Romanticismo

La literatura como actividad del hombre es una representación de épocas, las cuales se van desarrollando como un continuo que fluye a un ritmo propio y silencioso, nos va develando etapas del recorrido de la historia en la humanidad, como una trenza, una cadena que se construye con todas sus manifestaciones plasmadas en el saber, donde el arte es la capacidad propia que tiene el hombre de crear.

La literatura se funda en la época clásica la cual se localiza en el momento de plenitud de la civilización griega y romana.

El término clásico, significa digno de imitación, y se deriva de la admiración por el arte, la literatura y la cultura.

Se caracteriza por la aparición de la Razón, y comienza una inquietud de preguntase el ¿Por qué?, donde la verdad es descubrir, no inventar.

Esta búsqueda de la razón fue tan fuerte que sigue hasta el día de hoy.

Este periodo engloba el auge del cristianismo, donde el concepto de Cristo da una nueva óptica al mundo y se comienza a creer en cosas que no se ven, se provoca una mirada teocéntrica y se utiliza la razón para realizar acciones que cobraran sentido en otra vida, que vendrá luego de la muerte, donde la perfección solo se lograra junto a la mano de Dios.

De ahí nace un periodo oscuro donde la fe se une al temor y se queman todos los libros que implican a la razón, comienza un terror medieval, donde se refleja la decadencia, en términos de riqueza y cultura material.

Después de esta época de estancamiento, la civilización griega se sumió en el renacimiento, donde aparece una nueva forma de ver el mundo, se puso fin al teocentrismo, permitiendo al ser humano tener la capacidad de pensar por el mismo y que no todo lo que existía era producto divino.

Comienza una mirada antropocéntrica, en la cual, el hombre pasa a ser el centro del mundo, vuelve a nacer, unido a la razón y a la fe, busca poco a poco, el camino hacia perfección, la verdad y la felicidad.

Este nuevo periodo da inicio a un fluir llamado modernidad, el cual es parte de una idea, de un modo, por lo que acompañara a cada creación propia del hombre.

Como espíritu de la modernidad nace el romanticismo, a fines del siglo XVIII, donde se condena a las instituciones eclesiásticas y se define que el cristianismo está presente en la mente de cada persona.

El romanticismo ya no tendrá su objetivo principal del arte en la belleza, sino en la expresión de los sentimientos, por lo que plasma su esencia en el sentir, que prevalece sobre la razón.

Emerge un nuevo deseo de que aparezca lo nuevo, lo insólito, lo oculto, lo sublime, lo que esta más allá del límite.

Prima la subjetividad, sobre lo objetivo, donde la verdad y la realidad estará expresada en el mundo interior del artista, aunque para descubrirla allá que hondar en nuevos mundos oscuros, alucinaciones, delirios o sueños.

Los sentidos es lo único que hacen saber que estamos en la realidad, y la nueva realidad será la de cada uno, el sentimiento propio plasmado en el significado propio de las cosas.

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