Por lo general, al estudiar historia del arte también estudiamos los acontecimientos históricos, sociales, políticos, religiosos, culturales, económicos, entre muchos otros

Por lo general, al estudiar historia del arte también estudiamos los acontecimientos históricos, sociales, políticos, religiosos, culturales, económicos, entre muchos otros. ¿Por qué? Porque el arte ha reflejado de maneras muy diversas estos aspectos sociales que hemos mencionado.

De esta forma, los acontecimientos sociales surgidos en Europa a lo largo de los siglos XVII y XVIII determinaron una nueva manera de concebir la realidad. El siglo XVIII, también conocido como siglo de la Ilustración o Siglo de las Luces, impuso una serie de cambios ideológicos, y por ende, modificaciones en el actuar de la sociedad.

Lógicamente estos cambios no se gestaron de la noche a la mañana, se fueron desarrollando a través del desgaste del régimen en el poder. Cabe aclarar que las ideas y la sociedad ilustradas no aparecieron en todas partes igual ni en el mismo momento, puesto que los contextos sociales, culturales, económicos y políticos eran muy diversos.

La Ilustración es el periodo en la historia de la Europa Occidental en el que surge una transformación radical del pensamiento y la cultura. Como ya se mencionó, comprende aproximadamente desde mediados del siglo XVII hasta el siglo XVIII; y se caracteriza por los cambios revolucionarios en la ciencia, la filosofía, la sociedad y la política. Estos sucesos marcaron el comienzo de nuestro mundo occidental moderno, desechando de manera total el pensamiento medieval.

Debes recordar que en los siglos XVI y XVII se luchó contra el Absolutismo: postura de origen medieval y religiosa que establecía que la realeza gobernaba debido a un derecho divino, y sólo el mismo Dios decidía quién gobernaba y quién era gobernado.

En contraposición, la Reforma religiosa promovía la libre capacidad de interpretación del culto. Declarándose de manera abierta contra el absolutismo, produciendo una serie de conflictos fuera del ambiente religioso, y creando varias corrientes de pensamiento. Entre las más relevantes están:

* La doctrina reformista del individualismo

* La autosuficiencia de los creyentes en materia religiosa

* La idea calvinista de la asociación voluntaria

Estas nuevas corrientes de pensamiento esparcieron desacuerdos políticos a todo lo largo del continente europeo, y se empezó a gestar un cambio en el pensamiento. Dentro de los aspectos que comenzaron a constituir las ideas y estructuras de la Ilustración se encuentran:

La llamada “Crisis de la conciencia europea”, iniciada en 1688.

La muerte de Luis XIV, en 1715; desde entonces se mostró un deterioro de la iglesia frente al poder y en el predominio europeo.

Europa Central, a partir de la Guerra de los treinta años, deja de ser el centro político europeo y acaba con las pretensiones de dominio del Emperador y del Papa, restándole poder a la Iglesia y a las monarquías. Se dice que la culminación histórica del pensamiento ilustrado es la agitación política que deviene en la Revolución Francesa.

ionales órdenes jerárquicas, políticas y sociales –como en la monarquía francesa–, los privilegios de la nobleza, el poder político y la autoridad de la iglesia católica fueron destruidos de manera violenta, y sustituidos por un orden político y social constituido por los ideales ilustrados de la libertad e la igualdad, fundamentados supuestamente a partir de la razón humana.

El dramático éxito de las nuevas ciencias para explicar la naturaleza, que tomaba en cuenta una amplia variedad de fenómenos y se apoyaba solamente en un número relativamente pequeño de elementales fórmulas matemáticas, promovió que la filosofía dejara de ser “una sierva” de la teología. Anterior a la Ilustración, la filosofía estaba limitada por sus fines y métodos: desde el pensamiento ilustrado se convirtió en una disciplina independiente, con el poder y la autoridad de cuestionar lo viejo y construir lo nuevo sobre la base de sus propios principios, tanto en los ámbitos de la teoría como en la práctica.

En este periodo histórico, existieron dos elementos fundamentales para la transformación en la configuración del pensamiento: la revolución científica y las ciencias sociales, las cuales se reestructuran a partir de la aplicación del pensamiento científico. Del legado de concepciones que representó la revolución científica fueron: la duda sistemática, la verificación empírica y sensorial, la abstracción de ubicar el conocimiento humano en ciencias independientes y la concepción de que el mundo funciona como una máquina.

De este modo, surgirían las discrepancias con los postulados religiosos a partir de los cambios en la concepción del universo, utilizando la inducción como método de conocimiento. Esto fue aplicado en las ideas desarrolladas por Nicolaus Copernicus (1473-1543), quién formuló la teoría de un universo centrado en el sol con planetas orbitando alrededor de él.

Otra contribución fue la de Galileo Galilei (1564-1642), qué desarrolló el telescopio y la mecánica clásica.

Francis Bacon (1561-1626) propuso el modelo aristotélico de la inducción y el empirismo como método de conocimiento.

Isaac Newton (1642-1727) hizo una aportación al desarrollo científico con su obra Los principios Matemáticos de la Filosofía Natural y con la ley de la gravedad.

Como ya mencionamos, las ciencias sociales sufrieron una reorganización en su esquema de interpretación a partir de que el mundo es conocido e interpretado como un mecanismo. Surge, entonces, el desarrollo de las leyes de la conducta humana y de las interacciones sociales, las cuales se separan por completo del pensamiento religioso. El acceso a todas estas ideas fue sacudiendo progresivamente la conciencia de la sociedad en general, concibiendo los cambios políticos y sociales no sólo como una posibilidad, sino como una necesidad. De esta manera se puede afirmar que la Ilustración fue la base ideológica de muchos movimientos sociales, entre ellos la independencia de los Estados Unidos y de la Revolución Francesa.

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