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Alfonso El Sabio Y La Economía Dirigida - 3 Parte


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2012  •  945 Palabras (4 Páginas)  •  439 Visitas

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En el siglo XII, durante la detención de la frontera, castellanos y leoneses tuvieron que trabajar para vivir. El fermento y el ejemplo por ellos recibido de los emigrantes ultrapirenaicos, de los mozárabes, de los mudéjares y de los judíos, conjugados con la necesidad de proveer al aprovisionamiento de las nuevas ciudades y de sus términos, fueron dando nacimiento a grupos de menestrales que trabajaban por encargo, y fueron dando origen a distintos grupos de comerciantes que completaban la labor de los obreros.

No cabe parangonar estas incipientes artesanías locales con los movimientos industriales o mercantiles contemporáneos de occidente. Esos grupos de menestrales, tenderos y merchantes conocieron pronto, sin embargo, las costumbres gremiales ultrapirenaicas y comenzaron a asociarse.

Se asociaban con fines religiosos, de asistencia social o de saneamiento del oficio. Los menestrales lo hacían para fijar el precio de sus menesteres, para conseguir que solo pudieran trabajar en su oficio quienes ellos recibían en sus “compañías”; y los mercaderes lo hacían para determinar a cuánto habían de vender la vara de paño y cada unidad de las otras mercaderías.

A la par, otros merchantes se lanzaron al acaparamiento y a la reventa, incluso de productos alimenticios y de materiales para la construcción. Y naturalmente los menestrales y merchantes al “cotearse” (acordarse) para elevar el monto de los jornales y de los precios de las mercancías, contribuían a aumentar el precio de la vida. Al cerrar sus cuadros a los extraños y negarse a difundir el conocimiento y la práctica de su arte, impedían el desarrollo industrial y comercial de Castilla.

En fecha imprecisa Alfonso VIII (1159 – 1214) había iniciado una política económica proteccionista, prohibiendo la saca del reino de algunos productos esenciales para su aprovisionamiento y riqueza. Fernando III, en 1250, había procurado poner coto al desarrollo gremial que favorecía el alza del costo de vida. Pero fue Alfonso X quien intentó remontar la pendiente de crisis con una serie de medidas que se escalonan a lo largo de su reinado. Se entremezclan las disposiciones proteccionistas e intervencionistas.

Pero esa serie de sabias medidas, muy llenas de modernidad, si frenaron la carestía temporalmente, no provocaron el trueque de la silueta económica del reino y llegaron en cambio a perpetuar algunas de sus tradicionales formas de vida.

Para poner un dique a la carestía: Alfonso X estabilizó la moneda luego de devaluarla, fijó y unificó en lo posible las pesas y medidas y dictó en las Cortes de Jerez de 1286 una severa ley de tasas, de tal pormenor que raya la minucia.

En ella se fijaba el precio de los productos de la agricultura, de la ganadería y de la minería; el de las mercaderías nacionales y extranjeras, obras de las más variadas y diversas industrias; y el de jornales y trabajos de los oficios más distintos .

Como no fue suficiente, el Rey Sabio completó la ley con

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