ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

PENSAMIENTOS DE SIMON BOLIVAR


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2012  •  4.809 Palabras (20 Páginas)  •  804 Visitas

Página 1 de 20

Pensamientos de Simón Bolívar

¡Adiós Colombia! ¡Adiós Libertad! Tan preciosas ambas, ¿Cómo debemos perderlas sin llorar lágrimas de sangre?.

¡Compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y del hombre que manda solo!.

¡Cuan superior es la suma de las luces a la suma de las riquezas.!

¡He proclamado la Libertad absoluta de los esclavos.!

¿Cuán dichosos fuéramos si nuestra sabiduría se dejara conducir por la fortaleza? ¿Que importa que yo perezca para que viva un pueblo?.

¿Quiere usted que yo continúe haciendo de Jesucristo sin ser Dios? Esto es muy duro, esto supera mis fuerzas.

Al silencio de los muertos, sucedieron los vivas a la Libertad.

Amo la Libertad de la América más que mi gloria propia; y para conseguirla no he ahorrado sacrificios.

Así como la justicia justifica la audacia de haberla emprendido, la imposibilidad de su adquisición califica la insuficiencia de los medios.

Audacia en el plan y prudencia en la ejecución.

Aunque la guerra es el compendio de todos los males, la tiranía es el compendio de todas las guerras.

Aunque me cueste la vida voy a impedir la guerra civil.

Ay mi amigo, mi aflicción no tiene medida, porque la calumnia me ahoga como aquellas serpientes de Lacoonte.

Bajo la dictadura ¿Quien puede hablar de Libertad?.

Bastante me han criticado por haber hecho el bien a pesar de mi deber.

Bolívar es incapaz de corromper a sus amigos porque nada puede pretender que no sea justo.

Boliviano: nombre que me pertenece antes de nacer...

Cada pueblo será libre a su modo y disfrutará de soberanía, según la voluntad de su conciencia.

Ciertamente, el oro y la plata son objetos preciosos; pero la existencia de la República y la vida de los ciudadanos son más preciosos aún.

Colombia es la palabra sagrada y la palabra mágica de todos los ciudadanos virtuosos.

Con valor se acaban los males.

Contra los canallas pueden emplearse las armas que usan ellos mismos.

Creo más en el honor que en las pasiones.

Creo que mi gloria ha llegado a su colmo, viendo a mi patria libre, constituida y tranquila, al separarme yo de sus gloriosas riberas.

Cualesquiera que sean los días que la Providencia me tenga aún destinados, todos, hasta el último, serán empleados en servicio de la América.

Cualquiera que sea mi suerte en lo adelante, mi último suspiro será por mi país.

Cuando las calamidades públicas me pusieron las armas en las manos para libertar a mi patria, yo no consulté mis fuerzas ni mis talentos.

Cuando los partidos carecen de autoridad, ora por falta de poder, ya por el triunfo de sus contrarios, nace el descontento y los debilita.

Cuando más me elevo tanto más hondo se ofrece el abismo.

Cuando me hablan de valor y de audacia, siento revivir todo mi ser y vuelvo a nacer, por decirlo así, para la patria y para la gloria.

Cuando quede reducido a nada estaré satisfecho de mi propia ruina y la veré como una gloria y un martirio poco merecido.

Cuando temo que desaprueben mi manejo o mis ideas, dejo de importunar con mi amistad a los que me condenan.

Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución Federal de Venezuela, tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación a nuestro estado.

De la capitulación no se saca otra cosa que entregar hasta los dispersos y perder hasta el derecho de defenderse.

De la derrota se saca el partido de la reacción.

De la Libertad absoluta se desciende siempre al poder absoluto, y el medio entre éstos dos términos es la Suprema Libertad Social.

De las cosas más seguras, la más segura es dudar.

Debo irme lo más lejos que pueda a descansar de tanta pena que me dan los males ajenos.

Después de aliviar a los que aún sufren por la guerra, nada puede interesarme más que la propagación de las ciencias.

Digan V.V. que el ciudadano Bolívar viene a pagar sus respetos a la soberanía del pueblo.

Dios concede la victoria a la constancia.

El amor a la Libertad me ha forzado a seguir un oficio contrario a todos mis sentimientos.

El bien como el mal, da la muerte cuando es súbito y excesivo.

El cielo es prodigioso con los que combaten por la justicia y severo con los opresores.

El destino del Ejército es guarnecer la frontera. ¡Dios nos preserve de que vuelva sus armas contra los ciudadanos!.

El ejercicio de la justicia es el ejercicio de la Libertad.

El error que profeso a la opresión no me permite ser víctima de este sacrificio.

El género humano gemía por la ruina de su más bella posesión : era esclavo y ya es libre.

El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor.

El hábito de la guerra, el servicio de los campamentos, el contacto con los enemigos, me han puesto fuera del mando civil.

El hombre es hijo del miedo, y el criminal y el esclavo mucho más.

El honor es el mejor guía del laberinto de las revoluciones.

El instinto es un consejero leal; en tanto que la pedantería es un aire letífico que ahoga los buenos sentimientos.

El mando me disgusta tanto como amo la gloria, y gloria no es mandar sino ejercitar grandes virtudes.

El mando pesa más que la muerte al que no tiene ambición.

El menor mal es el mayor bien posible.

El modo de gobernar bien es el emplear hombres honrados, aunque sean enemigos.

El peligro es mi trono, y vencerlo es mi gloria.

El peso de la Libertad es liviano, pero también es difícil mantenerlo en equilibrio aun en las naciones más cultas y civilizadas.

El premio del mérito es el acto más augusto del poder humano.

El primer día de paz, será el último de mi mando.

El pueblo que combate con fe, al fin triunfará.

El que abandona todo por ser útil a su país, no pierde nada, y gana cuanto le consagra.

El que no está con la Libertad puede contar con las cadenas del infortunio y con la desaprobación universal.

El que no sabe escribir, ni paga contribución ni tiene un oficio conocido,

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (30 Kb)
Leer 19 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com