Revolucion Mexicana
Enviado por 009kiko • 18 de Agosto de 2013 • 364 Palabras (2 Páginas) • 263 Visitas
Porfirio Díaz no estaba dispuesto a compartir el poder y, sobre todo, estaba decidido a eliminar a quienes podrían enfrentarse a su mandato. Al principio de su gobierno, el nuevo hombre fuerte siguió una sola estrategia: "pan o palo"; es decir: sus oponentes debían rendirse a cambio del apoyo y el reconocimiento del presidente, quien de manera generosa les entregaría algún puesto público, o sufrir en carne propia toda la represión que podía ejercer el gobierno.
Asimismo, don Porfirio decidía quiénes deberían ocupar los restantes cargos públicos, los puestos de elección popular y, por supuesto, quiénes quedarían al frente de la justicia. La autonomía de los poderes era sólo una pantalla: en realidad, el legislativo y el judicial funcionaban de acuerdo con los dictados del jefe del ejecutivo.
Una vez que el poder de don Porfirio se convirtió en algo casi absoluto, sólo permitió la existencia de algunos grupos políticos que lo apoyaban o no le causaban problemas significativos. El grupo político de mayor importancia durante aquellos años fue el de "los científicos", el cual estaba conformado por una buena parte de los miembros de su gabinete, quienes -bajo el amparo del positivismo y su fe en la ciencia- pretendían llevar al país por los caminos del orden y el progreso. No en vano, el lema de la administración porfirista era "poca política y mucha administración".
Sin embargo, luego de tres décadas al frente de la presidencia -en las cuales sólo abandonó en una ocasión el Palacio Nacional para encargárselo a su compadre Manuel González-, el panorama comenzó a transformarse. Los políticos, preocupados por la edad de don Porfirio, se prepararon para la sucesión por muerte: era necesario controlar la vicepresidencia con el fin de garantizar su permanencia en el poder; asimismo, Bernardo Reyes, un hombre de armas con buen prestigio se convirtió en aspirante al trono presidencial. No obstante, la voluntad de don Porfirio se impuso: en su última reelección seleccionó al vicepresidente y envió a Reyes al extranjero.
A pesar de esto, en 1910 y como resultado de sus declaraciones a James Creelman, los norteños comandados por Madero le tomaron la palabra: apostaron en favor de la democracia y luego del fraude se levantaron en armas.
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