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¿Por Qué Se Puso En Marcha En La Posguerra El Proceso De La Unión Europea?


Enviado por   •  6 de Marzo de 2014  •  3.317 Palabras (14 Páginas)  •  367 Visitas

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Introducción.

Una Europa unida, no es un concepto novedoso, ni un invento del siglo XX, sino que es una idea que muchos tuvieron a lo largo de los siglos, pero que casi siempre quedo distante e irrealizable. En el siglo XIV Pierre Dubois, jurista originario de Francia, abogaba por un “concilio” de príncipes laicos y eclesiásticos donde se resolviesen pacíficamente los problemas; esta idea se retomará en el s XVII, de manos de Emeric Crucé, que hablaba de una asamblea con representantes de los diferentes Estados de la cristiandad, para organizar la paz a través del arbitraje; en el siglo XVIII se pueden destacar ideas como las del abate de Saint- Pierre, que quería adoptar un senado europeo con cuarenta miembros, con poder legislativo y judicial que dispondría de su propia fuerza armada o la idea de Kant de una federación de Estados sometidos a leyes comunes para así asegurar la paz.

En el siglo XIX intelectuales como Augusto Comte o Víctor Hugo defenderán proyectos de semejante índole, pero no será hasta el siglo XX cuando se genere el entorno y el tiempo adecuado, además de unos intelectuales y políticos más involucrados a dicha causa, por tanto, tras todo ese impulso intelectual en una época de crisis moral y política como la que supuso la II Guerra Mundial, el proyecto de unión era más urgente que nunca

El siglo XX y la Idea de Europa.

Tras la Gran Guerra, comenzarán a resurgir ideas que abogaban por una Europa unida, ya que la Europa nacionalista e imperialista comenzaba a decaer, como consecuencia del conflicto y por el gran peso que conlleva el mantenimiento colonial; surgirán en este periodo de entreguerras importantes impulsores de un Europa unida y en paz: Richard Coudenhove-Kalergi y su idea Peneuropeista, sir Arthur Salter con su obra The United States of Europe. Idea and others Papers, Briand y el proyecto de Asociación Europea, entre otros muchos.

Coudenhove-Kalergi, austriaco, retoma el proyecto de una federación europea, el cual había expuesto en su libro Paneuropa en 1923 que tuvo una gran influencia entre los intelectuales del momento, surgiendo el renacimiento de este concepto. En 1924 Coudenhove- Kalergi consigue ver formado el movimiento de la “Unión Paneuropea”, que tendrá el apoyo de personalidades de la política y de la cultura del momento, fijándose su sede en la ciudad de Viena, celebrándose allí su primer congreso en honor de los grandes espíritus europeístas. Al primer congreso acudieron miles de personas de veinticuatro países distintos, creándose al finalizar el congreso distintas secciones nacionales de la organización, abogando por: la unidad federal de los pueblos europeos que quieran, abstención en lo que se refiere a política interior, comités independientes en cada estado, para su administración propia; pero lo más destacado es que deja fuera a Gran Bretaña y la Unión Soviética, al no poder federarse exclusivamente a un solo continente (también habla de la reconciliación entre Alemania y Francia como Clave para cualquier proyecto europeo). La Unión Paneuropea serviría como arbitraje en Europa y además se establecería una unión aduanera entre los miembros.

Una iniciativa mucho mayor será la llevada a cabo por Arístides Briand (presidente de honor de la Unión Paneuropea, Ministro de Asuntos Exteriores francés), secundado por Édouard Herriot presidente del Consejo de ministros de la República Francesa, que en enero de 1925 dará un discurso en el Senado sobre la necesidad de crear los Estados Unidos de Europa, ya que en Europa comenzaban a avanzar los planteamientos totalitarios. En septiembre de 1929, ante la X sesión de la Asamblea Plenaria de la Sociedad de Naciones, Briand presentó sus ideas sobre la unidad Europea; tras esto, encargado por los delegados europeos de la Sociedad de Naciones, realizó un Memorándum sobre la organización de lo que sería un régimen de unión federal (ayudado por Saint John Perse Premio Nobel y secretario de Asuntos exteriores de Francia).

El 1 de mayo de 1930 se presentará dicho documento, recibiendo el apoyo europeo, a excepción de Gran Bretaña, y enseñado a la Sociedad de Naciones en septiembre en el XI Asamblea Plenaria. Este Memorándum, junto con las aportaciones de otros países, se convertirá en el “libro blanco” del europeísmo. El escrito habla de una unión moral, junto con la colaboración entre todas las naciones de Europa; la creación de una Conferencia Europea que será una institución representativa de los Estados y el Comité Político con poder ejecutivo; este comité buscará la organización económica del continente, subordinándose esta a lo político y siempre respetando la independencia y soberanía de cada Estado. La muerte de Briand y la llegada de Hitler al poder en Alemania truncarán las posibilidades de puesta a punto de dicho proyecto.

Otra iniciativa que influirá en la futura unión será la formación en Bélgica y Luxemburgo de una unión económica, la UEBL (1930) creándose años después el Benelux, mejorándose en distintas etapas (unión monetaria (1943), convención aduanera (1944) ) , provocando un desarrollo sensacional de intercambios entre los países, abriendo la vía hacia una futura organización mayor.

El europeísmo durante los años 30, se verá marcado por los intelectuales que luchan contra el totalitarismo surgido en Europa y pugnan porque la luz de la unión no se apague, todas las tendencias surgidas en estos años serán de gran utilidad tras la guerra. Nada más estallar el conflicto, Winston Churchill, contando con el apoyo del General De Gaulle (ya en Londres), explicaron que el camino para derrotar a Alemania era la unión europea, camino que marcarían Gran Bretaña y Francia ante la situación que se vivía; se abogaba por una unión Franco-Británica, presentada en junio de 1940 a la Francia presidida por Paul Reynaud, pero la evolución del conflicto impedirá dicha unión al producirse un cambio en el gobierno francés con el Mariscal Pétain. En otros países también surgirán corrientes de resistencia, que en 1944 amparándose en la “Carta del Atlántico”, animaban al continente a una unión federal de todos los pueblos europeos como única forma de paz, de democracia y de reconstrucción del Viejo continente.

La Posguerra y la Europa dividida.

La segunda guerra mundial supone un replanteamiento del sistema mundial, produciéndose a su vez un cambio en la distribución del poder político (final de la hegemonía europea y surgimiento de un orden dominado por los Estados Unidos y la Unión Soviética); nos encontramos ante un cuadro desalentador, con una Europa al borde de la ruina, y con centros de producción destruidos, pero todo esto podría solventarse con la introducción de las mejoras tecnológicas del momento. Para ello era necesaria

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