Vanguardias Artisticas
Enviado por MagaliFerrero • 4 de Agosto de 2013 • 3.826 Palabras (16 Páginas) • 576 Visitas
LAS VANGUARDIAS ARTISTICAS (1914-1939)
Las vanguardias artísticas que aparecieron en está época, fueron el inicio de una evolución en el pensamiento no solo artístico sino político, con el cual estos movimientos crean una nueva visión del ser humano y de la realidad, acabando con los estereotípos de sus antecesores donde se buscaba mostrar la realidad tal como era, donde predominaba en el arte los detalles de los personajes; esto no quiere decir que no hubieran tenido influencia de artistas renacentistas o de cualquier otro movimiento antiguo, sino que basados en eso y en la nueva visión del mundo, crearon un ambiente en donde se daba vuelo a la creatividad y la inteligencia del artista. El arte en esta época buscaba una nueva identidad, se adoptan formas abstractas y se le da un uso psicológico al color.
Los principales movimientos son: El Futurismo con Marinetti, Soficci; el cubismo con Bracque y Picasso; el Blaue Reiter de Vassily, Marc; el suprematismo de Kasimir; el constructivismo de Tatlin; el dadaísmo de Tzara, Arp, Duchamp; el surrealismo de Breton, Dalí; el expresionismo con Emil Nolde; y el fauvismo con Vlaminck, Matisse.
3.– DESARROLLO – CAUSAS
Para entender las razones por las que las vanguardias artísticas se desarrollaron, es necesario
echar la vista atrás, al siglo XIX. Tres acontecimientos políticos, la constitución de la segunda y la
tercera República Francesa (1848 y 1871) y la Primera Guerra Mundial (1914), provocaron una
reacción intelectual en contra de la sociedad de la época. Empieza así el estereotipo de artista
incomprendido, bohemio y comprometido con una serie de valores contrarios a todo ese mundo
convulso que provocaba situaciones miserables y desafortunadas
A estos tres acontecimientos políticos, se debe añadir uno artístico de obligado
nombramiento, el comienzo de los llamados Salones de París, unas muestras artísticas anuales
de elevado prestigio que contaba con un jurado tradicional y conservador, y de donde fueron
rechazados la mayoría de pintores impresionistas. Estos inauguraron, por iniciativa propia, los
llamados Salón de los Rechazados con la intención de que su trabajo, aunque no fuera
aceptado en la muestra principal, pudiera ser apreciado y valorado por el público. Quizá fue este el primer gran desencuentro entre el mundo artístico y el intelectual de la época, que no había
hecho más que empezar.
A este precedente se debe añadir el panorama de principios del siglo siguiente, lleno de cambios
y aportaciones significativas que modificaron ciertas ideas y modos de vida: la Segunda
Revolución Industrial, con la aparición del motor de explosión, la publicación de la Teoría de la
Relatividad de Albert Einstein y la Interpretación de los sueños de Sigmund Freud, la
popularización de la fotografía, el nacimiento del Cine… anunciaban a voces que algo en el
mundo estaba cambiando.
2.- Contexto histórico
El cansancio de las distintas tendencias del siglo XIX, especialmente del realismo, provocó en artistas y escritores un deseo de ruptura con el pasado. Pero, por otra parte, la fractura que provocaron los movimientos de vanguardia con respecto al arte anterior estaba íntimamente ligada a los profundos cambios políticos y sociales producidos con la llegada del siglo XX. Entonces una nueva concepción del mundo comenzó a gestarse. Los puntales de lo que había sido la ideología positivista (libre comercio, fe en el progreso, idea de la redención del ser humano por el conocimiento, acceso a una mayor felicidad merced a los avances técnicos y científicos; en definitiva, aquellos elementos en los que se había sustentado la sociedad europea del XIX) se quebraron. El proceso se aceleraría durante la Gran Guerra, cuando los frutos de ese progreso, tan alabado antes, contribuían al horror de la conflagración. A partir de ahí, el "imaginado jardín de la cultura liberal" fue vencido y quedó deshecha la relativa coexistencia pacífica europea de casi un siglo, "desde la batalla de Waterloo hasta la del Somme", en palabras de George Steiner .
Sólo así, tras un proceso traumático en el que la guerra cambia el mapa europeo (para Arnold Hauser, el siglo XX comienza realmente después del conflicto), deshace imperios, provoca revoluciones y propicia el ascenso y triunfo de ideologías totalitarias, se comprende el agitado discurrir del periodo siguiente, que hemos dado en llamar "de entreguerras". Tiempo que coincide precisamente, y no es casualidad, con el momento de mayor actividad de las vanguardias.
Tampoco hay que olvidar que la guerra condicionaría personalmente a muchos de los protagonistas de dichas vanguardias, bien porque la hicieron (André Breton, Louis Aragon, Blaise Cendrars, Bertold Brecht, Ernst Weiss), bien porque murieron en ella o inmediatamente después (Franz Marc, August Macke, August Stramm, Reinhard Sorge, Georg Trakl, Guillaume Apollinaire), bien porque fueron desertores del conflicto, como ocurre con el grupo dadaísta, con Tristan Tzara a la cabeza.
La Guerra agudizó también, y de manera dolorosa, cierta idea de la inutilidad del arte por el arte, modalidad que ya no parecía tener sitio en la vida moderna. Es por eso por lo que una de las labores del creador iba a ser la de ponerse en contra de la lógica y también de la moral, el honor, la religión, la patria o la familia, elementos considerados como convencionalismos de un pasado rechazable desde todos los puntos de vista.
España, pese a la neutralidad oficial, vivió con intensidad un conflicto del que había escapado, aunque no se libraría de la posterior agitación política y social que sacudió Europa como consecuencia de la Revolución rusa. El periodo culminante de las vanguardias coincidió en nuestro país con una nueva fase del reinado de Alfonso XIII, en la que se dio una progresiva descomposición de los partidos dinásticos, agudizada precisamente a partir de 1917, y cuyo exponente más claro, pero no único, fue la huelga revolucionaria de ese mismo año, que puso de manifiesto el distanciamiento entre las que los historiadores llaman la "España oficial" y la "España real". En 1921, el asesinato del presidente Eduardo Dato y el pavoroso desastre militar de Annual, en la guerra de Marruecos, hasta entonces de baja intensidad, aceleraron el fin del "turno pacífico" de partidos en el poder, propiciando la dictadura de Primo de Rivera a partir de 1923.
Todo esto tuvo su reflejo en el mundo de la cultura y del pensamiento. Se tenía conciencia de las causas, de vivir un tiempo nuevo y de que ello afectaba al arte. Se producirá así un cambio
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