Muerte De Manuel De Falla

El compositor español Manuel de falla, nacido en Cádiz el 23 de noviembre de 1876, fue el inmigrante más célebre que residió en la ciudad de Alta Gracia, habitando en el pintoresco chalet “Los Espinillos” ubicado en la parte más alta de la villa Carlos Pellegrini, al cual alquiló en el año 1942, a partir de ese momento esta casa se convertía en el contenedor donde quedó atrapada la creatividad de este genio, la que se exterioriza a través de la música y que expresa la pasión que estaba encerrada en el interior de un hombre menudo y de aspecto sacerdotal, y que plasmó en obras como “El amor brujo” y “El sombrero de tres picos”.

Manuel de Falla nunca fue un compositor prolífico, pero sus creaciones, cuentan con un asombroso grado de perfección. El gaditano había cultivado un estilo inequívocamente español, sabiendo darse a conocer con éxito en toda Europa y América, y con ello contribuyó a retirar del aislamiento a la música hispana.

El insigne compositor dejó Granada (España) poco después de finalizada la Guerra Civil Española, y a punto de estallar el segundo conflicto mundial en Europa. Hasta esos momentos el trabajo de Falla había estado paralizado; su situación económica era mala; la salud, duramente resentida y la muerte de algunos amigos, habían golpeado fuerte en su ánimo.

Don Manuel decide cruzar el Atlántico para reencontrarse con la paz y la esperanza. Este viaje hacia América se presentaba como una opción de vida, y con esta idea se embarcó junto a su hermana María del Carmen hacia Buenos Aires. Falla llevaba consigo, una carpeta con apuntes, borradores y demás manuscritos de la Atlántida. El arribo se produjo el 18 de octubre de 1939.

Tras los conciertos en el Teatro Colón, previstos para el mes de noviembre, y que resultaron un verdadero acontecimiento, el clima de Buenos Aires se tornó poco recomendable para la salud del Maestro. Por tal motivo, Carlos Paz fue su primera residencia en las sierras cordobesas en diciembre de 1939. Luego, Villa del Lago, y en 1942, llega al Chalet “Los Espinillos” de Alta Gracia.

En Alta Gracia Manuel de Falla no solo encontraría el benéfico clima seco y la altura de las sierras que apaleaban males respiratorios, sino también, le es recomendada por que aquí volvería a encontrarse con el silencio y la tranquilidad necesaria para concluir su Atlántida, en la que trabajaba siempre desde de las siete de la tarde hasta la medianoche, y que avanzaba a paso lento, demorada por el perfeccionismo y la precaria salud del compositor.

Una mañana llamaron a su cuarto para servirle el desayuno. Nadie contestó. Sobre el lecho estaba don Manuel de Falla, "al parecer dormido", como escribiría su hermana María del Carmen. Era el 14 de noviembre de 1946. En “Los Espinillos” Manuel de Falla había pasado a la muerte en silencio. El silencio que tanto buscó, y por el que se marchó de España.

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