Autoridad Espiritual
Enviado por danielalema • 5 de Febrero de 2013 • 881 Palabras (4 Páginas) • 5.955 Visitas
Resumen: Libro Autoridad Espiritual, Watchmman Nee
Primera parte: La autoridad y la sumisión
Nuestras autoridades tienen la autoridad que únicamente Dios les dio, y están puestas para servir a Dios. “Los hechos de Dios proceden de su trono y éste se fundamente en su autoridad, todas les cosas son creadas por la autoridad de Dios y todas las leyes físicas del universo se mantienen por esta misma autoridad” (Watchmman, 1978). La autoridad de Dios representa Dios mismo. Satanás se convirtió en lo que es hoy, cuando él sobrepasó la autoridad de Dios, ofender la autoridad de Dios es una rebelión muchas más grave que la de ofender su santidad, y fue su rebelión lo que Dios condenó. No podemos servir desobedeciendo a nuestras autoridades.
Para tener la autoridad de Dios tenemos que someternos a ella con todo nuestro corazón. Y la autoridad de Dios se ha manifestado al mundo por medio de la iglesia. Se debe recordar que la mayor exigencia es que le obedezcamos, porque solo la obediencia honra completamente a Dios, pues solamente ella toma a Dios como su centro. Sin embargo para lograr esto es necesario suprimir el “Yo” de nuestras vidas. Al servir no debemos buscar trabajo que hacer, sino más bien buscar que es lo que Dios nos está enviando hacer.
Solamente el que esté bajo autoridad puede ejercer autoridad. Toda acción que es deficiente en la obediencia es una caída, y todo acto de desobediencia es rebelión. No hay autoridad sino de parte de Dios; todas las autoridades han sido instituidas por él. Al hacer una investigación en todas las autoridades hasta llegar a su origen, invariable-mente terminaremos en Dios. Dios está por encima de todas las autoridades Y todas ellas están bajo él. Al entrar en con-tacto con la autoridad, entramos en contacto con Dios mismo. Debemos, por lo tanto, aprender una lección, que la obediencia sea nuestra primera reacción. No hay nadie que obedezca a la autoridad de Dios sin que la misericordia de Dios descanse sobre él. Aprendamos, por lo tanto, algunas lecciones: 1. Tengamos un espíritu de obediencia. 2. Practiquemos la obediencia. 3. Aprendamos a ejercer la autoridad delegada.
El verdadero servicio es iniciado por Dios. Cuando el hombre sirve bajo la autoridad de Dios, es aceptado debido a eso mismo. El fuego extraño tiene su origen en el hombre; y no requiere conocer la voluntad de Dios ni obedecer su autoridad. Es enteramente hecho por el celo del hombre y termina en la muerte. Si ocurre que nuestro servicio y trabajo están cada vez más muertos, es tiempo de que le pidamos a Dios que nos ilumine para ver si servimos en el verdadero principio del servicio, o si lo hacemos según el principio del fuego extraño. Cada vez que el hombre se pone en con-tacto con la autoridad delegada de Dios, se pone en contacto con Dios, quien está en esa persona. Pecar contra la autoridad delegada es pecar contra Dios. Nadie que siga la razón podrá andar
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