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RESUMEN: Silvia Federici, Revolución en Punto Cero. Introducción & Capítulo I.


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2015  •  Resumen  •  2.021 Palabras (9 Páginas)  •  686 Visitas

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RESUMEN: Silvia Federici, Revolución en Punto Cero. Introducción & Capítulo I.

Silvia Federici entiende la cuestión de la reproducción como el complejo de actividades y relaciones gracias a las cuales nuestra vida y nuestra capacidad laboral se reconstruyen a diario. La confrontación con el “trabajo reproductivo” (reducido al trabajo doméstico) es un factor definitorio para muchas mujeres en el periodo post guerra.

Federici relata sus experiencias al unirse al movimiento WfH, cuya causa principal fue la búsqueda de la remuneración del trabajo doméstico para las mujeres. Mientras que para la mayoría de las feministas sus objetivos se enfocaban en las políticas liberales, anarquistas o socialistas, las mujeres del WfH venían de una historia de militancia en organizaciones que se identificaban como marxistas, marcadas por su participación en los movimientos anticolonialistas, el Movimiento por los Derechos Civiles, el movimiento estudiantil y el movimiento operaista (desarrollado en Italia como la lucha de los obreros de las fábricas, que condujo a una relectura de la obra de Marx). Por eso, a través y en contra de las categorías articuladas por dichos movimientos, que la <> se convirtió en un análisis del trabajo reproductivo como factor crucial en la definición de la explotación de las mujeres en el capitalismo (nO aBoRtEs tOdOs LoS dÍaS nAcE uN jOvEn PrOlEtArIo). Este cambio en el análisis da como resultado la adición de un nuevo actor en el imaginario feminista: la figura de la ama de casa proletaria, reconceptualizada como el sujeto de la (re)producción de la fuerza de trabajo.

Según Federici, el primer ejemplo de la lucha femenina por la remuneración lo dieron en los años sesenta, en EEUU, las welfare mothers, quienes se movilizaron para exigir un sueldo al Estado por el trabajo que suponía criar a sus hijos, creando el sustrato del que brotarían movimientos como el movimiento Salario para el Trabajo Doméstico.

Desde la perspectiva de la autora, la concepción del salario se convirtió en una herramienta muy útil para sacar a la luz las raíces materiales de la división laboral sexual e internacional. El movimiento WfH supuso una perspectiva revolucionaria porque desenmascaraba los principales mecanismos con los que el capitalismo ha sustentado su poder y mantenido dividida a la clase obrera,  devaluando ciertas actividades humanas. WfH buscó poner fin a la NATURALIZACIÓN del trabajo doméstico, disipando así el mito de que es un <> y exigió que se le pagase a las mujeres por el trabajo que ya realizan dentro del hogar. A través del activismo de WfH, Federici se dio cuenta de que lo que se encontraba en marcha en ese contexto temporal, no era una reconversión industrial sino una reestructuración de las relaciones de clase comenzando por el proceso de reproducción social.

Así, Federici identifica la <> como el sujeto social crucial en la premisa de que la explotación de su trabajo no asalariado y de las relaciones desiguales de poder construidas sobre su situación de no remunerada eran los pilares de la organización de la producción capitalista.

[Nota: Federici especifica que a través del movimiento anticolonialista, las feministas entendieron el análisis marxista del trabajo no asalariado más allá de las fábricas y así pudieron contemplar el trabajo doméstico como los CIMIENTOS del sistema fabril y no como un <>.]

[Nota 2: Federici relata que su estudio sobre el trabajo doméstico contribuye a su libro, Calibán y la Bruja, porque repasar los inicios del capitalismo amplió su concepto de reproducción del trabajo doméstico a la agricultura de subsistencia, “abriendo” la puerta de la cocina al jardín y a la tierra.]

Federici dice que, entre mujeres, es difícil llegar a un consenso con respecto a la discusión sobre el salario doméstico, ya que éste es reducido a la idea de “cosa”, un raspado de olla poco de dinero, en vez de enfocarlo como una perspectiva POLÍTICA. Es importante realizar esta distinción porque enfocar el salario doméstico como una cosa en lugar de como una perspectiva supone desligar el resultado final de las luchas de la lucha misma, y perder lo que lo de significativo tiene en la desmitificación y la subversión del rol al cual han sido confinadas las mujeres en la sociedad capitalista. (ERES CIUDADANA DE SEGUNDA CLASE SIN PRIVILEGIOS Y SIN HONOR).

Si enfocamos, entonces, el salario doméstico desde una perspectiva política, podremos ver que la misma lucha produciría una revolución en nuestras vidas y en nuestro poder social como mujeres. También queda claro que si pensamos que no necesitamos dinero es porque hemos asumido las formas particulares de prostitución físicas y mentales que esconden esta necesidad. El salario doméstico no es tan solo una perspectiva revolucionaria sino que es la ÚNICA perspectiva revolucionaria desde un punto de vista feminista. (Según Federici).

Tener un salario significa ser parte de un contrato social: no trabajas porque te guste, o porque te venga dado de un modo natural, sino porque es la única condición bajo la que se te permite vivir. Bajo la explotación capitalista, todo lo que importa es cuánto de ese trabajo debes hacer y cuántas lukas te suelta el pierno cuánto de ese dinero puedes obtener.

La diferencia con el trabajo doméstico se localiza en el hecho de que este no solo se le ha IMPUESTO a las mujeres, sino que ha sido transformado en un atributo natural de nuestra psique y personalidad femenina, una necesidad interna, una aspiración, proveniente supuestamente de nuestro carácter de mujer (instinto femenino, instinto maternal, etc). Entonces, el trabajo doméstico pasa a ser “otro” atributo natural más de las mujeres en vez de ser reconocido como trabajo, ya que estaba destinado a no ser remunerado. El capital, como parte de este proceso de naturalización del trabajo doméstico y control reproductivo de la sexualidad de las mujeres, tuvo que convencernos de que esto es natural, inevitable e incluso una actividad que nos hace sentir plenas, para así trabajar gratis. Por esto, la condición no remunerada del trabajo doméstico ha sido el arma más poderosa en el fortalecimiento de la noción de que el trabajo doméstico no es trabajo, anticipando y negando que las mujeres se rebelen contra él, exceptuando en el ámbito privado… el cual toda la sociedad se encarga ridiculizar. Las mujeres son vistas como brujas gruñonas, no como trabajadoras en lucha.

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