Viaje Al Mictlan
Enviado por thanny • 29 de Octubre de 2013 • 1.352 Palabras (6 Páginas) • 477 Visitas
LOS DOMINIOS DEL MICTLÁN.
Con todo y sus facultades generativas, en los rasgos de Mictlantecuhtli predomina un carácter mortuorio. Basta recordar imágenes como las de la Casa de las Águilas, semidescarnadas, con garras amenazadoras y, en muchos casos, relacionadas con animales como la araña, el ciempiés, el alacrán, el búho y el murciélago. Pues ante todo, el Dios de la Muerte es un devorador insaciable de carne y sangre humanas. En ciertas pictografías aparece como un activo sacrificador armado con un hacha o de un cuchillo de pedernal y presto a extraer el corazón de sus víctimas. Además, en códices como el Borgia o en las máscaras-cráneo descubiertas en el Templo Mayor, su nariz y lengua simulan unos filosos cuchillos. En vasos policromos y códices mayas, la deidad participa en ejecuciones y siniestras escenas de autodecapitación, muerte violenta y sacrificio. Por tal motivo, no es extraño que el Señor del Mundo de los Muertos inspirara tanto terror en los creyentes. Quizá por este motivo, en la lámina 22 del Códice Dresde, tiene dos veces el signo de cráneo.
Mictlantecuhtli se consideraba el amo y señor del Mictlán, que según los nahuas del siglo XVI era un lugar desértico, espacioso y sumamente oscuro, un «sitio sin orificios para la salida del humo». Se cuenta que ante tal evidencia, estudiosos como Fray Alonso de Molina registraron en su Vocabulario como un sinónimo de cosa oscura y tenebrosa, la frase yuhquim micqui itzinco que significa literalmente «como en el culo del muerto». Pero no sólo los nahuas construyeron una concepción de tal escenario, los mayas, por ejemplo, utilizaron como uno de los nombres del Inframundo el término Xibalbá. En quiché esta palabra significa «lugar de miedo» y en yucateco xibil significa «temblar de miedo, espantarse o erizarse los cabellos». El Mictlán también es definido como un temible lugar de tormentos, pestilente, en el que se bebe pus y se comen abrojos [plantas de tallos largos y espinosos]. Cronistas como TORQUEMADA, narran que los tlaxcaltecas suponían que en el Inframundo las almas de la gente común se convertían en comadrejas, escarabajos hediondos y en otros animalejos. Esta última leyenda coincide con otra de los quichés, los cuales relataban las andanzas del valeroso Ixbalanqué, quien al vencer al poderoso Señor de los Muertos le dio un puntapié y dijo: «Vuélvete, y sea para ti todo lo podrido y desechado y hidiondo». En la actualidad, los otomíes de la Huasteca tapan las cuevas con costales, pues de allí emanan aires cargados de enfermedad, muerte y olor a podredumbre. Tales situaciones otorgan un carácter místico, pero al mismo tiempo siniestro a la deidad, la cual resulta una de las más interesantes en la cosmovisión del mundo mesoamericano.
Mictlan o Mictlán (náhuatl: mictlān, ‘el lugar de los muertos’‘micqui, muerto; titlan, lugar’)? según la mitología mexica es el nivel inferior de la tierra de los muertos, a partir de los diferentes recintos donde irán los difuntos por muerte natural a través del camino de los muertos, el rumbo del que llegarían por igual los nobles y plebeyos, sin distinción de rango ni riquezas, a excepción de aquellas personas que no morían ni en guerra, ni durante el parto (estos iban al Tonatiuhichan o Casa de Tonatiuh), ni por muerte relacionada con el agua, el rayo y los padecimientos como la hidropesía, las tumefacciones o enfermedades como la lepra, la gota y el herpes (estos iban al Tlalocán o Casa de Tláloc), que para que el muerto del que había dejado de existir llegase hasta el trono de Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, se debía hacer un extenso viaje de cuatro años a través de los nueve estratos subterráneos.1
1. Itzcuintlán (náhuatl: itzcuintlan, ‘el lugar de los perros’‘itzcuintli, filoso (de mordida filosa) perro; titlan, lugar’)? lugar habitado por los perros Xoloitzcuintle, donde el cadáver del muerto tendría que cruzar el río ancho Apanohuáyan (náhuatl: apanoayan, ‘el lugar donde se tiene que cruzar el agua’‘atl, agua; panoa, cruzar; hua, que tiene; yan, lugar’)? que para atravesarlo, éste necesitaba la fuerza del perro Xoloitzcuintle, que en vida se criaba sólo para tal menester y al que le ponían un hilo flojo de algodón en su pescuezo para cuando el difunto llegase a la ribera del Apanohuáyan y si el perro le reconocía como su verdadero amo, lo cruzaba a cuestas nadando, despojándolo de sus vestimentas mortales, pero si en vida, el muerto
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