Personalidad de Mussolini

29 de julio de 1883 – 28 de abril de 1945

(INTRODUCCIÓN)

“Podríamos dejar de lado los relatos de algunos de sus críticos, en los que cuentan cómo desmembraba pollos vivos y les sacaba los ojos. Pero aun cuando aceptáramos solamente las historias de sus partidarios, la imagen del pequeño Benito que surge de ellas es contradictoria. Así, nos cuentan que pasaba muchas horas solo en algún lugar de la casa paterna leyendo libros, mientras sus compañeros de escuela se dedicaban a jugar. Y que se liaba en salvajes pelas con otros niños, a quienes atacaba armado de un cuchillo. Estos retratos contradictorios, no son necesariamente incompatibles. Es perfectamente posible que se dedicara a la lectura solitaria y que también se peleara a cuchillo, pues ello concuerda con las dos caras del carácter que mostró a lo largo de su vida. A veces, era tan intelectual y filósofo reflexivo, y otras veces actuaba como un brutal pandillero (…)”.

“Según la esposa de Mussolini, Rachele, aunque él escribió un prefacio a Dux, el libro no le gustaba. Claro que a Rachele no le gustaban ni “la Sarfatti” ni ninguna otra de las amantes de su esposo. La hermana de Mussolini, Edvige, que tal vez tuviera menos prejuicios que Rachele, confirma que efectivamente Dux no le gustaba.

Benito estuvo involucrado en peleas desde su primer día de clase, cuando los otros niños la emprendieron a pedradas con él y él les respondió del mismo modo. En su supuesta autobiografía de 1928, que probablemente salió de la pluma de su hermano Arnaldo, escribió que aunque era aporreado a menudo,  disfrutaba de sus peleas en la escuela, y que aprendió que es mediante la lucha como los hombres ganan amigos y aprenden a respetar a sus adversarios. Y cuenta que procuraba ocultar a su madre los tajos y moretones que recibía en la escuela. Durante la cena, no se atrevía a estirar el brazo para tomar el pan por temor a que ella le viera las heridas en la muñeca, aunque como era maestra en la escuela, debía de estar enterada de lo que allí estaba pasando”.

“Aunque su padre lo golpeaba algunas veces cuando se portaba mal, Benito era feliz en su casa, y amaba a sus padres, su hermano y su hermana. Alessandro lo formó en la conciencia de las injusticias de la sociedad, el odio a la burguesía –los opresores del proletariado-, y a los curas que mentían a los obreros para que éstos aceptaran su suerte de buen grado. Alessandro le enseñó a resistirse a la autoridad y a rebelarse. El día de Navidad de 1892 –Benito tenía nueve años-, su madre lo llevó a tomar la primera comunión. Pero aunque fue a misa para complacerla, en materia de religión adoptó las ideas de su padre”

“A los nueve años, fue enviado a in internado, en Faenza. Como muchos centros de educación superior, era regentado por sacerdotes de la Congregación Salesiana. La disciplina era estricta, y la vida de los internados, dura. Se levantaban a las cinco de la mañana en verano y a las seis en invierno, tenían prohibido hablar durante las comidas, y la asistencia diaria a misa era obligatoria. Con respecto a la misa, Benito se comportaba como un objetor; algunas veces se negó a ir, y fue castigado. No tardó mucho en convencerse de que los profesores se habían ensañado ocn él, y de que lo discriminaban porque su padre era socialista. Sus conflictos con sus profesores, su actitud desafiante hacia la autoridad, y su convicción de que estaba siendo perseguido han sido citadas a menudo por sus biógrafos hostiles como un ejemplo de su temperamento incontrolable y de su manía de persecución. Pero no es de extrañar que el hijo de Alessandro Mussolini, educado desde la infancia en una atmósfera socialista italiana, se rebelará contra los curas y creyera que lo estaban persiguiendo. ¿Acaso los socialistas no eran siempre perseguidos por los curas?”

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