PROGRAMA SECTORIAL DE TURISMO
Enviado por miriam195ram • 3 de Septiembre de 2014 • 4.109 Palabras (17 Páginas) • 402 Visitas
El turismo tal y como lo conocemos hoy día sólo apareció en el siglo XIX. En aquella época, estaba reservado para una élite de la burguesía, puesto que las leyes regulando el trabajo no incluían vacaciones para los trabajadores, que tenían que trabajar todos los días, hasta los domingos. Por eso las posibilidades para irse de vacaciones eran muy limitadas para la gran mayoría de los ciudadanos.
En 1936, la adopción por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del Convenio 52 sobre las vacaciones pagadas marcó el punto de salida del turismo social. El principio de ese convenio también se encuentra en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la cual se afirma que «toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas».
Por eso se puede decir que el turismo social nació de una exigencia ética reivindicada por militantes cuya legitimidad se basa en un derecho, el derecho al turismo, que es una prolongación natural del derecho al trabajo, al descanso y a las vacaciones pagadas.
Sin embargo, algunos historiadores consideran que el turismo social habría empezado algunas décadas antes, con la creación de colonias de vacaciones para niños desfavorecidos (esta actividad luego fue reconocida por su interés educativo, y se amplió su campo de acción a todas las clases sociales) y con la aparición de albergues juveniles a principios del siglo XX. El sistema de acampadas y de albergues en casas privadas también apareció a finales del siglo XIX. En esa época, la gran mayoría de las infraestructuras turísticas pertenecían al sector privado, que sean organizaciones que tienen por objetivo favorecer el acceso al turismo para una franja de población más amplia, o empresas comerciales.
Sólo fue al final de la segunda guerra mundial cuando aparecieron en algunos países políticas sociales del turismo, como la ayuda a la piedra (ayuda a la construcción, restauración y modernización de equipos e infraestructuras) y la ayuda a la persona (medidas que permiten facilitar ir de vacaciones). Muchas asociaciones también vieron la luz, bajo los auspicios de sindicatos, movimientos de familias, comités de empresa, etc. Todas tenían como objetivo alcanzar un desarrollo y una ampliación del turismo social.
Además de estas diferentes asociaciones, a menudo establecidas a nivel nacional, aparecieron también al salir de la guerra federaciones, nacionales o internacionales, agrupando organismos con un objetivo común. Fue el caso de la Federación Internacional de Camping y Caravaning y la Federación Internacional de Albergues Juveniles.
En este contexto, unos años más tarde, en 1963, se creó el Buró Internacional del Turismo Social (BITS) cuyo mayor fundador, Arthur Haulot, garantizó durante largos años la promoción y el desarrollo del turismo social a nivel mundial.
Conceptos y definiciones
Teniendo en cuenta la diversidad de concepciones del « turismo social », no existe una única definición del concepto de turismo social.
Para la OITS, como lo define en el artículo 3 de sus estatutos, el turismo social es « el conjunto de relaciones y fenómenos que resultan de la participación al turismo y en particular de la participación de capas sociales con recursos modestos. Esta participación es posible, o al menos es facilitada, gracias a medidas con un carácter social bien definido. La OITS se apoya, para llevar a cabo esta acción, en los principios definidos y adoptados en la Declaración de Montreal en septiembre de 1996 ».
El profesor Louis Jolin de la Universidad de Quebec en Montreal sugiere una definición más operacional, indicando que « el turismo social « se refiere a programas, realizaciones y acciones que pretenden hacer efectivos el derecho a las vacaciones y la accesibilidad al turismo a todos los grupos de población, en particular los jóvenes, las familias, los jubilados, las personas con recursos modestos, las personas con capacidades físicas limitadas, pero las que también pretenden alcanzar una calidad de relación entre los visitantes y las comunidades anfitrionas ». […] El turismo social incluye también las realizaciones las que contribuyen a dar acceso a la práctica de actividades al aire libre, especialmente para los jóvenes. […] Por eso tiene el mérito de ampliar la democratización del territorio para fines recreo-turísticos y también socio-educativos. Abarca también las medidas que los gobiernos de varios países implementan para favorecer a que la población se vaya de vacaciones. Estas medidas a menudo tienen su origen en luchas de sindicatos, asociaciones, grupos comunitarios ».
En 1993, la Comisión europea afirmaba en un informe acerca de ello que « el turismo social se organiza en algunos países por asociaciones, cooperativas y sindicatos, y se destina a hacer los viajes realmente más asequibles al mayor número, especialmente para las clases sociales más desfavorecidas ».
Más recientemente, en 2006, el Comité Económico y Social Europeo afirmaba en su dictamen acerca del Turismo social en Europa « que existe una actividad de turismo social siempre que se den tres condiciones:
Que se detecte una situación real de incapacidad total o parcial de ejercer plenamente el derecho al turismo. Ello puede provenir tanto de condiciones económicas, de discapacidades físicas o mentales, de condiciones de aislamiento personal o familiar, de movilidad reducida, de dificultades geográficas y de una gran variedad de causas que en definitiva suponen un obstáculo real.
Que alguien, ya sea institución pública o privada, empresa, sindicato o simplemente un grupo organizado de personas, se proponga actuar y actúe en el sentido de vencer o reducir ese obstáculo que impide a una persona ejercer su derecho al turismo.
Que esa actuación tenga efectividad real y contribuya a que un grupo de personas haga turismo en las condiciones y bajo los valores de sostenibilidad, accesibilidad y solidaridad ».
Según las consideraciones de la Declaración de Montreal Por una visión humanista y social del turismo, las principales ventajas del turismo social son sus efectos como « forjador de la sociedad », « factor de potencia económica », « protagonista del ordenamiento del territorio y del desarrollo local » y « socio de los programas de desarrollo mundial ».
Aquella Declaración menciona también los criterios de identificación del turismo social (art. 13) que estipula que « cualquier empresa de turismo (asociación, cooperativa, mutualidad, fundación, federación, empresa sin ánimo de lucro, etc.) cuyo acto fundador u objetivo principal indique claramente que persigue un proyecto de interés general y que busque el
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