PATRIMONIO CULTURAL.
Enviado por Dennis González • 18 de Mayo de 2016 • Ensayo • 1.376 Palabras (6 Páginas) • 403 Visitas
En las próximas líneas se tratará un tema que carece de difusión desde la educación básica hasta la educación superior, los derechos humanos y en específico los derechos culturales, sobre esto últimos el doctor Bolfy Cottom ha investigado y escrito con la finalidad de que sean conocidos por la sociedad y con esto respetados y cumplidos.
Pero ¿De qué modo podemos conocer los derechos culturales del ser humano? ¿Cómo comparar históricamente como se han violentado o cómo se han cumplido? Pues para que esto sea posible solo basta con dar un vistazo a la historia de la humanidad, desde los mitos griegos, hasta las conquistas violentas de los pueblos en los que se tomaba por la fuerza no solo el territorio, sino la cotidianidad de quienes habitaban dichas sociedades; se impusieron lenguas, religiones, fiestas, creencias, indumentaria, cantos, tradiciones, es decir, se impuso una cultura a otra.
De este modo comienza la discriminación a las prácticas culturales del “otro”, y así se puede decir que los derechos culturales van más allá de aquello que se vea escrito en un papel, aquel que tiene conciencia de su cultura y el derecho que tiene de vivirla sabe que desde su nacimiento posee esa inmaneidad que le permite ser una persona libre en cuanto a creencias, educación, historia y futuro y sobre todo tiene conciencia de esa unicidad que posee como miembro de su sociedad.
Este tipo de ideas se adoptó por la Asamblea Nacional Francesa el 26 de agosto de 1789 donde palabras como libertad e igualdad se pusieron sobre la mesa con la finalidad de garantizarlas para todo ser humano, esto, a raíz de la superioridad que se creía poseía el “hombre blanco”, se pensaba que todo aquello que no hiciera él era inferior, el objetivo al hablar de libertad e igualdad era que la sociedad tomara conciencia de su identidad, de este modo defender y valorar sus rasgos culturales.
Otro punto del que Cotton hace hincapié es que el derecho cultural de todo ser humano no es el “acceso a la cultura”, pues hay que saber que todo ser humano con el simple hecho de desarrollarse en una sociedad es poseedor de la misma, y erróneamente se ha pensado que el ser un individuo “culto” es el que posee conocimientos sobre ciencia, arte, música, etc.
Por su parte y de modo contrario, el tener derechos culturales es saberse protegido, garantizar y sobre todo fomentar cualquier modo de convivencia que se produzca en una sociedad, pues cada organización, contiene características que es indispensable respetar para lograr un cumplimiento real de los derechos humanos. La tarea también se vuelve equivocada cuando se cree que se debe de “convertir” a los pueblos en modernos o civilizados para que se puedan considerar cultos, pues esto lejos de respetar solo desaparecería la identidad que a través del paso de los años han creado. Se trata de reconocer todas las particularidades de un grupo y resaltarlas, así se podrá dar el lugar que tienen como respetables y diferentes sin que este último adjetivo les de inferioridad en el resto del mundo.
Nos ejemplifica este tipo de problemáticas en una ciudad que bastante conocemos, la ciudad de México, en la cual diario hay una diversidad innumerable de culturas, lenguas, tradiciones, nacionalidades, que lejos de hacerla dispareja, nutre día a día las diferencias notorias que le dan la merecida popularidad y concurrencia que posee.
Un buen detonante para promover la creatividad social, la equidad, el bienestar colectivo es el reconocimiento de los derecho culturales de las colectividades del mundo, aquí entra el trabajo del Estado, el cual debe de garantizar “la continuidad cultural de los colectivos”, es decir, debe ser el primero en corroborar que se respetan las diversidades culturales que se presentan en un mismo espacio, trayendo a colación de nuevo a la ciudad de México es oportuno mencionar que durante el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas, de 1998 a 2001 se trabajó en acabar con la idea de que la cultura se creaba en espacios cerrados, se iniciaron programas como “la calle es de todos” donde se invitó a transformar a las plazas, tianguis, jardines, mercados y parques en escenarios para la representación cultural.
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