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Trabajo Sobre SIMÓN RODRIGUEZ


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  2.615 Palabras (11 Páginas)  •  594 Visitas

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Introducción

Pedagogo, pensador filosófico, escritor de densas obras de contenido histórico y sociológico fue uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo, destacando por su profundo conocimiento de la sociedad hispanoamericana, el cual posteriormente trasmitirá a Simón Bolívar al desempeñarse como su maestro y mentor, enseñándole así los rudimentos de las lenguas española y latina, aritmética e historia; sus inquietudes e ideas reformadoras influyeron poderosamente en la formación de El Libertador, según él mismo reconoció.

Si bien es cierto que fue el maestro de nuestro libertador, al que enseño el valor de la libertad, la justicia y el significado de la autodeterminación, inculcándole el amor por Venezuela y la necesidad de rebelarse contra la opresión, también es cierto, que fue un hombre de un gran espíritu aventurero, que ni la pobreza pudo detener, ya que sin importar las maneras, realizo grandes obras y cambios, no solo aquí en su país, sino también en otros países del mundo: valiéndose solo de su gran determinación en cada una de sus obras.

En tal sentido, valdría la pena conocer en forma más detallada todas estas obras y demás aspectos que encierra la vida de Simón Rodríguez , a que se dedicó, que lo ha hecho tan nombrado y más aún que lo motivaba a enseñar esos ideales de justicia y libertad.

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Fecha de nacimiento y sus padres

Lo primero que debemos saber de Simón Rodríguez es que nació en Caracas, , el 28 de octubre de 1769, o sea, un venezolano, Hijo legítimo de Cayetano Carreño y doña Rosalía Rodríguez.

Cambio de apellido

Al observar el apellido de su padre, nos damos cuenta de que Simón Rodríguez, naturalmente debería llamarse Simón Carreño y no de otra forma, en efecto, por algún tiempo si fue Carreño y no Rodríguez, situación que cambio al decidir adoptar el apellido materno, a raíz de una violenta discusión que tuvo con su hermano carnal Cayetano. Cayetano era conservador y concupiscente, con ideas contrarias al espíritu liberal y reformista que evidenciaba simón desde muy joven. Un día discutieron tan violentamente, que simón para no parecerse en nada a su hermano, decidió adoptar el apellido Rodríguez.

Iniciación de su vida como maestro

Su vida activa de maestro la comenzó en mayo de 1791, cuando el Cabildo de Caracas lo admite para ejercer el cargo en la escuela de primeras letras para niños. Llegó a tener bajo su pupilaje a un grupo de niños que para finales del año 1793 ascendía a 114.

En 1794, presenta al Ayuntamiento sus Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras de Caracas y el medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. Se trata de un planteamiento crítico de la enseñanza colonial, un proyecto de Escuelas Públicas, donde analizaba el sistema educativo para aquel entonces y donde planteaba la necesidad de la participación activa de los alumnos en las cátedras, exponiendo sus ideas y aclarando sus dudas. Pero las autoridades coloniales no le prestaron ninguna atención.

En 1795, cuando el niño Simón Bolívar se fuga de la casa de su tutor, es enviado a vivir en la casa de su maestro Simón Rodríguez, bajo la tutoría de éste.

ACTITUD E IDEALES

Humanista, rebelde, con una extraordinaria profundidad filosófica, fue activo masón, que supo llevar la luz del raciocinio a las más apartados comarcas del Nuevo Mundo.

Fuertemente influenciado por El Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las nacientes naciones americanas. El mismo Bolívar en carta al general Santander en 1824 decía que su maestro "enseñaba divirtiendo". Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español se reflejo en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez.

La máxima de Don Simón Rodríguez era: “Educar es enseñar al hombre una industria que asegure su subsistencia y una moral que regle sus acciones con los demás”

Amaba la educación del pueblo porque le significaba la liberación. Se caracterizará toda su vida por seguir apasionadamente su ideal de pensar y enseñar en libertad plena. Su vida estuvo dominada por la pasión de las letras.

Este era un maestro que enseñaba divirtiendo, según expresión bolivariana. Su manera de enseñar, distinta a todo lo tradicional, era en el campo, frente a la naturaleza, lo cual servía para el espíritu, para la fortaleza del cuerpo y para el conocimiento de las cosas que nos rodean. Si está en el aula, entre sus 114 alumnos (setenta y cuatro que pagan y cuarenta gratis, entre ellos nueve expósitos), les da instrucción adecuada a sus edades y les inculca las buenas costumbres y el amor por la libertad.

Simón Rodríguez tenía un espíritu de aventurero y esto lo llevo a seguir recorriendo varios países. Simón Rodríguez solía decir: “No quiero parecerme a los árboles, que echan raíces en un solo lugar; sino al viento, al agua, al sol, a todas esas cosas que marchan sin cesar”.

Al ser gran seguidor y practicante de los ideales masónicos, decidió partipar en el movimiento revolucionario de Gual y España, y complicado en esta tentativa de independencia abandonó el país al fracasar el movimiento y se traslada a Jamaica, suplantando su nombre por el de Samuel Robinson, para evitar cualquier vengativa por parte de las autoridades.

La influencia sobre Bolívar

Muerto don Juan Vicente Bolívar, la Audiencia de Santo Domingo, a petición de la señora viuda, nombró tutor del ilustre huérfano (Simón Bolívar tenía tres años) al célebre jurisconsulto Don Miguel José Sanz.

Crecido, y sobre todo, convertido en un verdadero enfant terrible, el pequeño Bolívar fue a habitar al lado de su tutor, algún tiempo después, veinte meses de vida común bastaron para que el grave doctor Sanz renunciara a la idea de poder dominarlo, y, además abrumado por sus propios quehaceres, resolvió declinar la difícil y delicada guarda.

Entonces se llamó a don Simón Rodríguez. El nuevo maestro se consagró por entero a su discípulo. Día y noche cuidó de él con paternal solicitud. Más tarde cundo murió su madre. Doña Concepción Palacios y Blanco, el señor Rodríguez tuvo para su noble pupilo solicitudes de padre y madre. Con el genio suficiente para comprender, o mejor adivinar el genio colosal de su pupilo, Rodríguez

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