ZEUS EL DIOS DE LOS CIELOS
Enviado por sofia.olea.97 • 17 de Octubre de 2016 • Ensayo • 2.475 Palabras (10 Páginas) • 349 Visitas
ZEUS EL DIOS DE LOS CIELOS
Antes de poder hablar de cualquier dios, mounstro o criatura fantástica proveniente de la cultura Griega, debemos definir lo que es su mitología. Se define como tal a cualquier historia que trata de la vida y las hazañas de los dioses, semidioses y héroes de la antigüedad. No todo lo que hay en ellas es mentira o ficción; algunas de ellas están basadas en fundamentos históricos y algunas otras fueron sacadas del Antiguo Testamento. El diluvio de Deucalión puede recordarnos el diluvio de Noé; En los Titanes que escalan el cielo, podemos reconocer a los hijos de los hombres levantando la torre de Babel y la formación del hombre por Prometeo es muy similar al del Génesis.
Cabe aclara que la mitología no tiene su origen en Grecia, sino en Egipto, Fenicia y Caldea. En el año 2000 a.C., Nino, rey de Babilonia, erigió una estatua de su padre en una plaza pública y mandó a sus súbditos a ofrecer incienso y elevar sus plegarias. Influidos por este ejemplos, los pueblos de alrededor deidificaron a sus príncipes, a sus legisladores, a sus guerreros y a sus grandes hombres.
Las pasiones y todos los vicios también fueron divinizados, pero los pueblos de Grecia fueron los que elevaron la Mitología a su mayor esplendor, la adornaron con creativas concepciones y derramaron en ellas las creaciones de su imaginación.
Para ellos era demasiado sencillo lo que era tan sólo natural y los relatos de acciones verdaderas se animaron agregándoles circunstancias extraordinarias y fantásticas. Los pastores entonces, se convirtieron en sátiros y faunos; las pastoras en ninfas; los jinetes en centauros; los héroes eran relatados como semidioses y de un momento a otro un barco que navegaba con sus velas desplegadas se convirtió en un dragón escupe fuego.
Una mujer que había perdido a su esposo y pasaba los días sumida en un llanto inconsolable, aparecía ante sus ojos como una fuente inagotable de desesperanza y de ésta manera la poesía animó toda la naturaleza poblándola de seres fascinantes.
La Mitología, lejos de ser relatos parecidos a la fábula, nos brinda un fundamento de lo que era la historia y las creencias de las naciones que la crearon. Muchos de estos relatos están integrados no sólo con lo bello y lo sublime del mundo, por el contario, podemos topar con dioses cojos, ciegos y vulgares que luchan entre sí y en contra de los hombres; otros dioses que son pobres, desterrados del cielo y que se ven obligados, mientras se encuentran en la tierra, a ejercer oficios de albañil o pastor, quedando ridiculizados en extremo.
Está claro que la Mitología Griega ofrece regularmente relatos que a pesar de ser historias llenas de alegría y fantasía, nos brindan excelentes preceptos y reglas de conducta.
Los Griegos y Romanos dividían a sus dioses en tres clases: los grandes dioses, los dioses inferiores y los semidioses.
- Los Grandes Dioses o Dioses Superiores eran veintidós, de los cuales solamente doce conformaban la corte celestial y podían deliberar en ella: entre las diosas se contaban Hestia (Cibeles), Hera (Juno), Demeter (Ceres), Atenea (Minerva),Afrodita (Venus) y Artemisa (Diana); entre los dioses se encontraba Zeus (Júpiter), Poseidón (Neptuno), Hefesto (Vulcano),Ares (Marte), Apolo y Hermes (Mercurio).
Los otros diez, llamados selectos o dioses escogidos, compartían con las doce divinidades mayores el privilegio de ser esculpidos en oro, plata y marfil y eran: El Cielo o Urano, Saturno, Plutón, Baco, Jano, las Musas, el Destino y Temis.
- Los dioses inferiores o dioses del segundo orden se dividían en dioses campestres, dioses del mar, dioses domésticos y dioses alegóricos.
- Se designaba con el nombre de Héroes o Semidioses a los hombres nacidos de un dios y una mujer mortal o de un mortal y una diosa (como Hércules, Pólux. Eneas), esta denominación se extendió más tarde a hombres que por acciones relevantes merecieron ser admitidos en el cielo, después de la muerte.
Con respecto a esto, hablaremos específicamente de uno de los doce dioses del Olimpo, conocido en la cultura Romana como Júpiter, es el padre de los dioses y de los humanos, pero no siempre fue de esta manera, antes de tener todo este prestigio y honor por parte de humanos, titanes, monstros y dioses, Zeus fue una divinidad de la naturaleza, en específico de los cielos.
Es considerado como el tercer hijo de Rea, nacido en el monte Liceo de Arcadia, tuvo que ser desterrado a la Tierra, ya que su padre Cronos devoraba a todos sus hijos por temor a ser destronado. Su madre, para evitar el terrible destino de su recién nacido hijo, envolvió en pañales una roca y se la dio de comer a su esposo, así Zeus logró salir ileso ante esta situación.
Fue criado por las ninfas Adrastea e Ío y amamantado por la ninfa-cabra Amaltea, por esta razón cuando Zeus logró ser el amo del universo la llevó con él a los cielos, donde ella se convirtió en la constelación de Capricornio. Agregado a esto, uno de los cuernos de Amaltea fue convertido en el cuerno de la abundancia, el cual se llena a medida que se gasta su contenido. A muchas de las representaciones pictóricas de este personaje se le agrega este cuerno y también el ya representativo rayo en mano.
En la sala del consejo del monte Olimpo, Zeus posee el trono más grande y sobresaliente de todos. Éste fue esculpido en mármol negro decorado con oro y debajo de él existen 7 escalones pulidos cada uno con un color del arcoíris, en la parte superior se encuentra una túnica azul brillante la cual proclama su dominio sobre todo el cielo. El manto púrpura de piel de carnero que cubría su trono era utilizado en casos especiales para provocar lluvias mágicas en tiempos de sequía.
Zeus, al observar los fenómenos atmosféricos, como lo son las estaciones, la sucesión del día y la noche, la formación de las nubes, los relámpagos, los rayos y los truenos, se convirtió en el protector de la agricultura, las cosechas y los frutos.
Pero la autoridad absoluta de Zeus no solamente se reducía a cuestiones meteorológicas naturales como las mencionadas, sino que también iba mucho allá y las cuestiones de índole más relevantes para la convivencia y la subsistencia en el mundo como eran el orden y la administración de justicia, también estaban bajo su dominio.
Nada se escapaba de este Dios y todo pasaba por sus ojos y manos, una omnipresencia que podría igualarse a la que se le atribuye a los Dioses de las grandes religiones monoteístas, porque Zeus, estaba en todos lados, presenciando los actos de los dioses y de los hombres y listo para intervenir cuando era necesario, como por ejemplo para purificar a los asesinos, para garantizar que se cumplieran todos los juramentos y los deberes contraídos, y asimismo era el encargado de decidir el bien o el mal de todos sus gobernados.
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