Violencia. El verbo del narco
Enviado por Diana Tovar • 18 de Julio de 2017 • Ensayo • 1.310 Palabras (6 Páginas) • 222 Visitas
El verbo del narco:
Respecto de una naturaleza pulsional en el ser humano, que nos permite entender la agresión y la violencia como una vía de descarga de energía pulsional. Que sin excepción aparece en el devenir histórico de todos los hombres, y que no injustificadamente se ha intentado dominar o encaminar a propósitos que dependan de un fin lo menos lascivo y lo mayor civilizado posible.
Por supuesto que este intento de control sobre la violencia falla, como todo lo relacionado a una libre descarga la pulsión, en el caso de nuestro país, podemos ver la continuación de un espiral de violencia que no se detiene, pues como refiere Martín Alcalá1(2016). La violencia es parte de una constitución narcisista del yo, una forma de relacionarse con el semejante y con su propio yo. Esto se puede ver reflejado en elementos de la cultura del narco y en las distintas funciones que desempeña en su trabajo.
La violencia viene de nosotros, y está con nosotros desde siempre, sin embargo, es esta una época donde convendría analizar los significados e implicaciones que esta tiene para la gente, el fenómeno del narcotráfico no es una idea reciente para nuestro país, sino que tiene varias décadas ya, y lo que trae como consecuencia en la sociedad son personas que se acostumbran a la violencia, incluso que pierden esa capacidad de horrorizarse con algún homicidio, mientras ellos estén a “salvo” en su integridad individual, tenemos una sociedad fragmentada, o que al menos se piensa como fragmentada y deja el lazo con el otro.
Poco a poco se cae en la locura, se buscan soluciones en donde no podría haberlas, y se intenta que estas formas de vivir, generen alternativas nuevas que aspiran simplemente a aceptar la realidad tal y como es, nos situamos en un lugar de espectadores, dejamos que el miedo y la extrañeza por el otro nos aleje cada vez más del lazo que debería acercarnos, se anula al otro y esto lo vemos no solo en las matanzas efectuadas por los carteles, o en la propia forma de reacción que tiene el estado sobre distintas situaciones de las que prefiere encontrar una solución rápida a tomar la rienda de la responsabilidad, lo encontramos en la sociedad civil en general, donde se forjo la costumbre de ver al otro sin volumen, sin conocer su historia o sus motivos, dejándolo poco a poco y en el transcurso de los años en un mero extraño, que puede ser un intruso y al cual deberíamos de temer.
En esta situación, veo nociones de un hombre primitivo, que vuelve mediante el miedo y la violencia una forma de vivir y de convivir, que adquiere poder y se vuelve tan influyente como el estado, que puede hacer lo que le plazca, y que tendrá una enemistad de carácter narcisista con aquellos que se han empoderado de una manera similar, es decir mediante el tráfico de drogas.
Surge una nueva forma de cultura, que se plasma en aquellos que la viven y por tanto se identifican con ella, surge la exteriorización de una ligazón afectiva, Freud (1927)2 explica esta como una forma de idealizar al padre y de querer ser como el, en este caso con la narco cultura podemos pasar esta identificación edípica, hacia el jefe de jefes, el amo que ordena a sus hombres y estos responden con obediencia sin cuestionarse ninguna otra cosa.
Entonces la cierta masa pasa por esta identificación con la narcocultura, y los sicarios se vuelve figuras dignas de admiración, se escriben canciones eh historias de sus hazañas se les toma como héroes poderosos, se les admira y porque no se sueña con ser como ellos, hacer lo que ellos hasta verse como ellos, que como tal no tienen preocupación por responder ante leyes del estado o ante restricciones propias de la cultura civilizada y a las que todos caracterizamos por formar parte de esta.
Se hace manifiesto que el odio y la violencia hacia el otro son herramientas que permiten la expresión del idealismo y la naturaleza narcisista del hombre, las podemos ver en todos lados, redes sociales, espacios públicos, hasta en algunas relaciones familiares, laborales etcétera. Álcala nos deja ver que esta situación no proviene del azar y que tampoco es algo accidental, es un vínculo con nuestra estructura narcisista, que es letal en la actualidad.
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