ARGUEDAS ENTRE LAS REJAS
Enviado por Abelardo Valencia • 26 de Septiembre de 2022 • Ensayo • 746 Palabras (3 Páginas) • 147 Visitas
ARGUEDAS ENTRE LAS REJAS
Caleb Daniel Valencia Limache (Dan)
"Los ojos no sirven para ver los pensamientos" una frase dicha por Jose Maria Arguedas Altamirano, escritor y antropólogo es uno de nuestros máximos representantes del indigenismo en nuestro país, Su trabajo como novelista, traductor y abanderado de la literatura indigena le permitió consagrarse como uno de los escritores más
importantes del siglo XX, resaltando en sus obras la cruel realidad del país donde hay mucha diversidad pero a la vez hay hostilidades y discriminaciones entre unos y otros, vinculando al mundo andino con el mundo occidental.
Sabemos que José María Arguedas era una persona mestiza, que vivió en dos mundos diferentes, pero siempre le dio mayor interés al mundo andino debido a que era el más desvalorizado. José María Arguedas tuvo una mirada profunda a la literatura ya que en sus obras, plasma todos sus sentimientos y todo lo que vivió en sus tiempos. Por estos y otros motivos debemos valorar la importancia literaria de José María Arguedas, y el presente ensayo fue elaborado con ese propósito.
Para él, nuestro país engloba una infinidad de culturas y lenguas. Inspirándose en ello con el propósito de cambiar al país a través de la literatura. Pues muchas personas no tenemos aún claro que todos somos iguales, que todos somos peruanos, que tenemos un mismo pasado histórico y glorioso que marcó el destino de nuestro país.
En la obra El Sexto, cuenta las experiencias de Gabriel durante su prisión en la conocida cárcel limeña. La fetidez, el aspecto sombrío, el envilecimiento de la persona son las notas primeras que diseñan la forma de la cárcel y su mundo cerrado. Esa realidad –que no es paisaje natural– cosificada en el volumen oscuro de la cárcel, lo incita al recuerdo de la infancia serrana, bajo el sol brillante que fustiga el campo. El Sexto, erguido y voluminoso, se le asemeja un monstruo que tritura a sus huéspedes imperturbablemente.
En diálogo con Cámac, su compañero de celda, sindicalista minero, intuitivo y serrano como él, Gabriel aprende las más claras lecciones sobre la cárcel y la vida. En la tabulación de las costumbres carcelarias, de la conducta de los reclusos, y de las amistades y los odios, entra en juego un conjunto de apreciaciones y sentimientos pertinazmente serranos. La intuición y el sentimiento, la reminiscencia y la furia despojada de doctrina, hermanan a estos hombres en su percepción del país como secuencia de espacios , y como espacio con profundidad, en el prisma de base rectangular que es el Sexto y todo el Perú. La vida carcelaria debería ser entonces una experiencia compartida, más, puesto que en ella se revelan igual que al microscopio los vicios y virtudes del país, Gabriel descubre que el suyo, como el problema de los otros políticos, no es un caso personal, no es un caso de conciencia, y sin embargo está anegado de individualismo.
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