RECUERDO DE SOLFERINO
Enviado por guillermo2315 • 25 de Mayo de 2014 • 526 Palabras (3 Páginas) • 585 Visitas
SOLFERINO, 24 DE JUNIO DE 1859
Jean Henry Dunant era un joven ginebrino, hijo de una familia acomodada que, por suiniciativa, llegó a sembrar la semilla que al cabo de los años se convertiría en una de lasinstituciones humanitarias más importante del mundo: la Cruz Roja.Esta organización esta hoy implantada en 164 paises y cuenta con cerca de 300 millones deafiliados en los cinco continentes. Uno de sus lemas: "Con todos y en todas partes" es una fructíferarealidad al servicio del género humano y de la paz entre las naciones. Es, al decir del doctor MarcelJunod, el tercer combatiente.Todo empezó a finales de la primavera de 1859, Henry Dunant tenía 31 años cuando un viajede negocios le situó en la región italiana de Lombardía, que por aquel entonces era el teatro de laguerra, corta pero sangrienta, que oponía a los ejércitos francés y sardo de Napoleón III al austriacodel emperador Francisco José.El sol castigaba duramente aquel 24 de junio de 1859 en que se libró la famosa batalla deSolferino. Por la noche, Dunant se dio cuenta que los heridos habían quedado abandonados y queiban muriendo sin remisión alguna, ya que los servicios sanitarios militares eran casi inexistentes.Entre el dolor y las explosiones, Henry Dunant buscó desesperadamente un puesto de vanguardiadonde localizar a Napoleón III y mantener con él una entrevista.En su recorrido, el joven ginebrino se apercibió de la carencia de toda acción organizada desocorro. Da de beber a unos, refresca con agua las heridas de otros y consuela a los agonizantes, alos que sus propios compañeros empujan con el pie porque estorbaban el paso. Ayudado por algunasmujeres del pueblo de Castiglione, trata de atenuar los sufrimientos, recoge telas viejas para vendas,compra camisas y envía su coche a Brescia, de donde vuelve cargado de tisanas, naranjas, azúcar ytabaco.Le auxilian cuatro médicos austriacos, que iban de un jergón a otro, junto a otros italiano yalemán, así como un par de estudiantes italianos. Consigue contactar con el general Mac Mahon ysolicita su intervención cerca del emperador francés, que acoge sus peticiones y concede lasgarantias para organizar los socorros.Para Henry Dunant, el destino le guardó sobre la llanura de Solferino el principio de unacarrera impensable. Este joven suizo vio doblegadas sus aspiraciones ante el temible y dantescopanorama de la guerra. La dramática experiencia iba a ser para Dunant el final del principio que hallegado hasta nuestros d&iavcute;as: la gran aventura de la Cruz Roja.Profundamente impresionado por aquel episodio que había vivido, se reunió con losatemorizados habitantes de Castiglione. De aquel encuentro, tan improvisado como humanitario,nació años más tarde un libro que encierra la más pura filosofía del concepto de solidaridad deaquella época: "Recuerdo de Solferino".Dunant narró en su día, minuto a minuto, esa otra entranable batalla que supuso para los habitantesde
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