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PLURICULTURIZACION Y CULTURA POPULAR


Enviado por   •  30 de Octubre de 2014  •  3.380 Palabras (14 Páginas)  •  532 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El ser humano desde que nace aprende mediante el entorno social de generación en generación conocimientos, costumbres, tradiciones, reglas… Las situaciones del acontecer cotidiano (escuela, trabajo, comunidad) construye un aprendizaje, por medio de las experiencias crea un nuevo conocimiento.

La cultura forma a un determinado individuo en su perfil intelectual, social y humanamente y lo lleva a crear nuevas cosas en su entorno. Todas estas características culturales adquiridas por el individuo a través del tiempo lo identifica y diferencia con cada cultura.

Dentro de una cultura existe básicamente la pluriculturalidad.

Esto quiere decir que, toda comunidad y su manera de vivir se forma a partir de distintas manera de pensar, maneras de actuar y de sentir.

Es decir que dentro de una comunidad existen varias culturas que hacen rica una cultura en sí, a través del mestizaje y la unión de diferentes manera de pensar.

GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD NACIONAL Y EDUCACIÓN

La globalización se centra en el largo proceso multisecular de la internacionalización, que tiene hondas raíces en la época denominada de Renacimiento, esa fecunda etapa de la humanidad en que las artes, el comercio, la música, la literatura y las ciencias florecen y con ellos pueblos y ciudades hasta el surgimiento de la nación, que cambió el modo de vida, las personas dejaron de vivir en comunidades, zonas o regiones relativamente aisladas e independientes para formar parte de un conjunto mayor de límites geográficos precisos e identidad signada por sus símbolos, por su idiosincrasia, por su lengua común y su psicología común que los hace iguales y diferentes a los demás.

La idea de lo nacional, en el contexto de la globalización, debe reformularse; la persistencia del imperialismo y la dependencia no significa que nos movamos en el mismo escenario de principios del siglo XX ni siquiera en las décadas posteriores a la segunda mitad de la centuria, significa que los viejos tipos de vínculos internacionales se hallan subsumidos y atravesados por nuevos transnacionales. Las desigualdades entre naciones, regiones y estados continúan e incluso se agravan, pero no pueden ser ya pensadas al margen de la aparición de redes y alianzas que reorganizan y subsumen tanto las estructuras estatales como los regímenes políticos y los proyectos nacionales.

Es por ello, que la globalización es llamada enferma, ya que es la síntesis contradictoria entre: fin - comienzo, entre nacimiento – muerte. En el desarrollo del mundo de hoy, en que la ruptura es necesaria, a la globalización hay que extirparle el lado enfermo para lograr identificarnos a nosotros mismos, asumir nuestra especificidad para avanzar en el reconocimiento del otro.

Por otro lado, la identidad nacional incluye un “proceso de autoidentificación, de cobrar conciencia de uno mismo desde la raza, desde la cultura (…) Es pues un proceso intelectual de reconocimiento de unos valores generales por los que me identifico como uno más incluido en un grupo definido por dichos valores”

Y consiste en “la identificación de los nosotros y una toma de conciencia, de ser distintos a los demás pero iguales a sus co-societarios frente a los otros grupos” en este caso con otras naciones.

Se define como una vinculación ideológica y afectiva al grupo humano de una colectividad unida por lazos de homogeneidad cultural, la conciencia defensiva de la unidad de costumbres, instituciones, lengua, religión y de afinidades electivas o congénitas y los proyectos de vida común, es decir, de lo que, en términos generales, se entiende como nacionalidad distintiva, lo que nos hace diferentes.

Esta diferencia implica tomar nuestra carga cultural –en este caso se concreta a la relacionada con la nación– por medio del contacto con el entorno cercano (familia, escuela, comunidad) y hacerlo nuestro, no como un ser pasivo sino como un ser activo –acción final de la identidad nacional– que reconoce las tradiciones a través de su pasado, forja el presente y apuesta por un mejor futuro.

La identidad nacional hace que nuestro “plan de vida personal coincida con el de nuestra nación, ya que se vive un sentimiento individual o colectivo que tiende al planteamiento y resolución de los aspectos políticos, sociales y económicos, tomando en cuenta exclusivamente el interés del país”.

De esta manera, la globalización afecta a la identidad nacional porque se puede llegar al relativismo cultural, que se refiere a que cada cultura tiene sus elementos muy concretos y que por ende no deben juzgarse fuera de su contexto, por ejemplo el lapidar a una mujer por haber sido infiel se debe de entender bajo los criterios del ambiente en el que se encontraba en ese momento, sin embargo existen ciertas acciones que no pueden ser concebidas ni permitidas bajo ninguna circunstancia; finalmente la identidad nacional se diluye perdiendo su verdadero objetivo.

En este sentido en Venezuela precisamente de un lado combatimos los aspectos negativos de la globalización, pero a su vez, estamos afianzando nuestras tradiciones y comportamientos históricos. Defendemos nuestras especificidades culturales, nuestras idiosincrasias y nuestro acervo histórico y es así como la revolución venezolana levanta la ideología del insigne prócer de la independencia Simón Bolívar.

Es por ello, que uno de los objetivos más importantes y a la vez más complejos, de toda actividad educativa, es contribuir en la formación de la identidad nacional, toda vez que se encuentra en un país con amplias diferencias sociales y culturales. No obstante, todos los que están comprometidos en la forja de una nueva educación, científica, democrática y nacional; no dudan que la forja de la identidad nacional es la piedra angular que orienta toda esta actividad educativa, de allí la relevancia del asunto.

Entonces, es necesario comprender que una persona ha desarrollado identidad por su nación cuando ésta estima, quiere y ama a su país, cuando conoce la historia de su gente y valora su esfuerzo, cuando es consciente de los problemas que aquejan a su comunidad y se compromete a resolverlos y cuando se une a un proyecto colectivo que busque transformar a su nación en una sociedad próspera donde cada uno de sus integrantes tengan la posibilidad de vivir dignamente, con libertad y justicia.

Finalmente, queda claro que la educación juega un papel importante en la forja de la identidad nacional y no sólo es un asunto que le compete a los políticos o gobernantes,

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