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Mutualismo en la Аrgentina


Enviado por   •  15 de Junio de 2014  •  Trabajo  •  3.138 Palabras (13 Páginas)  •  239 Visitas

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Argentina

Nombre oficial: República Argentina

Superficie: 2.736.690 Km2

Capital: Buenos Aires 2.995.805 hab. (2001)

Moneda: Peso argentino

Idioma: Español

Población: 40.134.425 (2008)

Division administrativa: 4 regiones con 23 provincias y la Capital Federal de Buenos Aires

Fiesta nacional: 25 de Mayo, Revolución (1810); 9 de Julio, Independencia (1816)

Argentina reclama soberanía sobre las Islas Malvinas y un sector de la Antártida, con una superficie total de 1.250.000 km2. Tiene cuatro regiones naturales. La cordillera de los Andes recorre el país al oeste. En la región subandina se encuentra una sucesión de oasis de agricultura basada en el riego: caña de azúcar, cítricos (al norte) y vid (en el centro). Al este de la cordillera se extienden las llanuras: en el norte, la del Chaco, con vegetación subtropical y cultivos de algodón; en el centro, la Pampa de suelos fértiles y profundos, con clima templado, donde se desarrolla la ganadería de ovinos y bovinos, así como la agricultura de trigo, maíz, soya, y forrajes. En el sur, la Patagonia es una meseta baja, árida y fría, con vegetación de estepa, donde se cría extensivamente el ovino y se explota el petróleo. Aguas servidas sin tratamiento han elevado los niveles de contaminación de varios ríos, sobre todo el Matanza-Riachuelo en Buenos Aires. Otro problema es la creciente erosión del suelo, sobre todo en el norte de la pampa húmeda.

Un poco de historia

El Cooperativismo, que hizo su aparición en la Argentina en el último cuarto de siglo pasado, fue iniciado por los inmigrantes europeos que arribaron a sus playas, en nutridos contingentes, después de la Organización Nacional.

Desde el punto de vista jurídico, en el movimiento cooperativo argentino pueden considerarse dos etapas: una que va desde la aparición de los primeros ensayos de cooperación económica hasta el año 1926, y otra desde ese año hasta el momento actual. La segunda etapa corresponde al período en que las cooperativas deben organizarse y funcionar de acuerdo con las disposiciones de la ley nacional 11.388, que establecía los requisitos.

Este nuevo tipo de asociación tuvo su primera expresión legal con la reforma de 1889 del Código de Comercio, cuando se incorporaron al mismo, por disposición del Congreso, los artículos 392, 393 y 394, sobre sociedades cooperativas. La caracterización era muy pobre. En esos artículos se contemplaba un solo principio rochdaleano (a cada socio un voto, independientemente del número de acciones que poseyese) y se aceptaba que las cooperativas se estableciesen bajo cualquiera de las formas societarias mercantiles consagradas. Todo esto motivaba la fácil confusión de las cooperativas con entidades de diversa índole y que se usase la denominación de cooperativa sin que lo fuese.

Según Raimundo Real en su tesis del año 1900: "El movimiento cooperativo en Argentina es de muy escasa importancia. La facilidad de vida, en primer término, y, en segundo, la falta de educación económica, de unión gremial, de organización y disciplina, son probablemente las causas de que la cooperación no haya progresado. La mayor parte de las que han sido autorizadas e inscriptas no han llegado a constituirse o han fracasado, y de las pocas que funcionan con el nombre de cooperativas, quizás no hay tres que lo sean en realidad".

Entre las sociedades que en el siglo pasado ostentaron la denominación de "cooperativa" en Argentina, hubo algunas que lo fueron de verdad y otras que cumplieron parcialmente los principios rochdaleanos. Un gran número fueron mercantilistas o lucrativas, a veces por ignorar en qué consistían esas sociedades y otras por tratar de aprovecharse de su finalidad social.

Sólo hasta el año 1926 se termina con las situaciones anómalas y las indefiniciones, con la promulgación de la ley 11.388 que, inspirada en los principios de los pioneros de Rochdale, destacó con exactitud y precisión, la peculiaridad de las sociedades cooperativas y fijó las condiciones para su existencia legal. A los dos años de su existencia, una estadística del Ministerio de Agricultura revela 79 cooperativas urbanas y 143 rurales, las primeras ubicadas con preferencia en la Capital Federal y provincia de Buenos Aires y las segundas en el Litoral, Córdoba y Territorios Nacionales. Actualmente existen en funcionamiento, distintos tipos de cooperativas distribuidas en todo el territorio de la República Argentina, abarcando toda gama de actividades: Agrícolas, de consumo, de crédito, eléctricas, de enseñanza y escolares, de seguros, de vivienda, etc.

Mutualismo

El comienzo del Mutualismo en la Argentina está ligado a la historia del trabajo y a los sectores de medianos y escasos recursos.

Igual que en otras latitudes se han dado en nuestra tierra la unión de los hombres menos favorecidos para defenderse y buscar, por sus propios medios, un mecanismo que diera satisfacción a sus necesidades mediante el esfuerzo y la perseverancia. Los que primero experimentaron esa necesidad de agruparse en el Virreinato del Río de la Plata, fueron los inmigrantes, colonos en su mayoría. Estos hombres que procedían, inicialmente, de España y de Italia y los que fueron llegando más tarde de Francia, Portugal, Alemania y otros países se integraban en instituciones mutualistas, para fortalecer sus sentimientos patrióticos, conservar sus tradiciones y protegerse de las enfermedades. Así nacieron en ciudades y poblados de la Argentina, entidades de "socorros mutuos", éste fue generalmente el nombre inicial que en muchos casos aún conservan. Simultáneamente con las mutuales de colectividades nacían también las constituidas por trabajadores de un mismo gremio: zapateros, sastres, tipógrafos, empleados administrativos, y otros.

En el siglo pasado, cuando los argentinos volcaban sus mayores esfuerzos en consolidar la integración territorial y la unidad política, el mutualismo cumplía una doble función nacional y social, de trascendencia y valor inestimable. No debemos olvidarlo nunca.

Las mutuales se fueron multiplicando. Hoy no hay provincia argentina que no cuente con asociaciones de este género. No sólo se beneficiaron sus integrantes y los que voluntariamente se adherían. El país se benefició. Así ayudaron, y continúan haciéndolo, en crear el clima de paz social y de convivencia armónica. Una ley del 22 de agosto de 1822, que complementó un decreto de fecha 4 de setiembre de 1812, posibilitó que se dictaran reglamentos para diversas colonias agrícolas, de tipo social. El reglamento de la Colonia San Carlos, hoy en la provincia de Santa Fe, facultaba a los colonos para

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