A Puro Pulso
Enviado por criss1989 • 25 de Marzo de 2014 • 1.097 Palabras (5 Páginas) • 415 Visitas
A puro pulso
Hollman Morales
Círculo de Lectores, Santafé de Bogotá, 1996, 261 pág., ilus.
La historia empresarial colombiana en el último lustro se ha visto acrecentada gracias a los aniversarios de las empresas fundadas en las primeras décadas del siglo XX y en la de los cuarenta, las cuales han cumplido entre 50 y 90 años de vida. Se trata principalmente de empresas antioqueñas: Noel, Fabricato, Cadenalco, Coltabaco, BIC, Nacional de Chocolates, Suramericana de Seguros, entre otras. La modernización económica que rigió aquellos años, gracias a la confluencia de distintos fenómenos, entre ellos la sustitución de importaciones impulsada en buena medida por efecto de las dos grandes guerras mundiales, permitió que surgieran y se consolidaran empresas que hoy se encuentran entre las mayores del país. Para la celebración de sus aniversarios, tales empresas publicaron crónicas con su historia, de diversa calidad y alcance, cuya consideración se escapa a esta reseña.
Muchas de esas hoy grandes compañías se originaron en pequeños talleres artesanales que, animados por pioneros visionarios, se fusionaron para conformar sociedades con mayor capital y control sobre las materias primas, la competencia y el mercado. En ellas se cumple lo que cierta teoría clásica planteó para explicar el surgimiento de la industria: la existencia de capital acumulado, las oportunidades del mercado, la disponibilidad de mano de obra dispuesta a alquilarse por un salario, y la existencia de un factor subjetivo denominado usualmente "espíritu empresarial".
Desde los años setenta, la economía colombiana vivió el surgimiento de un empresariado ilegal que con los años, y visto como un solo bloque, se convertiría en uno de los más poderosos sectores económicos del país. Las condiciones que posibilitaron su surgimiento conservan, en abstracto, las variables del modelo clásico. En este caso, el capital originario no provino de heroicas explotaciones auríferas o cafeteras, sino, por ejemplo, del robo de carros o el contrabando. A ello se unió la existencia de un mercado de consumidores de droga con capacidad de compra, la disponibilidad de mano de obra "libre", como la llamaba Marx, originada en excedentes que el mercado laboral formal nunca pudo absorber y en quienes se retiraron de él, atraídos por mejores expectativas de remuneración. Y, por supuesto, un arriesgado espíritu empresarial, dotado de códigos propios, al margen de las normas socialmente aceptadas.
Estos empresarios ilegales, en cumplimiento de su propia "planeación estratégica" y de las leyes del negocio, entraron en abierta contradicción con las estatuidas en la sociedad formal, todo lo cual les permitió construir un emporio que, según las circunstancias, ha adoptado distintos nombres: bonanza marimbera, economía subterránea, dineros calientes, narcotráfico, carteles de la droga, narcoguerrilla. La historia de este "empresariado", ilegal por el momento, todavía pertenece a los anales judiciales, a la crónica policíaca o al reportaje detectivesco. Pero, tal vez en un siglo venidero, este fenómeno económico y empresarial se estudie con la misma fruición con que eruditos norteamericanos y colombianos, a lo largo de varios años, pusieron bajo sus microscopios la industrialización antioqueña, esgrimieron cifras pacientemente reconstruidas, discutieron teorías e hicieron correr ríos de tinta y horas cátedra en aulas, simposios y seminarios académicos.
En medio de esa suerte de batiburrillo entre la gran economía formal y la
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