PAPEL DE LA FAMILIA EN EL CUIDADO Y EDUACIÓN DE LOS HIJOS

Antes de la entrada del siglo XVIII la educación de los hijos, especialmente lo de la nobleza, quedaba a cargo de las nodrizas o matronas sin preocupar a la madre de familia cual era el trato que recibían sus hijos, tal como lo indica JJ. Rousseau en Emilio (Fragmentos de la vida), existía un gran índice de mortalidad infantil pues las nodrizas descuidaban a los niños dejándolos solos. Jean François Icart indica esta situación de una manera muy explícita hablando por los recién nacidos en “La queja de los niños por nacer”: “No estamos a salvo por entrar al mundo. No es sino temblando como osamos mostrarnos, ya que somos continuamente maltratados por señoras quienes sin ninguna razón son llamadas matronas, a pesar de nuestras precauciones por tener nuestras pertas cerradas”.

A partir del siglo XVIII la familia comienza a separarse de la sociedad de acuerdo al autor Philippe Ariès, esta fue una de las transformaciones más importantes de la vida cotidiana y respondió a una necesidad de aislamiento.

Uno de los cambios que me pareció significativo fue la disposición de la casa pues con la necesidad de privacidad las familias quedaron reducidas a padres e hijos favoreciendo la comunicación, educación y cuidado de los hijos ya que se acostumbraba que el padre de familia estuviera ausente con lo cual la madre era quien tenía total responsabilidad del cuidado, con los cambios el padre de familia tenía que estar al tanto de lo que sucedía en casa y hasta se mostraba contento de reunirse en familia lo cual tenía un impacto positivo en la atención que se le brindaba a los hijos pues resultaba ser mayor. Los cuidados que se les daban a los niños antes del siglo XVIII eran menores a los que se empezaron a implementar al llegar el nuevo siglo, empezando por la salud pues la familia no solía darle importancia a las enfermedades menores que podían llegar a presentar los niños lo cual incidía con las altas tasas de muerte infantil, un 280% o más antes del siglo XVIII según Pierre Goubert( Nacer*).

Según Philippe Ariès se hablaba mucho de la educación de los hijos y además se reconocía su importancia especialmente aquella que se enfocaba en enseñar los buenos modales aunque esto significara un sacrificio en la economía familiar lo cual, en contraste con lo que se vivía en el siglo pasado era muy notorio puesto que los niños contribuían con una parte a la economía del hogar pues aunque no tuviera educación alguna debía desempeñar algún oficio para contribuir con la comida que se llevaba al hogar. Sin duda alguna otro de los rasgos más característicos del siglo XVIII fue la preocupación de la familia por la equidad entre los hijos lo cual ofreció mayores oportunidades de educación a niñas y varones sin importar su orden de nacimiento a diferencia del siglo anterior donde los primogénitos eran quienes recibían la mayor atención, cuidados y educación por parte de los padres

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