Relaciones internacionales
Enviado por lebasiseni • 7 de Septiembre de 2014 • 2.501 Palabras (11 Páginas) • 206 Visitas
Relaciones internacionales
Históricamente, las relaciones entre Haití y la República Dominicana han estado marcadas por el conflicto y la confrontación, una situación heredada de la dominación colonial, en la que los intereses metropolitanos tuvieron la Isla como escenario. El hecho más importante que ha contribuido a marcar de este modo las relaciones es que los haitianos ocuparon el territorio de la República Dominicana durante veintidós años; por lo que el país del Este no se independizó de una metrópolis europea, sino de Haití.
En el siglo veinte, las relaciones domínico-haitianas estuvieron marcadas por confrontaciones y por perturbaciones políticas que distorsionaron los objetivos de paz y amistad entre los dos países vecinos.
A diferencia de otros países latinoamericanos, los reclamos de límites fronterizos fueron resueltos desde el siglo diecinueve, con el tratado de 1929. Ello contribuyó a que no se produjeran conflictos armados entre los países. Sin embargo, los gobiernos dictatoriales o autoritarios que hubo en la Isla, se empeñaron en manejar las relaciones, como si ambos países estuviesen a punto de un conflicto.
Durante la dictadura de Rafael Trujillo (1930-1961), se construyó en esta parte de la isla una ideología anti-haitiana a la luz de la cual se produjeron muchos estereotipos y prejuicios, acompañados de los supuestos propósitos expansionistas de los haitianos, llegando a distorsionar el hecho de la incipiente inmigración haitiana como una estrategia de re-ocupación del territorio dominicano.
Con tales premisas, se dio rienda suelta a un rechazo en bloque de todo lo que procediera de aquel país, llegando a conformarse en la estructura mental de los dominicanos un espacio que permitía una constante manipulación por parte de la dictadura. Este rechazo se logró reproducir posteriormente a ese período histórico y aunque los últimos gobiernos dominicanos iniciaron un esfuerzo para superar esas percepciones y lograr un acercamiento con sus vecinos, todavía se puede decir que la superación de esa mentalidad es una de las tareas del siglo veintiuno.
En Haití, el dictador dominicano Trujillo llegó a tener mucha influencia, sobre la base de corromper importantes personalidades, incluyendo presidentes haitianos que obtenían beneficios de la importación de braceros para la industria azucarera dominicana. Por su parte, los intelectuales haitianos desarrollaron una actitud de distanciamiento hacia el país vecino, siendo muy pocos los que reflexionaron o publicaron algo sobre el tema.
Para hablar de las nuevas relaciones entre Haití y la República Dominicana es necesario tomar nota de la ola de democratización que se esparció por el mundo durante los años ochenta, del cambio político que se produce en Haití luego del desplazamiento de la dictadura de la familia Duvalier en 1986 y de la consolidación democrática en República Dominicana con los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) desde 1978 hasta el 1986. Por primera vez en la historia no teníamos dictadura en uno u otro lado la isla.
De ahí que surgiera un nuevo marco en las relaciones entre ambos Estados que se ha caracterizado por una tensión entre los problemas de orden migratorio y los crecientes intercambios comerciales que se suceden en la frontera. Este último aspecto ha incidido en que los pobladores de la zona fronteriza asuman la nueva visión de la frontera que ha asumida la misma sociedad civil de uno y otro lado de la isla.
Las nuevas relaciones interestatales
La modificación de las relaciones interestatales se efectúa esencialmente en el contexto de las relaciones internacionales. La participación de ambos países en las negociaciones de integración y acuerdos comerciales con el resto de los países del Caribe; así como su participación dentro del Convenio de LOME IV (actual Acuerdo de Cotonou), sirvieron de marco internacional para que ambos Estados trataran de cambiar el perfil de sus relaciones, pasando a coordinar acciones para aprovechar conjuntamente la cooperación internacional.
Desde entonces, de "vecinos indiferentes" que habían sido, ambos Estados iniciaron una lenta marcha para encontrar un nuevo esquema que orientara sus relaciones a tono con el nuevo orden internacional y en función de los cambios políticos internos. Tras el ingreso de ambos países al Acuerdo de LOME IV, en diciembre de 1989, se comprometieron a definir proyectos conjuntos y a promover la cooperación en diversos escenarios internacionales.
Un factor de retraso en ese orden se produjo con el golpe de Estado (septiembre 1991) contra el presidente Jean-Bertrand Aritide. Si bien el gobierno dominicano no apoyó formalmente a los golpistas, la tradición autoritaria del presidente Balaguer y su distanciamiento con el presidente Aristide, (debido principalmente al manejo de la cuestión migratoria de este último; quien apela a los organismos internacionales para forzar a una mejoría a la situación de los inmigrantes haitianos en el país vecino), los militares haitianos encontraron en la parte Este de la Isla un fuerte apoyo, sobre todo para resolver la logística de aprovisionamiento que les dificultaba el embargo impuesto por las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Hay que recordar que fue en ese período cuando el presidente Balaguer lanzó la acusación de que Estados Unidos, Canadá y Francia, junto a la comunidad internacional, tenían un plan para unificar el territorio de la Isla, con la idea de que los dominicanos cargaran con el peso de la crisis haitiana. Esto surgió debido a la solicitud de que la República Dominicana ofreciera recibir refugiados haitianos en caso de una agudización del conflicto político en Haití y por as presiones que recibía el gobierno de Balaguer para que suspendiera el apoyo de facto a los golpistas; lo cual se hizo muy evidente con la reparación de la carretera desde la frontera hasta Puerto Príncipe.
Es importante prestar atención a esa acusación lanzada contra la comunidad internacional, debido a que desde entonces, ciertos sectores muy conservadores de la República Dominicana le han dado entero crédito y es empleada para justificar el rechazo de cualquier política que acerque a los dos países que ocupan la Isla. Esa idea se unió a los prejuicios que se habían construido desde inicios del siglo veinte.
A pesar de la situación política que se creó mientras duró el gobierno militar en Haití (1991-1994) y la postura aparentemente contradictoria del gobierno de Balaguer, las actividades conjuntas de negociación en los escenarios internacionales, sobre todo con LOME IV, no cesaron, lo mismo que algunos acercamientos entre instituciones de la Isla. En ese período fueron más frecuentes las acciones de la sociedad civil como
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