Mujercitas

MUJERCITAS

Autor: Louise May Alcott

Biografía del Autor: Nació en Estados Unidos el 29 de nov. de 1832 y falleció el 6 de marzo de 1888. Se crió en Boston y recibió clases de escritores estadounidenses que fueron famosos en su época. Durante la Guerra Civil estadounidense sirvió como enfermera y escribió cartas a su familia con el título de Apuntes del Hospital, esto en el año 1863.

Para poder mantener a su familia, escribió relatos de misterio que se publicaron con seudónimo y su fama fue en gran parte por sus narraciones infantiles.

Fue autora de varios libros y géneros, siendo su obra más famosa Mujercitas que es una novela autobiográfica de su infancia. Mujercitas fue llevada al cine en el año 1933.

Tema principal de la obra: La vida de la familia March que estaba integrada por los padres y cuatro hermanas mujeres, Meg, Jo, Beth y Amy, durante el año que el Sr. March tuvo que irse a la guerra.

Descripción del tiempo y lugar: En Estados Unidos de Norte América en los años mil ochocientos sesenta y pico.

Cuadro de personajes: El señor y señora March, Meg, Jo, Beth y Amy, las hijas de los esposos March, señor Laurence, Laurie (Teodoro Laurence), Ana (la empleada de la casa), John Brooke, Sra. Gardiner, Los Moffat y Los Hummel.

Resumen:

Es la historia de cuatro hermanas, Meg (16) y muy bonita, Jo (15), Beth (13) era como un ángel y el ídolo de todos y Amy la más pequeña que vivían con su mamá ya que su papá se había ido a la guerra civil que se desarrollaba en Estados Unidos en esa época.

Jo dijo: sin regalos no parece que estamos en Navidad y Meg y Amy también se lamentaron. Beth añadió, tenemos a papá y mamá y a nosotras mismas. Las cuatro hijas estaban hartas de sus quehaceres, Meg cuidaba y enseñaba a unos niños, Jo porque tenía que hacerle compañía a una anciana que la molestaba mucho, Beth arreglaba la casa y hacía labores de la misma y Amy se quejaba que tenía que ir a estudiar. Jo comenzó a silbar y su hermana le dijo que se callara, que eso era cosa de hombres, la otra hermana, Meg, le dijo que ya estaba grande como para comportarse como hombre. Jo no hizo caso pues en realidad a ella le hubiera gustado ser hombre e ir a la guerra con su papá.

Las hermanas decidieron utilizar su dinero en algo para su mamá así que le darían unos guantes, unas zapatillas, unos pañuelos y una loción.

Recibieron una carta del papá que las emocionó mucho y ante esto, las jovencitas decidieron cambiar sus actitudes y la mamá les explicó que el camino hacia adelante y el deseo de dicha y bondad es la guía que conduce a través de los sufrimientos y errores hasta la paz, que es la verdadera Ciudad Celestial. Igualmente, cada una reconoció sus cargas. La mamá les dijo que buscaran debajo de sus almohadas el día de Navidad y que encontrarían su guía.

En la mañana de Navidad, encontraron un libro encuadernado de diferente color cada una debajo de sus almohadas los cuales les gustaron mucho. Los empezaron a leer y al bajar para agradecerle a su mamá, Ana les dijo que se había ido con un niño que había llegado pidiendo algo.

Amy decidió ir a cambiar la loción que le tenía a su mamá por una más grande, para no ser egoísta.

Cuando regresó la mamá les preguntó a todas que si deseaban regalar su desayuno a una familia muy pobre que vivía cerca y todas accedieron, estaban felices, Eso es amor al prójimo más que a uno mismo.

El señor Laurence, abuelo de Laurie, cuando se enteró lo del desayuno, pidió permiso a la mamá para enviarles golosinas la noche de Navidad y después de terminada la obra que habían preparado para ese día, se sorprendieron de toda la comida que había en la mesa.

Días después llegó una invitación de la Sra. Gardiner para ir a una fiesta a la que asistirían Meg y Jo. Amy también quería ir pero no estaba en edad. Era necesario que llevaran guantes pues era el detalle más importante al asistir a una fiesta. Meg le decía a Jo cómo comportarse en la fiesta y al llegar, la Sra. Gardiner les dio la bienvenida. Si durante la fiesta Jo quería algo, con tan sólo voltear a ver a su hermana, Meg con los ojos le “hablaba” y ya sabría la respuesta.

A Meg la invitaban varios a bailar pero Jo se quedaba sentada, cuando de repente vio que un joven se le acercaba, decidió pararse y esconderse detrás de una cortina donde se encontró a Laurie, el nieto del vecino. Los dos se escondían pues se sentían desplazados. Estuvieron platicando sobre lo que el Sr. Laurence les mandó para Navidad y riéndose, luego se pusieron a bailar. Cuando se sentaron llegó Meg y ya no aguantaba los zapatos y sus pies le dolían muchísimo.

Al final de la fiesta, Laurie les ofreció llevarlas en el carro de su abuelo lo cual aceptaron pues además, estaba lloviendo.

Se terminaron las vacaciones y empezaba otra vez la rutina; al principio… quejas, después, convencidas de que tenían que tomar sus cargas y llevarlas con alegría así como lo hacía su mamá. Había que ver la parte divertida de las cosas, decía Jo.

Amy y Beth estaban en la nieve y Jo vio a su vecino que parecía aburrido. Lanzaron una bola de nieve para llamar su atención y Laurie invitó a Jo a pasar adelante. Jo fue a pedir permiso y entró, Laurie estaba enfermo. Estuvieron platicando y él le contó que no tenía mamá y que desde su casa le gustaba verlas cómo todas juntas comían en la mesa a lo que ella le indicó que cuando quisiera podía llegar. También le hizo ver que conocía a muy pocas personas a lo que ella le indicó que debería de ir a todos los lugares a donde lo invitaban para conocer personas, tener amigos y pasarla mejor. Igualmente Jo le dijo que no se preocupara por su timidez pues la lograría vencer relacionándose con más gente.

Jo y los Laurence se hicieron muy buenos amigos pues ella sentía que no eran estirados ni presuntuosos, los encontraba espontáneos y francos. Cuando le enseñaron el piano, Jo feliz por su hermana Beth; pero al cabo de un rato que Laurie tocaba piano, notó que el abuelo se había molestado y fue porque lo hizo recordar a su hijo que se había casado con una italiana y nunca lo volvió a ver. Habían muerto cuando Laurie era pequeño y por eso vivía él con su abuelo.

Cuando regresó Jo a su casa les contó a sus hermanas lo platicado con Laurie.

Dejando por un lado el orgullo y comprendiendo que los Laurence las ayudaban de una manera y ellas ayudaban a Laurie pues empezó a sentir lo que era tener hermanas y el cariño maternal, se intercambiaron atenciones sin pensar en el valor que tenía cada una y fue así como se conocieron más.

El señor Laurence ofreció a Las March que si alguien deseaba usar el piano

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