Iuris una manifestación del espíritu romano, con ello se liberó de su temporal aislamiento jurídico, ellos (los humanistas) deseaban saber sus características y rasgos esenciales comparándolo con el Derecho nacional italiano. Este movimiento inició en Francia desarrollándose en Italia los humanistas abordaban el estudio de las fuentes de modo directo y procurando descubrir la verdad, por medio de métodos científicos. Para ello debían saber filología e historia y un saber enciclopédico. Imprimiendo un carácter especial único. El derecho siempre estuvo disponible, pero después de los humanistas fue exclusivo de un grupo de sabios, perdiendo contacto con la masa de juristas y la práctica.

LOS COMENTARISTAS.

A mediados del siglo VIII apareció la Escuela de los Postglosadores o Comentaristas, que alcanzó en el siglo XIV su máximo apogeo con Cino de Pistoya, Bartolo de Saxo ferrato y Baldo de Ubaldis – funda un derecho nacional italiano-. La sede está en Perusa, Padua, Pisa y Pavía; se estima escasa su aportación a los estudios del Corpus Iuris. En efecto, estos comentaristas se distinguieron de los glosadores en que donde éstos ponían breves observaciones exegéticas o glosas, aquellos redactaban largos y fatigosos comentarios, plagados de distinciones escolásticas- a los que deben su nombre de comentaristas- en los cuales, apartándose del texto justinianeo, piérdanse en prolijas digresiones doctrinales, sin relación apenas con el lugar comentado a la glosa correspondiente. No les animaba el propósito de explicar el Corpus Iuris porque para ellos el estudio del derecho romano termina en la Glossa, sino la ambición de alcanzar un triunfo más grande construyendo sobre bases de la anterior escuela, un derecho nuevo capaz de aplicación, un derecho común que sirviera ante todo para satisfacer las necesidades de Italia .

Referencias

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