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Resumenes LA RUTA DEL TRIGO


Enviado por   •  18 de Febrero de 2018  •  Resumen  •  9.450 Palabras (38 Páginas)  •  214 Visitas

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LA RUTA DEL TRIGO

IDEA CENTRAL

  • Ideas:
  • La revista británica Homes & Garden  publica un artículo en noviembre de 1938 había quedado impresionado con Adolfo Hitler.
  • El 11 de agosto de 1939, según la revista Hitler durante la cena Hitler recibió una llamada y mirando a sus invitados y dijo con gran exaltación, ¡los tenemos, los tenemos!
  • Lo que tenía en la mano contenía el texto de la respuesta de Moscu, Stalin amo de la Union Sovietica, había aceptado firmar un tratado de no agresión a Alemania.
  • Irónicamente el acuerdo fue consecuencia de la política exterior de Gran Bretaña y Francia, ambos países de manera desperada y sin éxito desde 1930 han tratado de conter este tratado.
  • Tras la ocupación alemana de Checoslovaquia, en la tarde del 31 de marzo de 1939, el primer Ministro Neville Chamberlain  “ En caso que se produzca cualquier acción que amenace con claridad la independencia de Polonia”. Dando grantia que su Mjestad apoyaría a Polonia en caso de guerra al igual que el gobierno francés.
  • En lugar de grantizar la seguridad de Polonia, marco su destino, las garantías afrecidas a Polonia pusieron en marcha una cadena de acontecimientos que conducia directamente a los cultivos de trigo en Ucrania y el sur de Rusia, esta lucha traería la muerte a millones de seres humanos.
  • El objetivo era encerrar a Alemania , pero sin embargo como comprendio Hitler con rapidez que se le había dado un as: las garantías eran una oportunidad para forjar un acuerdo con los comunistas de la Union Sovietica.
  • Stalin tambien se dio cuenta de como estaban las cartas, era la ocasión para llegar a un acuerdo con Hitler.

  • La alianza entre los dos estados parecía estar mas allla de lo real.

  • Desde la llegada de Hitler al poder en 1933, las relaciones entre Alemania y la URSS se había deteriodado considerablemente, los medios de comunicación de ambos países habían habían aparecido campañas virulentas en las qye pintan al otro como régimen demoniaco, despiadado y peligroso.
  • Con la grantia de Polonia, los dos países tenían por fin algo en común: el deseo de destruir al estado emparedado entre ellos.
  • En la primavera de 1939, el encargado soviético en Berlín y el mayor experto alemán en Europa Oriental se reunieron con el propósito de establecer las bases para un mejoramiento de las relaciones e identificar áreas en las que la cooperación fuera posible, incluida la reanudación del comercio.
  • Para el verano, Joachim von Ribbentrop, ministro de exteriores alemán enviara mensajes a Moscu explicando que si bien el nacionalsocialismo y el comunismo eran muy diferentes, no existía “ninguna razón para la enemistad de los dos países”. En el centro de esto se encontraba Polonia. ¿podian llergarse a un acuerdo para desmembrar Polonia y repartírsela entre ambos?
  • Stalin decicio encargarse de la situación.
  • Desde la revolución Polonia ha sido una bestia negra, por el tratado de Versalles habían otrogado a los polacos una franja de territorio que antes de 1914 era ruso y en 1917 habia emprendido acciones militares que llegaron a poner en riesgo el éxito mismo del golpe bolchevique.
  • El temor de espías polacos fue una característica regular y común de las purgas soviéticas de la década de 1930, arresto  a millones y ejecuto a cientos de miles, Stalin ordeno “la liquidación de la red de espías de la Organización Militar Polaca”.
  • A la pregunta alemana acerca de la posibilidad de cooperar, sobre Polonia, la respuesta del líder soviético fue positiva y alentadora.
  • Dos días después de la respuesta de Stalin.
  • Dos aviones Focke- Wulf Condor atterizaron en Moscu, donde esperaban una guardia de honor y dos conjuntos de banderas ondeando en el viento. La mitad lucían la imagen de la hoz y el martillo: las herramientas del campesinado y proletariado urbano, las demás eran banderas del Tercer Reich: En rojom para poder ver la idea social del movimiento, en blanco la idea nacionalista y la evastica la misión de luchar por el triunfo del hombre ario”. En una de las escenas e inesperadas del siglo XX, las banderas que representaban el comunismo y facismo ondeaban juntas.
  • La delegación alemana estaba encabezada por Ribbentrop, al reunirse con Stalin y Molotov, manifestó su esperanza de forjar buenas relaciones. “Alemania no pide nada de Rusia: solo paz y comercio”. Stalin, como de costumbre ofrecio una respuesta directa: “Durante muchos años, ¿vamos hacer creer a nuestros pueblos que todo esta olvidado y perdonado? Las cosas no funcionan tan rapido”.
  • Lo cierto, es que si lo hiceron, en pocas horas se consiguió un esbozo del pacto destonado a hacerse publicoy un anexo secreto que detallaba cada una de las partes dando carta blanca para intervenir en los países del Báltico y Polonia y hacer lo que quisiera hasta la línea de demarcación convencida.
  • Stalin, les dijo que era obvio que se trataba de un juego de faroles: “Un juego para ver quien puede engañar a quien. Yo se que trama Hitler. Piensa que ha sido mas listo que yo, pero en realidad yo lo acabo de engañar”.
  • Hitler, por supesto pensaba lo mismo, “Hemos ganado” declaro triunfante.
  • El líder soviético pacto con Alemania para ganar tiempo. En 1934 , en el XVII Congreso del Patido Comunista de la Union Sovietica, recitaron partes de Mi Lucha para ilustrar el peligro que suponía Alemania y su canciller. Stalin había subrayado la necesidad de Alemania de expandir su territorio hacia el este. Pero la unión soviética necesitaba recuperarse despues de un periodo de agitación crónica, una hambruna catastrófica, que en 1930 habia causado la muerte de millones por la escacez de alimentos y enfermedades.
  • En los siguientes años, la sociedad soviética se devoro asi misma. Stalin se abalanzo sobre sus rivales mas próximas y antiguos colegas, juzgo y condeno a muerte  a quinenes no solo se habían echo famosos en la unión soviética, sino internacionalmente: Grigori Zinóviec, Lev Kámenev, Nikolái Bujarin y Karl Rádek.
  • Luego la atención se centro en el ejercito, por una confesión obtenida a golpes, sirvió para desencadenar una ola de detenciones. Su objetivo era demostrar “una conspiración dentro del ejercito rojo que implicara a tantos participantes como fuera posibles”. A partir de esto se había puesto de rodillas al ejercito rojo y tocaba reconstruirlo.
  • Hitler por su parte jugaba apestas mucho mas altas, esperando obtener acceso a unas recurso que eran escenciales para que Alemania pudiera construirse, su problema geográfico, era que el país estaba mal ubicado para acceder al Atlantico y comerciar  con las Americas, Africa y Asia. Este fijo su mirada al este, destras de la idea de reconciliarse con la US estaba crear su propia “ruta de la seda”.
  • Una vez firmado el pacto, esta no solo les permitiría recuperar las tierras que en el tratado de Versalles le fueron arrebatas, sino que grantizaban un futuro para Alemania.
  • Hitler hablaba de la invasión a Polonia, empezó a el resaltar Lebensraum o espacio vital que necesitaba el pueblo alemán, de premios concretos: grano, gano, carbón, plomo y el zinc. Por fin Alemania podía ser libre.
  • Una debilidad particular era la insuficiencia de la agricultura nacional, que sostienen investigaciones recientes, se trataba de de un sector que había resultado perdujicado durante la década de 1930, cuando la maquina de guerra alemana empezó a adquirir forma y consumir recursos, tiempo y dinero, las nuevas leyes redujeron inversiones en la agricultura.
  • Hitler necesitaba a Ucrania, “de modo que nadie pueda mataarnos de hambre de nuevo como lo hiceron en la primera guerra”.
  • Fucionarios nazis y sovietos fueron y vinieron entre Moscu y Berlin, los alamanes confianban en un acuerdo en relación “a todos los problemas trritoriales de los mares Negro y Baltico”.
  • Las conversaciones mas delicadas giraron alrededor de las condiciones para el comercio, precios del trigo, el petróleo y otros materialesprcedentes de la US que Alemania necesitaba para afrontar la invasión a Polonia, Stalin estaba alimentando la guerra de Hitler.
  • La alianza permitio a Hitler atacar a Polonia sabiendo de antema su posición que le grantiza el acuerdo con Stalin. Uno de los generales alemanes, decía que el desemantelamiento de Polonia hacia a Alemania mas vulnerable, tranlandondo la frontera del US mas al oeste.
  • El 1 de septiembre de 1939, las tropas alemanas cruzaron las fronteras se abrieron paso a través de la defensa polaca. La conquista territorial estuvo acompañada de otro objetivo: la decapitación de la elite polaca, Hitler decía “solo es posible empujar a una nación a la esclavitud mediante la destrucción de sus estratos superiores”.
  • El realineamiento de Alemania y la Union Sovietica y el ataque contra Polonia pillaron por sopresa a Gran Bretaña y Francia. Auque ambos países declararon la guerra, ninguno de los dos proporcionao ayuda militar o logística significativa.
  • Entre tanto, las valoraciones de la situación procediente de la India y Asia Central indudaron pronto el panico a Londres. Aunque Londres se mostraba eseptico acerca del peligro de Asia Central a muy corto plazo, si reconocia a alianza de la Union Sovietica consituia una amenaza para los intereses británicos en Oriente.
  • Primavera de 1940 se estudio con sumo cuidado lo que parecía un enfrentamiento desicivo e inevitable.
  • El problema era que había muschisimas formas en las que la cooperación alemana con Moscu podía resultar enormente perjudicial para los aliados: los interés petroleros de Gran Bretaña en Iran e Irak eran vulnerables y existía la posibilidad de perderlos y, peor aun, de que pasaran al enemigo.
  • En la década de 1930 los alemanes habían sido muy activos en Oriente Proximo y Asia Central:
  • Lufthansa creo una amplia red de vuelos comerciales en la región
  • Compañías como Siemens y Organización Todt hicieron importantes incusiones en los sectores industriales en Irak, Iran y Afganistan.
  • Ingenieros alemanes diseñaron inumerabes carreteras y puentes.
  • Infraestructuras de comunicaciones se ocupan de compañías como Telefuken.
  • Estos vínculos hicieron que Alemania tuviera una imagen positiva en el mundo islámico.
  • Enero de 1940, el alto mando alemán incentivar a los soviéticos a intervenir en Asia Central y la India, el general Jold hizo circular planes de una ofensiva germano-soviética conjunta en Oriente Próximo.  
  • Por separado, desarollaron el plan de devolver el trono de Afganistan al rey Amanula, además se identifico al faquir de Ipi (un predicador ascético, pero sanguinario, conservador en materia religiosa, pero socialmente revolucionario), cuando se pudo contactar con el, planteo que a cambio de su ayuda con los británicos , unas exigencias que bordeaban en lo absurdo.
  • Los esfuerzos de tender puentes de Alemania en otras partes de la región ni fueron menos energico. El dinamismo y la retorica del Hitler cautivaaron a muchos en Iran e Irak .
  • El gran mfti de Jerusalen, Muhammad al- Husayni, las opiniones antisemitas del líder alemán le encantaban al pedir la muerte a los judíos.
  • La admiración hacia Alemania por toda la región iba mucho mas lejos. Algunos estudiosos han señalado las semejanzas de esta en la década de 1930
  • Iran “purificación” de la lengua y las costumres persas en un esfuero consiente de remontare a una edad de oro semimitica.
  • La fundación del Patido Baaz (renacimiento) irak, debe mucho a la propaganda nazi y la idea de resurgimiento.
  • El enviado de Hitler “ Nosotros con vemos a los árabes con la simpatía mas calurosa por tres razones: a) no tenemos ninguna clase de ambiciones territoriales en las tierras árabes, b) tenemos los mismos enemigos, c) ambos luchamos contra los judíos”
  • En Londres y Paris se diseñaron un plan tras otro con fin de contener a los alemanes y soviéticos.
  • El objetivo de paralizar la cadena de suministro de Alemania ocupaba un lugar central en todas las conversaciones. En primavera de 1940, la atención viro hacia Baku, el jefe de las fuerza área francesa , dio la idea que las fuerzas aliadas usaran las bases del Oriente Proximo para atacar intalaciones clave, principalmente en Azerbaiyán soviético.
  • Las consecuencias del bombardeo del Caucaso serian espectaculares, causaría un tranforno omendiado de las “economías industrial y agraria rusa” Alemania pude abrgar de organizar de forma racional la producción rusa en su beneficio y desde su  punto de vista tendrá una influencia desciviba en el resultado final de la guerra”.
  • Esos planes de acción conjunta se hundieron cuando Hitler lanzo un ataque relámpago a Francia. Este ataque parecio una etrategia táctica, pero en investigaciones recientes, la victoria sobre Francia debía en realidad mucho al azar.
  • Para Europa occidental, la era del imperio había llegado a su fin con la primera guerra mundial. Y en lugar de desvanecerse lentamente, Alemania estaba a punto de propinarle una paliza, las voces que pregona ban el fin de una era se hacían oír con fuerza.
  • El ministro alemán en Kabul se mantenía ocupado gracias a la predicción de que para finales del verano Hitler estaría en Londres. En preparación para el colapso definitivo del imperio británico, se presentaron propuestas concretas a varias figuras destacadas del gobierno afgano. Ese momento crucial, los afganos se mantuvieron firmes o, por lo menos, titubearon y no apostaron por Alemania de inmediato.
  • El verano de 1940, Gran Bretaña y el imperio resistían con todas sus fuerzas.
  • el pacto entre la Alemania nazi y la Unión Soviética comunista, había cambiado el aspecto del mundo de forma radical y muy de prisa. El futuro residía en una nueva serie de conexiones que unían Berlín, a través de la Unión Soviética, con las entrañas de Asia y el subcontinente indio, una red que desviaba el comercio y los recursos hacia el centro de Europa, lejos de las potencias occidentales..
  • Aunque en los meses que siguieron a la invasión de Polonia las mercancías y los materiales siguieron llegando a Alemania, no siempre lo hicieron sin contratiempos. Las negociaciones eran tensas, en particular cuando se trataba del trigo y del petróleo, dos recursos especialmente demandados. Stalin en persona supervisaba el asunto y era quien decidía si se debía permitir que los alemanes recibieran lo solicitado.
  • El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán reconoció cuán frágil era la situación y elaboró informes en los que subrayaba los peligros que entrañaba la dependencia excesiva de Moscú.
  • Fue esa sensación de inquietud e incertidumbre la que condujo a la decisión que le costaría la vida a millones de soldados alemanes, millones de rusos y millones de judíos: la invasión de la Unión Soviética.
  • Hitler anunció la nueva empresa, a finales de julio de 1940, la disfrazó en términos de una batalla ideológica. Era el momento, le dijo al general Jodl, de aprovechar la oportunidad y acabar con el bolchevismo, pero en realidad, lo que estaba en juego eran las materias primas y, sobre todo, la comida.
  • A lo largo de la segunda mitad de 1940 y comienzos de 1941, la logística de la invasión el equipo estaba dirigido por Herbert Backe, un especialista en agricultura, estaba obsesionado con la idea de que Rusia podía ser la solución a los problemas de Alemania.
  • En Rusia meridional y Ucrania la agricultura había crecido a una velocidad feroz antes de la revolución de 1917.
  • Backe  insistió ante Hitler, la clave era Ucrania: el control de las fértiles llanuras que se extendían por el norte del mar Negro y se prolongaban más allá del Caspio «nos liberará de toda presión económica».
  • El ataque se puso en marcha en el verano de 1941. En los primeros días de la invasión, mientras las tropas alemanas avanzaban hacia el este a una velocidad sorprendente, el Führer apenas era capaz de contener la excitación. Alemania nunca dejaría esas tierras recién conquistadas, afirmó con regocijo; su destino era convertirse en «nuestra India», «nuestro propio Jardín del Edén».
  • Alemania se estaba quedando sin comida y sin suministros, y los cargamentos de grano enviados desde la Unión Soviética no habían conseguido reducir los problemas crónicos del abastecimiento.
  • La solución la había proporcionado Backe y su grupo de analistas. Él mismo se había esmerado en señalar el deterioro de la situación alimentaria dentro de Alemania en el informe anual sobre suministros que presentó a finales de
  • La propuesta de Backe era radical. Aunque la Unión Soviética era un país vasto y variado en términos de clima y geografía, era posible dividirlo mediante una línea tosca.
  • Al sur estaban los campos y los recursos que formaban la «zona de superávit»: Ucrania, Rusia meridional y el Cáucaso.
  • Al norte, la «zona de déficit»: Rusia central y septentrional, Bielorrusia y los países del Báltico.
  • La respuesta para los problemas de Alemania era concentrarse en tomar la primera e ignorar la última. Era necesario capturar la «zona de superávit» y desviar la producción hacia Alemania. La «zona de déficit», su pérdida era la ganancia de Alemania.
  • lanzamiento de la operación Barbarroja, el nombre en clave que recibió la invasión de la Unión Soviética.
  • El 2 de mayo, los encargados de diseñar el plan discutieron las prioridades y los resultados esperados del ataque: los ejércitos alemanes debían arrancar de la tierra lo que pudieran para alimentarse a medida que el avance progresara; se esperaba que la tierra prometida empezara a producir desde el comienzo. Desde el momento en que los soldados alemanes cruzaran la frontera, Rusia había de proveer el sustento de la Wehrmacht.
  • En uno de los documentos más escalofriantes de la historia, las actas de la reunión sencillamente declaran: «Como consecuencia, x millones de personas sin duda morirán de hambre, si lo que necesitamos para nosotros se extrae de la tierra». 
  • Esas muertes eran el precio que había que pagar para que Alemania pudiera alimentarse.
  • Era fundamental hacerse con el control de las principales arterias que conectaban las llanuras agrarias con la infraestructura de transporte para permitir que la producción pudiera enviarse a Alemania.
  • Se prestó una atención considerable a la forma en que debían vestir los líderes agrarios que supervisarían, como anota un destacado historiador, la reunión fue una mezcla de lo mundano con lo asesino.
  • El 23 de mayo, se presentó un informe de veinte páginas que, básicamente, era una versión actualizada de las conclusiones alcanzadas con antelación.
  • Se desconectaría la «zona de superávit» de la Unión Soviética y el grano y demás producción agraria se recogerían y se enviarían a Alemania.
  • Como se había discutido en la reunión previa en Berlín, la población local sufriría las consecuencias. Estas se exponían ahora con detalle y el cálculo de muertes probables, que antes quedara abierto, se precisó. «Muchas decenas de millones de personas en este territorio pasarán a ser superfluas y morirán o deberán emigrar a Siberia».
  • Con todo, el testimonio más revelador es una nota breve escrita el 1 de junio de 1941, tres semanas antes de la invasión. No había necesidad de compadecer a los rusos por lo que están a punto de sufrir, l estómago ruso, continuaba, «es elástico». Por tanto, sentir pena por quienes iban a padecer hambre era un error.
  • Mientras los preparativos para el ataque llegaban a la fase final, se procedió a grabar en las mentes tanto de los soldados rasos como de los oficiales de alto rango qué era lo que estaba en juego.
  • Hitler fue como de costumbre directo y rotundo. Esta será una lucha hasta el final, dijo a sus generales en marzo de 1941. La fuerza debía emplearse en Rusia «en su forma más brutal». Esta iba a ser «una guerra de exterminio». «Los jefes de sección deben saber lo que está en juego.» En lo que respecta a la Unión Soviética, dijo Hitler, «la severidad hoy significa indulgencia en el futuro».    
  • Esas mismas ideas tuvieron una presentación más completa en mayo de 1941, cuando ya se habían elaborado, y puesto en circulación entre quienes iban a participar en la invasión, un documento oficial, las «Directrices para la conducta de las fuerzas combatientes en Rusia». En ellas se enumeraban las amenazas que había que esperar de los «agitadores», «partisanos», «saboteadores» y judíos, dejando claro que los soldados alemanes no debían confiar en nadie ni mostrar ningún tipo de clemencia.
  • Finalmente, se promulgaron una serie de directrices entre las cuales estaba la conocida como «Orden de los Comisarios», que advertía de forma gráfica lo que había que esperar que ocurriera durante la invasión: el enemigo probablemente actuaría de formas que contravenían los principios del derecho internacional y de la humanidad. Los comisarios (una etiqueta que abarcaba a toda la élite política rusa) lucharían de un modo que solo podía describirse como «bárbaro y asiático». Con ellos no había que tener piedad.

LA RUTA DEL GENOCIDIO

IDEA PRINCIPAL

IDEAS:

  • En los preparativos de la invasión de la Unión Soviética, el mensaje transmitido a los oficiales y los soldados fue consistente e implacable: todo dependía de que consiguieran capturar los campos de trigo del sur.
  • El teniente general Erich Hoepner a su Grupo Panzer en una orden operativa difundida inmediatamente, Rusia tenía que ser aplastada, y aplastada con una severidad sin precedentes.
  • El desprecio por los eslavos y el odio hacia el bolchevismo y el antisemitismo corrían por las venas del cuerpo de oficiales.
  • Mientras fomentaba la implementación del horror, Hitler fantaseaba con el futuro: la península de Crimea sería como la Riviera francesa para los alemanes.
  • Hitler  y sus  colaboradores  más  cercanos  tenían dos  modelos  para  ampliar  las fuentes de recursos de Alemania.
  • El primero era el imperio británico. Alemania se impondría en los nuevos y enormes territorios del este exactamente como había hecho Gran Bretaña en el subcontinente indio.
  • El segundo: Estados Unidos. Alemania necesitaba hacer lo que los colonos europeos habían hecho en el Nuevo Mundo con los indígenas americanos. Un nuevo orden mundial surgiría gracias a los campos de Ucrania y Rusia meridional, que se extendían hasta las profundidades de Oriente. Era el fin del sueño americano, declaró Hitler: «Europa, ya no América, será la tierra de las posibilidades ilimitadas».
  • La excitación del líder alemán no se fundaba exclusivamente en las perspectivas del cinturón de tierra al norte de los mares Negro y Caspio, sino también a una parte de la tenaza alemana viajaba hacia el corazón del mundo desde el norte, mientras que la otra llegaba desde el sur, a través del norte de África y Oriente Próximo.
  • Justo cuando la operación Barbarroja se puso en marcha, una sucesión de victorias relámpago en los desiertos del norte de África en 1941 habían llevado a Rommel y el Afrika Korps a corta distancia de Egipto y, por tanto, a un paso de hacerse con el control del canal de Suez, un punto vital.
  •  Entre tanto, el colapso de Francia había abierto la posibilidad de que la Luftwaffe usara las bases aéreas que los franceses habían establecido en Siria y el Levante tras los acuerdos de la primera guerra mundial, para ampliar todavía más el alcance de Alemania.
  • El destino del mundo pendía del más delgado de los hilos, era crucial lanzar el ataque después de que la cosecha hubiera sido sembrada, pero antes de que se la recogiera, de modo que las tropas alemanas pudieran aprovecharla en su avance por el territorio ruso.
  • Las negociaciones con Moscú en 1940 ya se habían traducido en el envío a Alemania de un millón de toneladas de grano, casi la misma cantidad de petróleo y cantidades considerables de mineral de hierro y manganeso. Una vez que se completó el envío de una nueva y enorme remesa en mayo de 1941, el momento había llegado.
  • Alarmados por la concentración de gran cantidad de tropas alemanas en el este a comienzos del verano de 1941, el mariscal Timoshenko, el comisario de Defensa soviético, y el general Zhúkov presentaron a Stalin una propuesta para lanzar un ataque preventivo seguido por un avance cuyos objetivos serían Varsovia, el norte de Polonia y parte de Prusia. Según dos testimonios que coinciden en gran medida, Stalin rechazó el plan sin pensárselo dos veces.

  • El problema no era que Stalin creyera que Hitler no fuera a atacar, sino que pensaba que no se atrevería a hacerlo todavía. De hecho, la razón por la que había decidido supervisar personalmente el comercio con la administración nazi era para mantener vigilados de cerca a los alemanes mientras aceleraba la reconstrucción y modernización del ejército soviético. Estaba tan seguro de tener todas las cartas en su poder que incluso, cuando se recibieron los informes de espionaje de los agentes soviéticos en varias partes, pero sencillamente los descartó.
  • No todos los que rodeaban al líder soviético estaban de acuerdo con el y algunos pedían el movimiento del Ejercito Rojoeran, pero Stalin rechazaba las posiciones defensivas.
  • Para el 21 de junio, el embajador de Suecia en Moscú, Vilhelm Assarsson, pensaba que había dos opciones:
  • Una confrontación épica entre «el Tercer Reich y el imperio soviético» que tendría consecuencias extraordinariamente amplias y transcendentales.
  • Los alemanes se disponían a formular una serie de exigencias en relación a «Ucrania y los pozos de petróleo de Bakú». (el mayor chantaje del mundo).
  • A las 3.45 de la mañana del 22 de junio de 1941, una llamada telefónica despertó a Stalin. Era el general Zhúkov para informarle de que los alemanes habían traspasado la frontera en todos los sectores y que la Unión Soviética estaba siendo atacada.
  • Stalin se negó a creer lo que estaba ocurriendo y concluyó que se trataba de una maniobra de Hitler, para conseguir un acuerdo de algún tipo, probablemente relacionado con el comercio; y fue solo después cuando se dio cuenta de que estaba ante el comienzo de una lucha a muerte.
  • Paralizado por la conmoción, la responsabilidad de hacer los anuncios públicos recayó en Mólotov. «Un acto de traición sin precedentes en la historia de las naciones civilizadas ha tenido lugar», anunció con gravedad el ministro de Exteriores a través de las ondas. Nadie, sin embargo, debía dudar: «El enemigo será aplastado y la victoria será nuestra». El hecho de que la Unión Soviética hubiera estado bailando con el diablo no se mencionó en absoluto; había llegado el momento de pagar por ello.
  • El avance alemán fue implacable y devastador.
  • En cuestión de días, Minsk había caído y cuatrocientos mil soldados soviéticos habían sido rodeados y atrapados. Brest-Litovsk quedó aislada, y sus defensores se vieron pronto privados de provisiones, aunque no siempre de esperanza.
  • El 3 de julio Stalin pronunció un discurso a través de la radio en el que describió la invasión alemana como un asunto de «vida o muerte para los pueblos de la URSS». Informó a los oyentes de que los invasores querían restaurar el «zarismo» y el «gobierno de los terratenientes», además que los atacantes pretendían hacerse con «esclavos» para los príncipes y varones alemanes.
  • Eso era más o menos correcto, siempre que se entienda que los príncipes y barones eran los jerarcas del partido nazi y los industriales alemanes: pronto el trabajo forzoso se convirtió en algo normal y corriente tanto para los soldados capturados como para la población civil, la esclavitud había regresado a Europa.
  • A lo largo del verano de 1941 los alemanes parecían prácticamente imparables. Para septiembre, Kiev cayó, unas pocas semanas después, los tres grupos de batalla que actuaban como lanzas clavándose de lleno en el corazón de Rusia habían llegado a Kalinin, Tula y Borodino y siguieron abriéndose paso a través de las defensas rusas.
  • Para octubre, Moscú vacilaba. Tal era la ansiedad que se elaboraron planes para evacuar a la cúpula dirigente a Kúibyshev, la antigua Samara, situada a más de mil kilómetros al este de Moscú, en un recodo del Volga en su camino hacia el Caspio. El cuerpo de Lenin se retiró de la Plaza Roja para guardarlo en un lugar seguro. Se hicieron preparativos para que Stalin abandonara la ciudad
  • Para noviembre, Rostov del Don había caído, el punto final antes del Cáucaso.
  • Hacia finales de mes, el 3.er y 4.º Grupos Panzer se encontraban a unos treinta kilómetros de Moscú. El 1 de diciembre, había ya una unidad de reconocimiento de motociclistas a menos de diez kilómetros de la capital.  Hitler estaba eufórico. El plan de decapitar la Unión Soviética dejando fuera de combate a Leningrado y Moscú, en el norte, era clave para garantizar el control a largo plazo de la «zona de superávit», en el sur, y el plan parecía estar saliendo según lo previsto.
  • Dos meses después del comienzo de la invasión, con las líneas rusas retrocediendo cada vez más, el Führer habló con excitación acerca del futuro: «Ucrania, y luego la cuenca del Volga, serán un día los graneros de Europa. Cosecharemos mucho más además de lo que crece en los campos», dijo en agosto de 1941. «Si un día Suecia se niega a seguir suministrándonos hierro», prosiguió, «no hay problema: lo obtendremos de Rusia».
  • En septiembre de 1941, un convoy del recién creado Sonderkommando R (Comando Especial Rusia) partió de Berlín rumbo a Ucrania con el objetivo era de hacer posible lo que un historiador ha denominado «la campaña de colonización más radical de la historia de la conquista y la construcción de imperios europea».
  • Cuando llegaron a Odessa, en el mar Negro, los oficiales a cargo de la operación, ocuparon las mejores residencias para establecer sus cuarteles generales y se dispusieron a crear la clase de instituciones que suponen una declaración inequívoca de planes a largo plazo: bibliotecas, discotecas, salones de lectura y salas de cine en las cuales exhibir las triunfalistas películas alemanas.
  • La invasión parecía haber sido un éxito absoluto. También en otras partes las señales parecían prometedoras. Aunque en Irak había habido un levantamiento fallido, sofocado por una fuerza británica reunida de forma precipitada, todo indicaba que había razones sólidas para pensar que los nuevos amigos de Alemania en las ricas tierras petrolíferas al sur del mar Caspio pronto empezarían a hacerlo mejor.
  • Para la época de la invasión de la Unión Soviética, Hitler ya había dado su bendición formal a la idea de la independencia árabe y había escrito al gran muftí de Jerusalén para expresarle su solidaridad y elogiar a los árabes, su lazo con el mundo musulmán era fuerte.
  • Entre tanto, los equipos de construcción y técnicos se trasladaron al este siguiendo el avance del ejército.
  • Desde el punto de vista de Gran Bretaña, por tanto, la situación era desesperada. En Irak se había evitado el desastre por muy poco, señaló el general Wavell, el comandante en jefe en la India, y era fundamental que se adoptaran medidas para proteger Irán, donde la delicada situación favorecía la ampliación de la influencia alemana. «Es esencial para la defensa de la India», le escribió al primer ministro Winston Churchill en el verano de 1941, «que se eche a los alemanes de Irán ya. De no hacerlo, se terminarán repitiendo los acontecimientos que en Irak apenas fue posible contrarrestar al límite».
  • Wavell tenía razón en preocuparse por Irán, donde la propaganda alemana había sido implacable desde el comienzo de la guerra.
  • El ataque contra la Unión Soviética también se recibió con entusiasmo en Irán,  «a los iraníes en general les encanta que los alemanes hayan atacado a Rusia, su antiguo enemigo».
  • La noticia de que los alemanes continuaban avanzando en el este mientras que la resistencia se desmoronaba exacerbó la preocupación de que Irán pudiera unir su suerte a la del régimen nazi.
  • El progreso de las fuerzas de Hitler era tal que se informó al general Auchinleck, que hasta hacía poco era el comandante en jefe en la India y acababa de ser nombrado para dirigir el Mando de Oriente Próximo, de que llegarían al Cáucaso hacia mediados de agosto de 1941.
  • Desde el punto de vista de Gran Bretaña, eso sería un desastre. Los alemanes necesitaban petróleo de forma desesperada. Si conseguían hacerse con el control de las reservas de Bakú y el Cáucaso, la situación sería gravísima. Y lo peor, anotó Leopold Amery, que podía poner en peligro la capacidad misma de Gran Bretaña para mantener el esfuerzo bélico. Era vital, concluyó el general Auchinleck, desarrollar un plan (que recibió el nombre de operación Countenance) para defender el cinturón que se extendía desde Palestina hasta Basora y los campos petrolíferos de Irán.
  •  La invasión de la Unión Soviética en 1941 convirtió a Stalin en un aliado improbable de Gran Bretaña y sus amigos, a pesar del pacto que el líder soviético había alcanzado con Hitler dos años antes. Por tanto, Washington anunció que «el gobierno de Estados Unidos ha decido ofrecer a la Unión Soviética toda la asistencia económica viable con el fin de fortalecer su lucha contra la agresión armada».
  • El problema era cómo hacer llegar armas y material militar a la Unión Soviética. El envío a los puertos fue el mayor problema, la solución resultó obvia: tomar el control de Irán. Eso impediría que los agentes y simpatizantes de Alemania en el país consiguieran afianzarse en el momento crucial, posibilitaría una mejor protección de unos recursos naturales que los aliados no podían permitirse perder y proporcionaría la mejor oportunidad de coordinar los esfuerzos para obstaculizar y detener definitivamente el avance implacable de la Wehrmacht en el frente oriental.
  • La noticia de que los alemanes continuaban avanzando en el este mientras que la resistencia se desmoronaba exacerbó la preocupación de que Irán pudiera unir su suerte a la del régimen nazi.
  • El progreso de las fuerzas de Hitler era tal que se informó al general Auchinleck, que hasta hacía poco era el comandante en jefe en la India y acababa de ser nombrado para dirigir el Mando de Oriente Próximo, de que llegarían al Cáucaso hacia mediados de agosto de 1941.
  • Desde el punto de vista de Gran Bretaña, eso sería un desastre. Los alemanes necesitaban petróleo de forma desesperada. Si conseguían hacerse con el control de las reservas de Bakú y el Cáucaso, la situación sería gravísima. Y lo peor, anotó Leopold Amery, que podía poner en peligro la capacidad misma de Gran Bretaña para mantener el esfuerzo bélico. Era vital, concluyó el general Auchinleck, desarrollar un plan (que recibió el nombre de operación Countenance) para defender el cinturón que se extendía desde Palestina hasta Basora y los campos petrolíferos de Irán.
  •  La invasión de la Unión Soviética en 1941 convirtió a Stalin en un aliado improbable de Gran Bretaña y sus amigos, a pesar del pacto que el líder soviético había alcanzado con Hitler dos años antes. Por tanto, Washington anunció que «el gobierno de Estados Unidos ha decido ofrecer a la Unión Soviética toda la asistencia económica viable con el fin de fortalecer su lucha contra la agresión armada».
  • El problema era cómo hacer llegar armas y material militar a la Unión Soviética. El envío a los puertos fue el mayor problema, la solución resultó obvia: tomar el control de Irán. Eso impediría que los agentes y simpatizantes de Alemania en el país consiguieran afianzarse en el momento crucial, posibilitaría una mejor protección de unos recursos naturales que los aliados no podían permitirse perder y proporcionaría la mejor oportunidad de coordinar los esfuerzos para obstaculizar y detener definitivamente el avance implacable de la Wehrmacht en el frente oriental.
  • En agosto de 1941, los ejércitos británico y soviético inavdieron Iran, primero desde el sur y el segundo desde el noroeste. En Qzvin celebraron soldados de ambos países.
  • Ante las exigencias británica el sah, los británicos obligaro a Reza Jan a adbadicar y coronaron a su reemplazo a Mohammad, su hijo un playboy, elegancia inmaculada, aficionado a la novela negra francesa, los coches veloces y las mujeres fáciles de conquistar.
  • Para muchos iraníes, semejante injerencia extranjera era intolerable. En noviembre de 1941 se produjeron manifestaciones en las que la multitud gritó consignas como «¡Larga vida a Hitler!» y «¡Abajo los rusos y los británicos!» para demostrar su descontento por el hecho de que el destino del país estuviera siendo decidido por unos soldados a los que se veía como una fuerza ocupante.
  • Con la situación en Irán puesta bajo control por la fuerza, se tomaron también medidas contra las instalaciones francesas en Siria debido al temor de que, tras la caída de Francia, pudieran emplearse contra Gran Bretaña y sus aliados en Oriente Próximo. Desde la base en Habbaniyah, uno de los aeródromos que la fuerza aérea británica mantuvo en Irak después de la primera guerra mundial, se desplegó de forma apresurada un escuadrón de cazas Hurricane para bombardear las bases de la Francia de Vichy.
  • Las noticias que llegaban a Berlín por esta época parecían incansablemente buenas.
  • Con la Unión Soviética en graves apuros, y progresos en apariencia inminentes en Persia, Irak y Siria, sobraban los motivos para creer que Alemania estaba a punto de realizar una serie de conquistas comparables a las de los grandes ejércitos del islam en el siglo VIII o a las de las fuerzas mongolas de Gengis Kan y sus herederos. El triunfo estaba al alcance de la mano.
  • La realidad, sin embargo, era bastante diferente, el avance alemán, tanto en la Unión Soviética como en otras partes, estaba plagado de problemas.
  • las bajas en el campo de batalla durante el avance en el este superaban en gran medida el número de reservistas enviados para reemplazarlas.
  •  Según los cálculos del general Halder, la Wehrmacht perdió a más del 10 por ciento de sus hombres en los dos primeros meses de combate tras el comienzo de la invasión, es decir, más de cuatrocientos mil soldados. Para mediados de septiembre, la cifra ascendía ya a más de medio millón de soldados muertos o heridos.
  • La falta de agua potable fue un problema desde el principio, lo que se tradujo en brotes de cólera y disentería.
  • la escasez de materiales básicos como navajas de afeitar, crema y cepillos de dientes, papel para escribir, aguja e hilo fue notable desde los primeros días de la invasión.
  • De forma similar, las perspectivas en Oriente Próximo y Asia Central eran halagadoras solo en apariencia. Pese a todo el optimismo de principios de año, Alemania tenía poco que aportar al entusiasmo con el que supuestamente conseguiría conectar el norte de África con Siria e Irak con Afganistán. La perspectiva de consolidar una presencia significativa en la región, por no hablar de controlarla, parecía ser más una ilusión que un plan fundamentado.
  • Y así, a pesar de las extraordinarias conquistas territoriales, el alto mando alemán tuvo que empezar a apuntalar la moral justo cuando Moscú se tambaleaba.
  • A comienzos de octubre de 1941, el mariscal de campo Reichenau, el oficial al mando de parte del Grupo de Ejércitos Sur que había avanzado en la «zona de superávit», promulgó una orden para intentar infundir de nuevo un poco de coraje en sus soldados.
  • Otra característica de la invasión fueron los graves problemas de abastecimientos que padeció.
  • Los economistas estadounidenses que observaban la guerra con atención subrayaron precisamente esta cuestión en dos informes titulados «La situación militar y económica alemana» y «Los problemas de abastecimiento alemán en el frente oriental».  La velocidad del avance se estaba revelando como uno de los mayores problemas.
  • Mantener el frente abastecido desde la retaguardia era bastante complicado; no obstante, había un asunto más apremiante. La invasión se fundaba en el principio rector de que el objetivo era a, la llamada «zona de superávit». Incluso antes de que se pusiera en marcha la operación Barbarroja, cuando la Unión Soviética enviaba grano a Hitler, los efectos de la guerra sobre el suministro de alimentos y la dieta eran mucho más marcados en Alemania que, por decir algo, en Gran Bretaña. Sin embargo, la situación no mejoró con las conquistas en el este, y el consumo de calorías diarias, que para finales de 1940 ya se había reducido bastante, cayó todavía más.
  • Los programas de radio alemanes se esforzaban por levantar la moral y tranquilizar a la población. En noviembre de 1941, un noticiario explicaba que si bien Alemania solía tener abundantes reservas de grano, «ahora, en tiempos de guerra, tenemos que aprender a vivir sin esta clase de lujos».
  • Eso era poco más que bravuconería, pues en realidad para entonces ya empezaba a estar claro que la idea de hacerse en el este con el control de una reserva de recursos en apariencia ilimitada había sido una ilusión.
  • Por tanto, pese a todas las ganancias territoriales logradas, la campaña en el este no había conseguido cumplir no solo con lo prometido, sino con lo necesario. Apenas dos días después de la invasión de la Unión Soviética, Backe había presentado las proyecciones relativas a las necesidades de trigo en el contexto de un plan económico cuatrienal. Alemania se enfrentaba a un «déficit» de dos millones y medio de toneladas anuales.
  • La Wehrmacht tenía que resolver eso, y garantizar además millones de toneladas de semillas oleaginosas y millones de cabezas de ganado, todo ello con el fin de que Alemania pudiera ser alimentada. Esta fue una de las razones por las que Hitler ordenó a sus generales «arrasar por completo Moscú y Leningrado»: quería «impedir que permanezca allí gente a la que luego tengamos que alimentar en el invierno».
  • Habiendo predicho que la escasez de comida y el hambre matarían a muchos, los alemanes comenzaron a identificar quiénes iban a padecerlas.
  • Los primeros en la fila eran los prisioneros rusos.
  • Dejar de proveer alimentos a los prisioneros de guerra «no activos», esto es, a todos aquellos que estuvieran demasiado débiles o demasiado heridos para servir como mano de obra esclava.
  • las raciones para los prisioneros «activos», que ya habían sufrido una rebaja, volvieron a reducirse.
  • El efecto fue devastador: para febrero de 1942, unos dos millones de prisioneros de guerra soviéticos (de un total de 3,3 millones) habían muerto, en su mayoría de hambre.
  • Para acelerar el proceso todavía más, se diseñaron nuevas técnicas para acabar con la cantidad de bocas a las que había que alimentar.
  • Centenares de prisioneros de guerra fueron reunidos para probar qué efectos tenían sobre los seres humanos los pesticidas empleados para fumigar los barracones del ejército polaco.
  • Se realizaron experimentos sobre el impacto del envenenamiento con monóxido de carbono utilizando furgonetas con mangueras conectadas al propio tubo de escape.
  • Esas pruebas tuvieron lugar en el otoño de 1941, se llevaron a cabo en lugares que pronto se harían tristemente célebres por usar las mismas técnicas en una escala masiva: Auschwitz y Sachsenhausen.
  • El asesinato en masa que empezó apenas semanas después del inicio de la invasión fue una respuesta espeluznante al fracaso del ataque alemán y las deficiencias deplorables de los planes económicos y estratégicos.
  • Siendo tantísimas las personas y tan pocos los alimentos, existían dos objetivos obvios demonizados en todos los sectores de la sociedad alemana: los rusos y los judíos.
  • Antes de la guerra, una campaña sistemática había difundido la idea de que los eslavos eran un pueblo racialmente inferior, errático, con una capacidad singular para el sufrimiento y la violencia. Con se ha mostrado de manera convincente de forma directa al genocidio del pueblo ruso que comenzó a finales del verano de 1941.
  • El antisemitismo era un sentimiento todavía más arraigado en la sociedad alemana antes de la guerra. Los judíos, escribió en 1925, eran como los mosquitos, «una molestia de la que la humanidad debe librarse de una forma u otra [...] ¡Creo que lo mejor sería el gas!». Sucesos como la Kristallnacht, los actos coordinados de violencia contra los judíos que tuvieron lugar en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, eran la culminación de una retórica venenosa que de forma rutinaria desdeñaba a la población judía como «un parásito [que] se alimenta de la carne y la productividad y el trabajo de otras naciones».
  • El miedo creciente a lo que esas palabras (y acciones) podían desencadenar ya habían animado a algunos a plantearse nuevas alianzas. A mediados de la década de 1930, David Ben-Gurion, más tarde primer ministro de Israel, intentó llegar a un acuerdo con importantes figuras árabes para que se permitiera una mayor inmigración judía a Palestina. Esos esfuerzos no fructificaron, y en cambio los árabes terminaron enviando a Berlín una misión, supuestamente moderada, para acordar cómo el régimen nazi podía respaldar los planes árabes para socavar los intereses de Gran Bretaña en Oriente Próximo.
  • En septiembre de 1939, antes de que terminara el primer mes de la guerra, se había acordado un plan para reubicar a todos los judíos de Polonia. Al menos en un principio, parece que el plan consistía en reunir a la población para facilitar su salida en masa de territorio alemán mediante la emigración forzosa.
  • En la Alemania nazi también se había debatido la posibilidad de deportar a los judíos a otros destinos. De hecho, durante casi dos décadas Hitler había defendido la creación de un estado judío en Palestina, lo que resulta algo perverso. En la primavera de 1938, se manifestó en apoyo de una política para la emigración de los judíos alemanes a Oriente Próximo y la formación de un nuevo estado allí que les sirviera de patria.
  • Más aún, a finales de la década de 1930, se llegó a enviar a Palestina una misión de alto nivel, encabezada por Adolf Eichmann, con el fin de reunirse con representantes del movimiento sionista y discutir qué posibilidades había de llegar a un acuerdo que resolviera la denominada «cuestión judía» de una vez por todas. Con ironía considerable, Eichmann, que posteriormente sería ejecutado en Israel por crímenes contra la humanidad, se encontró debatiendo cómo fomentar la emigración de los judíos alemanes a Palestina, algo en lo que parecían coincidir los intereses de las antisemitas autoridades nazis, por un lado, y los líderes de la comunidad judía en Jerusalén y sus alrededores, por otro.
  • En el otoño de 1940, Abraham Stern, el creador de un grupo armado llamado Leji, al que las autoridades británicas de Palestina conocían como la «banda Stern» y del que eran miembros el futuro primer ministro Isaac Shamir y otros padres fundadores del moderno Estado de Israel, escribió a un importante diplomático alemán en Beirut para plantearle una propuesta radical. «Podrían existir intereses comunes», comenzaba el mensaje, entre Alemania y las «auténticas aspiraciones nacionales del pueblo judío», a los que Stern (y otros) pretendían representar. Si «se reconocen las aspiraciones del movimiento por la libertad de Israel», continuaba, Stern se ofrecía a «participar de forma activa en la guerra de parte del bando alemán».
  • La liberación de los judíos a través de la creación de un estado sin duda beneficiaría a Hitler: además de «fortalecer la futura posición de poderío de Alemania en Oriente Próximo», serviría también para «fortalecer de manera extraordinaria el fundamento moral» del Tercer Reich «a ojos de toda la humanidad».
  • Esto era una fanfarronada. En realidad, Stern estaba siendo pragmático, y ello a pesar de que no todos los miembros de la organización compartían sus esperanzas en una posible alianza con Alemania. «Todo lo que queremos de los alemanes», dijo poco después en un intento de explicar su posición, es que traigan a los reclutas judíos a Palestina. Si lo hacían, «la guerra contra los británicos para liberar la patria empezará aquí. Los judíos obtendrán un estado, y los alemanes, de paso, se librarán de una importante base británica en Oriente Próximo y resolverán la cuestión judía en Europa...» Parecía lógico y horrible: figuras judías destacadas estaban proponiendo de forma activa una colaboración con el mayor antisemita de todos los tiempos, negociando con los perpetradores del Holocausto apenas doce meses antes de que el genocidio empezara.
  • En lo que respecta a Hitler, la cuestión de a dónde se deportaba a los judíos carecía de importancia, pues tal era el poder de su antisemitismo.
  • Sin embargo, ante los problemas crónicos de la campaña en Rusia, esa aparente indiferencia se endureció para dar paso a una actitud más severa e implacable cuando los planificadores nazis se dieron cuenta de que, estando ya los judíos recluidos en campos, era posible asesinarlos en masa sin apenas dificultadeEnfrentado a una sangría de recursos que ya eran escasos, el régimen no necesitó realizar grandes esfuerzos para llevar su antisemitismo sistemático un paso más allá y empezar a plantearse el genocidio. Los judíos, que estaban ya concentrados en campos en Polonia, fueron un blanco disponible y fácil cuando la jefatura nazi se dio cuenta de que había demasiados millones de bocas que alimentar.
  • Ya a mediados de julio de 1941 Adolf Eichmann escribía que «existe el peligro de que este invierno no se pueda alimentar a todos los judíos, los ancianos, los enfermos, las mujeres y los niños y todos aquellos que no estaban «en condiciones de trabajar» fueron considerados prescindibles.
  • Así comenzó una cadena de acontecimientos que alcanzaría una escala y un horror sin precedentes, el transporte de seres humanos como ganado a los corrales en los que serían divididos entre aquellos que trabajarían como mano de obra esclava y aquellos cuyas vidas fueron consideradas el precio que había que pagar por la supervivencia de otros: Rusia meridional, Ucrania y las estepas occidentales se convirtieron en la causa del genocidio. El hecho de que esas tierras no hubieran generado la cantidad de trigo prevista fue una causa directa del Holocausto.
  • Hitler se hundió en la desesperación al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Un informe clasificado de los servicios británicos sobre un discurso pronunciado el 26 de abril de 1942 revelaba que, a pesar del aparente triunfo en el este, el líder alemán dejaba escapar indicios claros de paranoia y fatalismo, desde una perspectiva psicológica, Hitler era un individuo asombrosamente temerario cuyo perfil era el de jugador compulsivo y su suerte por fin empezaba a agotarse.
  • El cambio de tendencia comenzó durante el verano de 1942. Rommel había sido detenido en El Alamein, lo que acabó con los planes de Muḥammad al-Ḥusaynī, quien había dicho a los habitantes de El Cairo que prepararan un listado de las residencias y lugares de trabajo de los judíos de la ciudad para que fuera posible acorralarlos y exterminarlos en los furgones de gas desarrollados por un oficial fanático de las SS que había estado destinado en el norte de África.
  • La entrada de Estados Unidos en la guerra también marcó la diferencia, si bien tardó unos meses en hacerse notar. Empujados a actuar tras el ataque japonés sobre Pearl Harbor en diciembre de 1941, los estadounidenses se prepararon para luchar en dos frentes. Para mediados de 1942, la victoria en la batalla épica de Midway permitió a Estados Unidos pasar a la ofensiva en el Pacífico; y a comienzos del año siguiente el despliegue de tropas a gran escala en el norte de África, Sicilia y el sur de Italia y, más tarde, también en otros lugares de Europa, prometió cambiar el curso de la guerra en el frente occidental.
  • Otro elemento del cambio de tendencia fue la situación en Stalingrado. En la primavera de 1942, Hitler aprobó una propuesta, cuyo nombre en clave era operación Azul, que implicaba el avance de las fuerzas alemanas a través de Rusia meridional para hacerse con el control de los campos petrolíferos del Cáucaso, que se habían convertido en un aspecto central en los planes de guerra del Tercer Reich. La ofensiva era ambiciosa y arriesgada, y la victoria dependía de ella, algo de lo que eran conscientes tanto la cúpula militar como el mismo Hitler: «Si no consigo el petróleo de Maikop y Grozni», declaró el líder alemán, «tendré que terminar la guerra».
  • Stalingrado constituía un problema considerable. A pesar del prestigio que conllevaba su nombre, la conquista de la ciudad no era esencial. Si bien era centro industrial de cierta relevancia, su importancia residía en la ubicación estratégica en una curva del Volga: neutralizar Stalingrado era vital para proteger los territorios que los alemanes preveían conquistar en el Cáucaso.
  •  Para el otoño de 1942, estaba claro que las cosas habían salido muy mal. La ofensiva alemana había empezado tarde y no tardó en encontrar problemas. En Stalingrado se gastaron cantidades ingentes de recursos que Berlín no estaba en condiciones de desperdiciar: efectivos, artillería y combustible, cada vez más precioso. Eso ya era bastante malo de por sí, pero lo peor para los alemanes fue que desvió la atención del principal objetivo estratégico de la campaña: el petróleo. En el círculo íntimo de Hitler, algunos comprendieron lo que implicarían los retrasos, y uno de ellos fue Albert Speer: Alemania tenía que ganar la guerra «para finales de octubre, antes de que empiece el invierno ruso, o la habremos perdido de una vez por todas».
  • Aunque todavía quedaba mucho por hacer en términos de planear cómo expulsar a las tropas alemanas del este y el oeste, y cómo coordinar las tenazas que se cerrarían en Berlín, para finales de 1942 los nuevos aliados, Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética, estaban empezando a pensar en el futuro. Cuando los líderes de los tres países se reunieron en Teherán en 1943, en Yalta en la primavera de 1945 y finalmente en Potsdam unos pocos meses más tarde, estaba claro que el esfuerzo, el coste y el trauma de otra confrontación a gran escala había dejado arrasada y exhausta a Europa occidental.
  • Ya era obvio que los imperios de antaño tocaban a su fin; la cuestión se reducía sencillamente a la mejor forma de gestionar el proceso.
  •  En octubre de 1944, Churchill regresaba a Gran Bretaña después de visitar Moscú sintiéndose «renovado y fortalecido», según le dijo a Stalin, gracias a «la hospitalidad rusa, que es famosa, y se ha superado a sí misma [en esta] ocasión». Además de la multitud de conclusiones alcanzadas durante la conferencia, las actas del viaje no recogen, sin embargo, las discusiones acerca del destino de la Europa de la posguerra, que se eliminaron de los informes oficiales .
  • La necesidad de prepararse para tales eventualidades se fundaba en el hecho incuestionable de que la situación cambiaba con rapidez a medida que Alemania se desmoronaba. Stalin había adoptado una posición cada vez más inflexible, sin duda impulsado por el sentimiento de traición derivado de la catastrófica alianza con Hitler en 1939, pero también como consecuencia del precio astronómico que la Unión Soviética había tenido que pagar, sobre todo en Stalingrado y Leningrado, para sobrevivir a la arremetida alemana.[Desde el punto de vista de Moscú, era importante construir un sistema de zonas de separación y estados satélite, así como crear y reforzar el temor a la adopción de medidas directas en caso de que la Unión Soviética se sintiera amenazada. En tales circunstancias, inutilizar a los países situados al oeste de su frontera atacando e incluso suprimiendo sus bases industriales era un paso lógico, al igual que la decisión de proporcionar apoyo financiero y logístico a los nacientes partidos comunistas locales. Como demuestra la historia, el ataque es con frecuencia la mejor defensa.
  • Una consecuencia de esto fue que la opresión de Hitler se consideró peor que la de Stalin. El relato de la guerra como un triunfo sobre la tiranía fue selectivo; se destacaba al enemigo político al tiempo que se restaba importancia a las culpas y faltas de los amigos recientes.
  • En Europa central y oriental muchos lamentarían tener que disentir con la historia del triunfo de la democracia y señalarían el precio que tuvieron que pagar en décadas posteriores quienes de repente se descubrieron en el lado equivocado de una línea arbitraria. Sin embargo, Europa occidental tenía una historia que proteger, y eso implicaba resaltar los éxitos y guardar silencio a
  • E
  •  El silencio de los cañones acaso debía más al hecho de que no quedaba nada por lo que pelear que a la visión de una serie de pacificadores supuestamente brillantes de finales del siglo XX y comienzos del XXI, o a las maravillas de una organización internacional de estados europeos difícil de gestionar cuyas cuentas no han sido aprobadas por sus propios auditores durante años.
  • Un nuevo mundo había empezado a surgir en 1914 a medida que el sol se ponía sobre Europa occidental. El proceso se aceleró con las hostilidades de 1939-1945 y continuó después de que llegaran a su fin. La pregunta era ahora quién controlaría las grandes redes comerciales de Eurasia. Y existían buenas razones para reflexionar a fondo en esa cuestión, pues en las fértiles tierras y las arenas doradas del corazón del mundo y en las aguas del mar Caspio había mucho más de lo que se veía a simple vista.




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