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Relato Historico Como Discurso De Identidad


Enviado por   •  19 de Marzo de 2012  •  582 Palabras (3 Páginas)  •  1.741 Visitas

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El relato histórico como discurso de identidad

Cuando el estudio de la historia nos transporta a los tiempos transcurri­dos y nos acerca a las tareas que nuestros antecesores le asignaron al res­cate del pasado, advertimos que las funciones de la historia han sido variadas. También observamos que buena parte de esas tareas se concentró en dotar a los grupos humanos de identidad, cohesión y sentido colectivo. Desde los tiempos más remotos, los pueblos que habitaron el territorio que hoy llamamos México acudieron al recuerdo del pasado para comba­tir el paso destructivo del tiempo sobre las fundaciones humanas; para tejer solidaridades asentadas en orígenes comunes; para legitimar la po­sesión de un territorio; para afirmar identidades arraigadas en viejas tra­diciones; para sancionar el poder establecido; para respaldar con el presti­gio del pasado vindicaciones del presente; para fundamentar en un pasa­do compartido la aspiración de construir una nación; o para darle susten­to a proyectos disparados hacia la incertidumbre del futuro. En todos esos casos la función de la historia es la de dotar de identidad a la diversidad de seres humanos que formaban la tribu, el pueblo, la patria o la nación. La recuperación del pasado tenía por fin crear valores sociales compartidos, infundir la idea de que el grupo o la nación tuvieron un origen común, inculcar la convicción de que la similitud de orígenes le otorgaba cohesión a los diversos miembros del conjunto social para en­frentar las dificultades del presente y confianza para asumir los retos del porvenir.

Dotar a un pueblo de un pasado común y fundar en ese origen remoto una identidad colectiva, es quizá la más antigua y la más constante fun­ción social de la historia. Se inventó hace mucho tiempo y sigue vigente hoy día. Como dice John Updike, el historiador sigue siendo el especialis­ta de la tribu que tiene el cargo de contarle a los demás lo que todo grupo necesita saber: «¿Quiénes somos? ¿Cuáles fueron nuestros orígenes? ¿Quié­nes fueron nuestros antepasados? ¿Cómo llegamos a este punto o a esta encrucijada de la historia?»

Por su parte, el historiador holandés Jacob Burckhardt decía que «la resurrección del pasado (...) nos dota de sabiduría (...), la sabiduría de los antiguos.» Burckhardt pensaba que «el conocimiento de las antiguas cultu­ras», además de ensanchar nuestros horizontes, permitía dar «una res­puesta actualizada a la eterna cuestión de 'dónde venimos' (...) De este modo se cumple el antiguo imperativo: conócete a tí mismo».

Como observó Marc Bloch, «el espectáculo de las actividades humanas» que constituye el objeto de la historia «está hecho para seducir la imagina­ción de los hombres. Sobre todo cuando gracias a su alejamiento en el tiempo o el espacio, su despliegue se atavía con las seducciones de lo ex­traño».

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