CHARTIER, Roger. El rey desacralizado.

Reseña de: CHARTIER, Roger. El rey desacralizado. En: Espacio público y desacralización en el siglo XVIII. Gedisa, Barcelona, 2003.

Roger Chartier, uno de los principales representantes de la última generación de la escuela de los Annales e interesado en la historia cultural e intelectual de Francia, ha desarrollado en compañía de Robert Darnton la obra titulada Espacio público, crítica y desacralización en el siglo XVIII: Los orígenes culturales de la revolución Francesa. Esta obra se desenvuelve en ocho capítulos, de los cuales, el sexto que corresponde al título ¿El rey desacralizado?, que es del que trataremos en esta reseña.

En este capítulo, Chartier plantea el tema de la “desacralización del rey” de Francia, como proceso de deslegitimación de la procedencia divina de la corte y el cambio paulatino en la representación del rey. Este proceso de “desacralización” se da a partir del siglo XVII y se prolonga hasta el siglo XVIII  en el que se establecen múltiples cambios en los rituales y en la representación que había implementado la corte Francesa. De acuerdo con lo anterior, Chartier argumenta que estos cambios generan un distanciamiento entre el monarca y el pueblo, que tendrán consecuencias en aspectos políticos, religiosos y sociales como la revolución Francesa.

De esta manera, Roger Chartier desarrolla sus planteamientos a partir de la pregunta ¿Cuáles son los procesos  y sus causas para comprender la ruptura de la representación del rey con su pueblo?

Para desarrollar la hipótesis, el autor explica que existe la articulación de varias cronologías que permiten comprender el “desencanto simbólico” que separa al rey de lo divino, y que hizo posible, las revoluciones que ridiculizaron por medio de la imagen y la palabra, al rey borracho, al rey demente, al rey puerco, y en el que luego, se establece la ejecución del soberano destituido, y la destrucción de sus dos cuerpos, el físico y el político. De esta manera, la coyuntura se da a partir de los cambios de los rituales y representativos que comienzan en 1610 cuando Luis XIII cambia el orden de los rituales y se genera un choque a la construcción que articulaba la publicidad de las ceremonias y la demostración del misterio de la monarquía. Así mismo,  Luis XIV sigue este proceso en el que abandona los rituales de estado no volviendo hacer entrada real desde 1660, y no asistiendo a las sesiones solemnes del parlamento después de 1673.

De esta manera, El autor expone que este proceso de desacralización de la monarquía se presenta  a partir de dos aspectos fundamentales:

1. Los malos discursos

El autor plantea que en 1789 el afecto de los franceses por su rey se mantenía, es decir, los cahiers de doleances (cuadernos de quejas) estaban llenos de alabanzas hacía el rey gobernante Luis XVI. Sin embargo, esto no quiere decir que hubiera una aceptación simbólica, porque ya para este periodo la representación del monarca está fisurada, en los cuadernos de 1789 se reconoce el desencanto simbólico que separa al rey de lo divino. Las palabras hostiles en contra del rey comienzan a aparecer a partir del siglo XVII, pero tienen su mayor efecto en el siglo XVIII, cuando el propio rey es acusado y se vuelve blanco de amenazas, en el que denuncian a través de “carteles sediciosos”, los dichos de la calle y los escritos espontáneos exhibidos en las paredes, también atentados como el de Damiens contra Luis XV. Esto trae como consecuencia el aumento en el control y vigilancia hacía la población creando un resentimiento hacía las actitudes del rey.

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