Oración Tópica

Oración Tópica:

La nación toda se la pasó bien; ganó más de lo que realmente trabajó y gastó más de lo que produjo. Con increíble facilidad los medios de comunicación en México lograron culpar por todo y de todo al Estado nacional, y lo más importante, liberaron de toda responsabilidad a la sociedad civil. (El hecho es que, como México, un día toda Latinoamérica amaneció quebrada, sin prestigio ni reservas monetarias, endeudada y con tasas inflacionarias elevadísimas.)

Oraciones de Apoyo:

Nunca antes en la historia de nuestro país se luchó con tanto ahínco contra la corrupción. No obstante, como también sabemos ahora, los niveles de corrupción generados en ese sexenio fueron algo inusitado.

El hecho es que, como México, un día toda Latinoamérica amaneció quebrada, sin prestigio ni reservas monetarias, endeudada y con tasas inflacionarias elevadísimas, mientras los Estados Unidos financian, aún hoy, su enorme déficit fiscal con capitales extranjeros atraídos por las altas tasas de interés.

Nunca antes en la historia de México hubo un gobierno tan escindido entre su ser y su decir; entre sus proyectos y sus obras, entre sus palabras y sus hechos, y sobre todo, entre sus primeros años de gobierno y sus dos últimos de desgobierno.

José López Portillo afirmó: “Entendamos que la agonía de la estrategia económica seguida por México desde la Segunda Guerra Mundial reveló insuficiencias para estimular la producción y la capacidad de inversión. Reclamo ahora delinear nuevas políticas.”

Según el presidente López Portillo todo el país se debería organizar para producir, distribuir y consumir conforme a nuestro propio modelo, por encima de intereses sectarios o temores pueriles e infundados.

Además, en busca de una mayor eficacia y control estatales, se propuso una amplia reforma administrativa. El propósito era organizar primero al gobierno para organizar después al país.

El legalismo del gobierno de José López Portillo le propició una imagen de racionalidad, tecnicismo y mesura, a la vez que posibilitó importantes avances.

A partir de 1977, en general, tanto obreros como industriales brindaron su apoyo a la Alianza para la Producción. Asimismo, se buscó, no siempre con éxito, mantener los productos básicos a precios accesibles.

El presidente, definió tres etapas en las que se daría el desarrollo nacional: la superación de la crisis; la consolidación de la economía y un crecimiento acelerado. En términos generales la primera etapa se realizó felizmente.

La industria privada llegó a considerar que la política económica del Estado representaba una camisa de fuerza que sometería a las tendencias de libre mercado. De esta manera los conflictos y tensiones entre la iniciativa privada y el Estado alcanzaron su clímax durante 1982.

La política de empleo posibilitaba el desarrollo acelerado, la expansión de la demanda y el aumento en el ingreso familiar. Sin embrago, esto no fue entendido por la dirigencia obrera que no cejó de exigir mejoras en el salario real y la aniquilación de los topes salariales. Fue así como estallaron huelgas.

En su conjunto hasta mediados de 1981 todo marchó bien de acuerdo a los proyectos estatales, a pesar de que ya desde 1977 el mundo capitalista se hundía en la peor crisis.

El introducir más de 4 millones de personas al trabajo remunerado significó, a su vez, aumentar sustancialmente los servicios de salud, además una enorme expansión de servicios trajeron consigo mejoría real en los niveles de vida, pero también significaron un aumento en el gasto público.

Mexico encabezó y organizó la Reunión Norte- Sur, optando por una diplomacia en favor del cambio, apoyando a naciones que el vecino norteamericano había querido sofocar,

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