35 Kilos D'espoir

ÁG.7:

Odio la escuela.

La odio más que a nada en el mundo.

Y aún más que eso…

Pudre mi vida.

Hasta la edad de tres años, puedo decir que yo era feliz. Realmente no me acuerdo, pero, en mi opinión, estaba bien. Jugué, vi mi cinta del pequeño oso marrón diez veces, dibujé y me inventé mil millones de aventuras para mi perro de peluche Grodoudou que me encantó.

PÁG.8:

Mi madre me contó que me quedaba durante horas en mi habitación de cháchara y hablando consigo mismo. Por tanto, concluyo que era feliz.

En ese momento de mi vida, me encantó todo el mundo, y yo creía que a todo el mundo le encantaba. Y entonces, cuando yo tenía tres años y cinco meses, ¡bum! escuela.

Parece que en la mañana fui muy feliz. Mis padres tuvieron que bañarse con que durante todos los días de fiesta, "Tienes suerte de cariño, te vas a la escuela grande..." "Mira este nuevo y hermoso mochila de marca Esta es ir a su hermosa escuela!” Y gnagnagna... Parece que no lloré.

PÁG.9:

(Soy curioso, creo que yo quería ver los juguetes que tenían como Lego...)

Parece que me fascinó la hora del almuerzo, comí bien y volví a mi habitación para decirle a mi maravillosa mañana Grodoudou.

Bueno, si lo hubiera sabido, habría saboreado estos últimos minutos de felicidad, porque es lo correcto después de que mi vida haya descarrilado.

-Vuelve, dijo mi madre.

-¿Dónde?

-Pues... ¡a la escuela!

-No.

...