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Militares


Enviado por   •  1 de Junio de 2014  •  1.099 Palabras (5 Páginas)  •  196 Visitas

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«Esta batalla está completamente perdida, pero apenas son las 2 p.m., hay tiempo para ganar otra». Los franceses trajeron y desplegaron rápidamente las tropas frente a San Giuliano, y los austríacos fueron lentos al organizar su ataque (una columna de cerca de 6.000 hombres). La mayoría de la artillería francesa sobreviviente disparó contra los austríacos a medida que avanzaban. La división francesa del general Boudet avanzó en línea contra el frente de la columna austríaca. Al encontrarse con los franceses, la columna austríaca intentó desplegarse, pero estaba tremendamente amenazada por la cercanía de los franceses. Un poco más atrás, un carro de municiones austríaco explotó. En la confusión, la columna fue atacada en su flanco derecho por la caballería pesada de Kellerman (cerca de 400 hombres) y fue desintegrada. Zach y muchos de sus hombres fueron tomados prisioneros y el ala derecha austríaca buscó refugio detrás del Bormida, con los franceses persiguiéndolos. Durante la persecución, el general Desaix fue mortalmente herido. Los austríacos al mando de Ott se retiraron en buen orden, pero habían sufrido muchas bajas en las 12 horas de combate: 40 piezas de artillería, 8.000 prisioneros y 6.000 muertos. Las bajas francesas, entre muertos y heridos fueron de 4.000 a 7.000, pero retuvieron el campo de batalla y la iniciativa estratégica.

INVESTIGACION DE INTERNET

Napoleón comete un error vital. Ha dividido a sus tropas en tres cuerpos y esa debilidad, tantas veces evitada por él, le hace caer en una trampa tendida por el astuto y viejo general austríaco Melas. Éste, sabedor de la situación de las tropas napoleónicas, ha decidido presentarle batalla. Y la va ganando ya que los refuerzos que debe traer el general Desaix se retrasan y los franceses comienzan a retroceder.

A mediodía se ven perdidos y Napoleón debe apelar intensamente a sus hombres: "¡Esperad! Las reservas van a llegar. ¡Esperad una hora todavía!" La fortuna se pone de nuevo de su parte. Desaix llega a las cinco de la tarde y sus tropas derrotan a los austriacos. Pero el propio Desaix fallece en la contienda y a Napoleón, pesaroso, no deja de serle útil este lamentable hecho, pues le evita tener que compartir la victoria con nadie.

Pero, a estas alturas Napoleón es ya más que un general victorioso. Es un hombre de estado y no ha dejado de conferenciar con los austríacos ni un instante en la búsqueda de una paz imposible. Él piensa que "para precipitar la paz es preciso llevar a un tiempo la guerra y las negociaciones". Y, desde el mismo campo de batalla, escribe una carta al emperador Francisco:

"La astucia de los ingleses ha impedido el efecto que debía producir naturalmente en el corazón de Vuestra Majestad el paso que he dado, a la vez sencillo y franco. La guerra ha tenido lugar. Millares de franceses y austriacos han dejado de existir. Desde el campo de batalla de Marengo, en medio de los sufrimientos y rodeado de quince mil cadáveres, conjuro a Vuestra Majestad a que escuche el grito de la humanidad. Demos el reposo y la tranquilidad a la generación actual. Si las generaciones futuras son lo bastante locas para batirse, después de algunos años de guerra aprenderán a ser prudentes y a vivir en paz."

GRAFICOS E ILUSTRACIONES

a. Napoleón Bonaparte, retrato de Andrea Appiani (1805)

b. Fig. 2. Batalla de Marengo cerca de la ciudad de Alessandría en la actual Italia el 14 de

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