WARISATA MIA
Enviado por david2100d • 13 de Noviembre de 2014 • 963 Palabras (4 Páginas) • 405 Visitas
¡WARISATA MIA 1931 - 1940!
¡WARISATA no puede sucumbir sin luchar!
Con esta frase presentamos el resumen de este pasaje y modelo de vida pedagógico.
Warisata no pertenece al estado. Warisata ha sido hecha por unos cuantos hombres, lejos de toda ayuda oficial. Los necios pedagogos que ahora dirigen la educación indigenal, no tienen nada que hacer con Warisata. La escuela hecha con sangre, con infatigable y gigantesco esfuerzo. Warisata fue un tiempo impetuoso canto de lucha y esperanza y subsistió en nosotros, allá solo quedaron traidores y explotadores del indio.
La peregrinación de Elizardo Pérez lo condujo a Warisata entre las nieves del Illampu y el Titicaca.
Warisata era una escuela socialista, lucho 10 anos afrontando el ataque incesante de la burguesía feudal, así nació la pedagogía de la teja y el ladrillo, indicando en uno de sus capítulos del reglamento “es preciso impulsar la voluntad infantil hacia la realización de grandes empresas que demanden sobre todo abnegación, tenacidad y energía, para superar el ambiente con el denodado ímpetu constructivo del hombre”, y toda Warisata era así un esfuerzo redoblado, porque sabíamos que solo con el ejemplo de una vida honrada y laboriosa los indios podían comprender lo que queríamos de ellos, y así campesinos y alumnos se contagiaban de nuestro empeño y Warisata era un desbordado torrente de actividad, un mecanismo increíble de progreso y mejoramiento, todos trabajamos nuestra escuela , la hacíamos con nuestras propias manos. Ahí la pedagogía del adobe y el ladrillo, Pero mientras las paredes se levantaban, a fuerza de pico y pala hacíamos desaparecer cerros rellenando grandes desniveles de tierra, trasladábamos toneladas de estuco desde cinco leguas de distancia y además fabricando vigas, miles de adobes, ladrillos y nuestros campos se transformaban en vergeles a 4000 m.s.n.m. en aquella tierra estéril, el morbo del enemigo crecía. Una escena de la fundación de Warisata, el corregidor le estaba quitando un cordero al campesino, en eso llega Elizardo, impidiendo la exacción con la frase “aquí no hemos venido a explotar al indio, sino a defenderlo” y pronto la nueva correría por toda la campiña el nuevo maestro no era un ladrón como los demás, sino pagaba por las mercaderías que necesitaba.
En 1934 se había concluido una gran etapa de trabajo, el internado estaba listo, por milagro de los talleres había brotado todo el mobiliario requerido, herramientas, puertas, ventanas, catres, sillas, objetos de arte, pintura y canciones de aire warisateno, la escuela se alzaba pujante y bella, lo esencial no era haberla construido sino como se la había construido.
En esta época del hormigón y la pala mecánica del cemento armado y la perforadora eléctrica, es difícil entender el esfuerzo titánico que costo cada muro de Warisata, es preciso comprender que no disponíamos de fondos, que no teníamos herramientas y ni siquiera pagaban sueldos, todo tenía que brotar de la nada años más tarde nos enteramos
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